Dolor

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Bakugo se acercó a mi preocupado, caí en el piso y le mostré la carta.

—esto no puede ser...desgraciados...—corrio hacia donde estaban los chicos y yo lo seguí. 

Llegamos y Midoriya estaba en suelo llorando mientras Uraraka lo calmaba preocupada.

—¿que pasó?

—m-mi...mamá...mi mamá murió envenenada...–deku puso sus manos sobre su cabeza y lloro con más fuerzas.

El rubio tocó el fuego con ambas manos, de pronto vino un viento leve pero parecía que estuviera susurrando, después de eso la castaña callo de rodillas al piso y comenzó a llorar.

Bakugo hizo lo mismo y de sus ojos salieron lágrimas.

—no...no...¡¡no!! ¡¡No!!—no se sabía lo que le pasaba pero me preocupe mucho. 

—¿que...?

—m-mis padres...¡no...!–Uraraka agacho su cabeza mientras lloraba.

Suspire tristemente y me senté en el suelo lentamente.

—l-los...mios...también—comence a llorar y luego mire al oji rubí.

—...mataron...mataron a mi mamá...—decía el rubio con la voz quebrantada y el ceño totalmente fruncido.

Ninguno podía calmar a otro...todos estábamos destrozados, habíamos perdido a seres queridos.

—¡¡hijos de puta!!—grito sin importarle nada—¡sigamos!—katsuki se levantó rápidamente y seco sus lágrimas.

—¿a-ahora...?—lo miro ochako.

—no se si sea una buena idea...no estamos en condiciones...

—es verdad...pero...¡nosotros fuimos elegidos para esto! ¡Lo aceptamos! ¡Ahora debemos seguir! Es lo que a ellos le hubiera gustado...hay que cumplir nuestra labor, cueste lo cueste...no debemos dejar que maten a otras personas...¡me duele mucho esto, pero debo ser fuerte...debemos ser fuertes! Por algo nos eligieron...no se ustedes pero yo...me vengare de esos mal nacidos–apretó sus manos y agachó la cabeza aguantando unas lágrimas.

—te...apoyo...–me levante y lo tome de la mano—tienes razón...debemos seguir...—seque mis lágrimas y levante mi cabeza.

—¡yo también! No dejaré que otras personas mueran!–el pecoso se levantó mientras lágrimas aún caían de sus ojos.

—igual yo...no me quedaré aqui sentada—dijo mientras se levantaba del suelo.

—b-bien...¡vamos!

Caminamos y caminamos sin parar. Aveces yo caminaba un poco hacia atrás para llorar, aveces lo hacía Uraraka...Midoriya, pero Bakugo...siempre iba al frente.

Seguimos así por tres días, sin descanso. Por mi parte ya habia superado la muerte de mis padres pero...aun dolía.

—bakugo...—me acerque para tocar su hombro.

—descancemos—se detuvo bruscamente—por allá hay una cueva, descancemos allí.

Lo seguimos, salimos del bosque para encontrarnos con una gran montaña. Era alta, arriba se podía ver nubes las cuales eran oscuras como si estuviera a punto de llover.

—no me digas que...

—así es...nos toca un gran camino por delante.

Caminas hacia la cueva pero la castaña se había quedado mirando hacia las nubes, le llame la atención me miro y corrió hacia mi.

Unidos por los elementos (Bakugo x Tú) [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora