𝐼

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– Presentando a su alteza real, Joaquín Bondoni Gress, príncipe de España.

Las puertas se abrieron y caminé hacia el balcón saludando amablemente y con una sonrisa en el rostro. La multitud gritaba y aplaudía.

Chicas y chicos gritaban mi nombre intentando llamar mi atención.

No. Yo no era esto.

– es hora de entrar, su majestad.

Mi guardia principal mencionó y asentí, despidiéndome con una sonrisa.

– buenos días, mi bello príncipe – mi madre se acercó y besó mi frente.

– buenos días, mamá – me encogí de hombros.

Reina Erina Gress de España. Mi madre.

Ha gobernado el país por más de siete años sola desde que mi padre falleció. Ahora quiere esperar a que termine la universidad, no falta nada más que un año y ella me dejó en la libertad de escoger terminarla aquí o en otro país.

Decidí alejarme de casa por un año y viajar hasta México. Siempre quise conocer el país del que tanto nos hablaba mi madre pues ella es de ahí. Mi padre había hecho un viaje político hasta dicho país y la conoció, se enamoraron y se casaron un año después.

Pasando a mi. Nací y crecí en España, todo lo que me rodea siempre ha sido este país, sin embargo nunca crecí con el acento de este lugar sino con el de mi madre. Las palabras quizás las tenga en la boca pero el acento español jamás se impregnó.

Lo agradezco, me siento raro y para mi lo raro es bueno. Te hace único.

También algo que puedo decir me hace único en la realeza es que soy abiertamente gay al mundo. Todo España y quizás el resto del mundo, si es que ven televisión, sabe de mi orientación sexual y es algo que no me avergüenza.

Pero también es un arma de doble filo.

– hoy nos visitará el príncipe de Italia – mencionó la reina

– madre, no necesito casarme.

– hijo, debes tener un prometido. Así cuando regreses de México tomarás tu lugar como rey. – habló

– no quiero un esposo. Podré gobernar España por mi cuenta. Justo como tú lo haces.

Mi madre suspiró y ambos nos detuvimos frente a la puerta que guiaba al salón real.

Fue abierta anunciando la entrada de la reina y del príncipe. Caminamos mientras todos hacían una reverencia. Me incomodaba un poco todo esto realmente.

– reina Erina, le presento al príncipe Maurizio Ambrose – el muchacho de cabello castaño lacio y cinco centímetros más alto que yo hizo una reverencia ante mi madre y mía.

– mucho gusto príncipe Maurizio, le presento a mi hijo el príncipe Joaquín – sonrió amablemente posando su mirada sobre mí.

– príncipe Joaquín, permítame halagar su belleza el día de hoy – soltó y apreté los labios intentando no soltar una carcajada.

Por Dios, veo las intensas ganas que tiene de follarme pero soy activo, esto no va a funcionar.

– muchas gracias príncipe Maurizio. – solté mirando a mis uñas mucho más interesado en ellas que en el hombre frente a mi.

– ¿me acompañaría a un paseo por su bello jardín? – preguntó con una encantadora sonrisa

– sí, por supuesto – sonreí arrogante, le iba a dejar en claro que mi culo no lo tocaba nadie.

Mi madre sonrió y pidió que nos dejaran a solas en el jardín.

Ambos estando afuera comenzamos a caminar luego de haber ignorado el brazo que trataba de darme para que me colgara a él.

– Maurizio no se si lo habrás notado pero no te dejaré darme por detrás. Soy yo quien da y si tú no estás de acuerdo con eso, esto no funcionará. – sonreí mientras arrancaba una florecita blanca de uno de los arbustos del enorme jardín.

El príncipe italiano se quedó sin palabras y con el rostro rojo de vergüenza.

– bueno, será mejor que regresemos. Gracias por la aclaración. – soltó

– no hay de que. – reí y ambos regresamos al palacio.

Nos despedimos y sólo le informé a mi madre que no congeniamos bien, si le decía todo lo que yo le había dicho al príncipe se infartaría y me prohibiría el viaje.

No podía permitirlo, en una semana sería el viaje a México, estaba tan cerca de alejarme de la realeza por un año que ya no aguantaba de la emoción.

Una vez en mi habitación corrí a donde había dejado mi celular, revisé el FaceTime de éste y marqué al número de siempre.

– príncipe Joaquín de España, que milagro hijo de puta. – soltó mi mejor amigo Christian.

– cállate idiota, no traigo los audífonos – ambos reímos

– joder Joaquín, ya te he dicho que siempre te pongas los jodidos audífonos que luego digo cosas que podría escuchar tu madre. Más cuidado tío.

– ya, ya, no me regañes. – quité la corona delgada que se encontraba en mi cabeza y la dejé en donde las demás

– ¿qué tal te fue hoy? ¿Tu madre llevó algún tío buenazo? – sonrió pícaro

– sí ¿puedes creer que me veía con ganas de follarme? – solté con una risa

– ¡joder, macho! ¡Es que te dije que te veías como un pasivo a más no poder! – soltó una carcajada

– ¡óyeme baboso, no! – me reí otra vez

– a ver tío, ¿qué dijo después? – preguntó nuevamente intrigado

– se puso rojo y se fue.

– ¡mierda, hubiera pagado por ver eso!

Dos horas de risas entre Chris y yo fueron suficientes para continuar con mis labores diarias en el palacio así que tuve que abandonar la llamada y seguir con mi vida.

Así es, la vida del príncipe y próximo rey de España: Joaquín Bondoni Gress.

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Próximamente: agosto 2020

royalty: the prince; emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora