CAPÍTULO OCHO

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〘Domingo - 01:40am〙

Brenda sacó una cubetera con hielos del freezer para envolver los cubitos con un repasador. Ciro se encontraba apoyado contra la mesada de la cocina, su vista fija en el piso pero su mente todavía seguía en la pelea de hace unos minutos. Seguía sin poder creer que Ramiro pasara de ignorarlo a defenderlo de los comentarios molestos de Maxi. Esas eran las pequeñas cosas que lo mantenían interesado, aunque para ser sinceros, viniendo del castaño cualquier gesto lograba enamorarlo cada vez más.

—Se fue al carajo Maxi. Espero que mañana te pida perdón por lo menos —mencionó la chica acercándose. Le apoyó el hielo en el pómulo mientras fruncia el ceño. Estaba indignada—. Se re pasó con el alcohol.

—Igual yo también le pegué —se encogió de hombros.

—Porque él empezó.

—Estas cosas pasan, a veces se nos cruzan los cables y nos agarramos entre nosotros —dijo Ciro tranquilamente—. Ya estamos acostumbrados a estas peleas, no significan nada.

—Entonces son dos idiotas —resopló Brenda—. Los amigos no hacen esas cosas. Al menos no los sanos.

—Ya sé..

Era consciente que no estaba bien el tipo de relación que tenía con Maxi, que no era normal o sana pero, ¿qué podía hacer? Era lo único que tenía. Maxi y sus otros dos amigos eran los que lo acompañaban a las jodas o boliches cuando se sentía mal y quería despejarse. No tenían charlas muy profundas pero al menos se distraía y se reía cuando estaba con ellos.

Era lo mejor que iba a conseguir.

—Entonces..—empezó a decir Brenda, esta vez más animada y con una expresión traviesa—, con que Ramiro, eh.

—¿Qué? ¿Ramiro qué? —intentó no mostrarse tan alarmado como se sentía.

¿Por qué lo estaba metiendo en la conversación?¿Qué tenía que ver él? Prefería volver a hablar sobre su amistad tóxica.

—No sé, decime vos —parecía emocionada por alguna razón y eso lo asustaba—. Él no se mete en quilombos ajenos, es raro que haya saltado por vos.

—Es raro, sí —estuvo de acuerdo.

—¿Y? —insistió.

—¿Y, qué? —no entendía a dónde quería llegar Brenda. Parecía una charla de locos.

—Me di cuenta de cómo se miraban cuando se alejaron, y mirá que vos a mi me gustas, pero tenía unas ganas de que se besen ustedes dos" —ella se sinceró mas alegre que antes—. Decime, por favor, que él es tu amor prohibido. Los shippeo fuerte.

—No, ¡cómo va a ser él! —se puso a la defensiva. Ciro se alejó de Brenda evitando que se diera cuenta de su incomodidad—. A mi no me gustan los pibes, sino no te hubiera besado a vos.

—Ah, me pareció entonces —dijo Brenda ante su reacción, lo mejor sería no presionarlo demasiado—. Igual si estuviera en tu lugar le diría a esa persona prohibida lo que siento, sea quien sea. Capaz te llevas una linda sorpresa.

Entrecerró los ojos aún de espaldas a ella, Ciro quería creer que no le estaba dando la razón como a los locos y que de verdad se había tragado eso de que no le gustaba Ramiro. Volvió a darse la vuelta, Brenda parecía más seria ahora, todavía con un aura alegre pero ya no estaba alterada con la idea de que su cuñado era su persona secreta.

SERENDIPIA || (Desastres #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora