𝓱𝓮'𝓼 𝓪 𝓵𝓸𝓿𝓮𝓻

1.6K 130 47
                                    

Yeosang amaba a Seonghwa y Seonghwa amaba a Yeosang.

O por lo menos así lo era.

Yeosang y Seonghwa se conocieron demasiado jóvenes e impetuosos. No sabían que era la vida y tan solo jugaban a sobrevivir en el caótico mundo en el que les tocó nacer. Yeosang en un hogar violento de constante rechazo por parte de su madre sin una figura paterna, donde siempre su progenitora repulsiva le decía que fue un error y que todas esas alucinaciones eran un invento suyo de su rota cabeza para llamar la atención. Seonghwa en cambio tratando de huir de un ambiente desequilibrado que lo ataba a ser perfecto por su abuelo y donde su madre no tenía ni voz ni voto, solo era un mueble más de la casa. Presiones por aquí, rechazo por allá. 

Yeosang con sus tiernos quince años apenas estaba dejando de ser un niño y Seonghwa solamente huía, actuando temerariamente a sus cortos diecisiete años. Fue por pura serendipía disfrazada de miedo que Seonghwa encontró a Yeosang sangrando y sollozando bajito en el parque al que el mayor solía escapar. Ese día había ido corriendo hasta allá con una la ceja partida y sudando casi sin aliento cuando por unos de los arbustos que bordeaban al parque de la quebrada escuchó miseros lamentos que se perdian  con el cielo pintado en tonos rosas y violetas, brisas frías de otoño y la serenidad del pueblo por la tarde. Yeosang había sido maltratado por su madre y huyó hasta ese lugar tan solitario para pudrirse en su miseria y la humanidad perjudical de Seonghwa no le permitió dejar a ese pequeño chico agonizando en soledad.

Ambos descubrieron en el otro un extraño y cálido sentimiento que nunca en sus vidas ninguno había sido capaz de experimentar con claridad en medio de las tormentas que ambos vivían día tras día. En el momento en el que Yeosang escuchó la preocupada voz de Seonghwa acercarse lentamente o cuando Seonghwa observó aquella mirada llorosa llena de sentimientos desgarradores que lograron colarse en lo más profundo de su mente y corazón aunque hubieran sido tan solo efímeros segundos, supieron que eran esa extraña necesidad que los atormentaba cada día al abrir los ojos,que eran la pieza faltante del caótico rompecabezas al que llamaban vida. Que eran con lo que podían llenar ese tan triste espacio en sus corazones que los perturbaba al derramar las miles de lágrimas dolorosas casi a diario. Supieron que necesitaban de la compañía del otro aunque aún fueran jóvenes y tontos. Porque Seonghwa salvó a Yeosang y Yeosang quería salvar a Seonghwa.

Con el pasar de los días dejo de ser otoño, pasó a un invierno helado pero cálido para el par de ingenuos enamorados. Se encontraban a escondidas para seguir alimentando ese impulsivo amor que era retenido solamente por el miedo y la oscuridad del pasado de ambos. Pero llegó a un punto en el que fue demasiado fuerte y dejó de ser una simple chispa surreal y se convirtió en una flamante llama de pasión que los consumía sin piedad. Logró matar toda oscuridad y sufrimiento que alguna vez fue su única compañía. Era una necesidad el verse, tocarse y amarse como si fuera el último día, sin importar las consecuencias que eso conllevaba. Cada beso,cada caricia, cada mirada, cada palabra era como un toque al cielo, una visita al paraíso,un escape de la cruda realidad. Era simplemente una explosión de sensaciones inexplicable para ambos que deseaban que dure para siempre. Y así con el ímpetu de la juventud y del amor huyeron de aquel pueblo. Hogar y cuna de ambos pero también seno de sus mayores miedos y pesadillas que por más que recen a todos los dioses librarse de aquellos males jamás se irían. Tomaron ropa,dinero y comida, encendieron el viejo auto del abuelo de Seonghwa y se largaron hasta la capital con anillos dorados decorando sus dedos anulares y un acta de matrimonio.

Por que sí, Yeosang no tenía ni dieciocho años y ya estaba casado, huyendo a lo desconocido sin mirar atrás. Estaba tan cegado por el ferviente amor a su mayor que cuando Seonghwa le pidió casarse con él y huir después de tener sexo en la playa a la mirada del sol naciente el muchacho aceptó sin pensarlo dos veces. Se casaron dos semanas después y huyeron el siguiente día listos para llegar al éxtasis de la tan adictiva felicidad. Esperando que perdure así para siempre.

Llegar a la capital no fue tan lindo como creían, tuvieron demasiados problemas. Más de los que podían contar. Fue un golpe de realidad fuerte y bajo que no veían venir. Aún así después de mucho tiempo de sobrevivir a base de comida de tienda de conveniencia y vagar por las calles en el auto, ya dañado, lograron conseguir algo bueno. Fueron encontrados por la tía de Yeosang, una mujer adorable,amable y adinerada,demasiado adinerada para su propio bien; Taeyeon el pasaje a mejor vida de ambos. Fue tal vez que la desgracia se convirtió en suerte cuando la madre de Yeosang haya agradecido tanto que por fin se quitó la carga de encima que le significaba el muchacho en una conversación por teléfono con su hermana y Taeyeon por lo que escuchó lo pudiera localizar de alguna manera en la concurrida capital. Y lo logró. Ella les ofreció ayuda, les dio un techo y un lugar en la universidad. Fue un ángel caído del cielo, un maldito milagro entre tanto desorden.

Los días pasaron rápido y en un abrir y cerrar de ojos Yeosang ya había cumplido veinte años, vivía en una acogedora casa rústica y familiar, tenía un buen trabajo y Seonghwa igualmente. Se despidieron de Taeyeon en cuanto ya estaban en la posibilidad de vivir por su cuenta. Se convirtieron en el matrimonio modelo del cual Seonghwa presumía en el trabajo y que todos envidiaban. Era perfecto en todos los aspectos, sin embargo y desgraciadamente no fue permanente. Con el pasar del tiempo aquella ardiente llama que reinaba en sus corazones poco a poco se fue apagando y las cosas dejaron de ser tan impecables para ellos pero para los ojos del mundo lo seguían siendo.

El trabajo estaba consumiendo lentamente a Seonghwa y Yeosang empezaba a sentirse solo. Paulatinamente la distancia comenzó a ser mas grande. Hasta volverse un oscuro vacío.

La primera vez que le contó a Seonghwa como se sentía debido a su ausencia el chico se disculpó y prometió mantenerse más cercano a él. Esa fue la primera de miles de promesas vacías. La segunda vez que se lo dijo solamente respondió que estaba cansado y que lo hablarían a la mañana siguiente, sin embargo la promesa quedó en palabras por que se fue llamado más temprano de lo usual. Y la tercera fue la peor, Seonghwa le gritó que estaba harto,que se tendría que aguantar y un millón de cosas más que Yeosang se repetía entre lágrimas envuelto en las frías sabanas, recordando su miserable soledad. Esa noche se desveló llorando y no pudo dormir por tres días por que su cerebro reproducía las palabras de Seonghwa como un disco rayado cuál máquina de tortura. 

La indiferencia y la frialdad crecieron exponencialmente hasta llegar al punto irreversible en el que su relación se volvió irreconocible de como era par de años atrás. Las peleas eran más de las que podían contar y las lágrimas se volvieron a derramar por lo que alguna vez creyeron que jamás les haría daño. Hasta que la impotencia lo llevó a apenas tener el valor para mirarlo de frente sin sentirse tan insignificante y terminar en una distancia inimaginable con quien alguna vez llamó el amor de su vida.

Eso nos lleva al disfuncional presente, en donde Seonghwa apenas pasa en su hogar y Yeosang espera cada día con vanal perseverancia, recibiendo a cambio indiferencia y dolor qué por amor está dispuesto a aguantar. En un presente en donde Yeosang llora inconscientemente mientras recoje la chaqueta de Seonghwa y la abraza para consolarse superficialmente.

Pobre Yeosang, si tan solo supiera la cruda verdad que se esconde a sus espaldas.

𝐌𝐈𝐍𝐄 ❛𝓢𝓮𝓸𝓷𝓰𝓼𝓪𝓷𝓰❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora