CAPÍTULO NUEVE

667 87 58
                                    

〘Domingo - 01:47am〙

Marina siguió a su ex hasta la sala, estaba molesta porque, según ella, le habían pegado a su hermano por culpa de Ramiro, por provocar a Maxi.

—¿Y qué querías que hiciera? —Ramiro se volteó cansado, estaban en un rincón para no llamar tanto la atención—. No podía quedarme tranquilo escuchando las pelotudeces que decía.

—Quedarte callado, ignorarlo, no sé —hizo ademanes con sus manos—. Pero lo hiciste enojar y se la agarró con Ciro.

—Yo no tengo la culpa de que Maxi sea un agresivo de mierda, no lo obligué a pegarle a nadie —aclaró el castaño—. Y no sé por qué de repente te preocupa lo que le pase a Ciro, con todo lo que me dijiste de él debería darte igual.

Sinceramente no la entendía, un día le decía que el chico era una mierda de persona y después se enojaba porque alguien le pegaba.

—A pesar de todo es mi hermanito, no voy a permitir que se metan con él —la chica se cruzó de brazos, firme en su postura.

—Marina, yo fui el único que saltó por Ciro cuando lo estaban molestando, ni siquiera vos hiciste el intento por defenderlo. Así que no me vengas ahora con que por mi culpa alguien le pegó porque yo sí me preocupé por él, en cambio a vos te chupó un huevo verlo incómodo, no hiciste nada por sacarlo de esa situación —trató de mantenerse sereno a pesar del enojo que estaba sintiendo por ser culpado injustamente.

—No hice nada porque no quería armar bardo, estábamos tranquilos jugando, quería que siguiéramos así. Ciro sabe cómo defenderse solo, si él no le dijo nada a su amigo por algo es —Marina sabía que su ex tenía razón, pero le costaba admitirlo. Era demasiado orgullosa—. Si Maxi y vos no se hubieran peleado no habría pasado lo que pasó.

—Bueno, pensá lo que quieras, si te deja más tranquila saber que fue mi culpa, quedate con eso. Ya está, fin del tema —Ramiro ya se había hartado de esa discusión sin sentido que no los llevaba a ningún lugar.

—No me des la razón como si estuviera loca, hablemos de esto, no sirve de nada guardarnos lo que pensamos.

—Que irónico que justo vos me digas eso —mencionó Ramiro—. Que cada vez que me dejas te guardas los motivos y nunca me decis nada.

—Estás mezclando todo —protestó ella.

—Es que es así, Marina. Vos no me aclaras nada, y al final yo no sé si hago las cosas mal, si querés experimentar con otras personas, si me estás boludeando o si simplemente te gusta verme atrás tuyo pidiéndote para volver a estar juntos.

—No digas eso, me haces quedar como la mala y no es así —negó enseguida Marina—. Tengo mis motivos para querer alejarme, deberías apoyarme y no echarme todo esto en cara.

—Hace cinco rupturas que te vengo apoyando, Marina. Estoy cansado de andar atrás tuyo para que me digas siempre lo mismo, me cansé de volver con vos y estar todo el tiempo pensando que en cualquier momento me vas a dejar otra vez —él la quería mucho pero esto ya se estaba tornando insostenible—. Si por lo menos me dijeras qué hago mal para que te sea tan fácil dejarme, yo lo cambiaría.

—No sos vos el problema, mi amor, lo soy yo. Sabes que te quiero —quiso acariciar su mejilla pero Ramiro se alejó soltando una risa desganada.

—No me tires el típico: no sos vos, soy yo —se quejó Ramiro—. Decime la verdad, creo que lo merezco.

—No puedo...perdón —contestó Marina angustiada, se veía que en cualquier momento se echaría a llorar.

Ramiro negó con su cabeza, era agotador seguirle el paso, tratar de alcanzarla cuando claramente ella buscaba alejarse. No estaba seguro de cuál era su objetivo, porque lo apartaba pero después volvía como si nada y se comportaba como si estuviera todo perfecto. No lograba comprenderla. No podía ayudarla así.

SERENDIPIA || (Desastres #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora