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No recuerdo en qué momento sucedió. Mientras iba caminando a casa son la silenciosa compañía de Jimin, mi cerebro no dejaba de cuestionarse sobre lo que me tenía irritado. Tal vez fue la desesperación o el miedo a la ignorancia lo cual me provocó un llanto repentino.

Mis lágrimas salieron sin consentimiento. Sin embargo, no fue hasta que Park Jimin me detuvo y me hizo verlo a los ojos, cuando me di cuenta de ello.

Me aparté bruscamente de él. Sus ojos y la cercanía entre nuestros cuerpos me intimidaron. Sentía una revolución en mi físico y una desquiciada idea en mi mente me reveló la impureza a la cual temo. En mi cabeza, la imaginación sacudió el poco bienestar que me quedaba ese día: pensé, como en las pocas películas y series que había visto, en juntar mis labios con los de Park Jimin.

Delirio de estar contigo (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora