𝓱𝓮'𝓼 𝓪 𝓫𝓲𝓽𝓬𝓱

876 80 31
                                    

El tiempo es engañoso y es algo de lo que Yeosang siempre ha estado seguro. Es el rey de las ilusiones y de la incertidumbre, es distorsionado y confuso, los objetivos se veían lejanos al pensar en lo que parecía un futuro tan distante como las estrellas pero el tiempo una vez en manos se convertía en fina arena que resbalaba rápidamente entre los dedos. Desde que tiene uso de razón las cosas han funcionado así para él,las manecillas del reloj siempre se movieron exageradamente rápido frente el pequeño Yeosang le guste o no, sin haber una razón en específico. Pero no recuerda que alguna vez el tiempo hubiera sido tan veloz como lo era esta vez. Parecía que se deshacía de lo fugaz que pasaba, los días transcurrían en un parpadeo y de alguna forma era desesperante aunque tuviera todo bajo un aparente control perfecto.

No supo en que momento ya habían pasado cinco meses y ya era incapaz de sentirse dañado o de siquiera sentir. Cinco meses y Seonghwa ya había dejado de ser su objetivo principal, sino un bonito chico pequeño de hebras claras y voz juguetona que visitaba casi todos los días en el club. Ni siquiera se dio cuenta de cuando fue que pasó de estar escondido en el garaje observando a Seonghwa sonreír como un tonto a su celular a estar sentado en una de las barras intercambiando ocasionales miradas coquetas con Hongjoong a la distancia, en medio del caos nocturno de bar. Cinco meses y se sabía al revés y al derecho donde estuvo,estaba y estaría en bello Kim a quien tanto aborrecía y anhelaba al mismo tiempo a este punto. Cinco meses y ya no sabía cuanto se había torcido su vida.

Recuerda aquel Martes de otoño en el que al finalizar los típicos encuentros entre Seonghwa y Hongjoong ya no siguió de vuelta a casa a un distraído Seonghwa sino decidió acompañar a Kim silenciosamente hasta que el reloj marcase las tres de la madrugada y Hongjoong descansara plácidamente en su hogar. Al día siguiente lo mismo, y así sucesivamente hasta saberse los horarios del chico de memoria. No fue fácil, la casa de Hongjoong quedaba al Sur de la ciudad y la vida de este era mil veces más desordenada que la de Seonghwa sin embargo pudo arreglárselas como para saber todo de Hongjoong sin la necesidad de haber tenido que intercambiar una sola palabra con el joven.

Pero no podía seguir así por siempre, debía actuar por que Seonghwa a pesar de estar ya relativamente más tranquilo seguía insistiendo como un niño caprichoso en conseguir pruebas de que estaba siendo acosado y eso era una fuerte amenaza para él. Ya no podía seguir manteniéndose en segundo plano o terminaría siendo atrapado por Seonghwa y su maldita inteligencia conducida por miedo. 

Recuerda el día en el que entró al bar aunque Park no estaba ese día, vistiendo como no lo había hecho en años luciendo irrealmente atractivo dispuesto a lo que nunca creyó que haría. Tomar el corazón de alguien más. Siempre estuvo seguro que su corazón le pertenencia a Seonghwa y viceversa, nunca se imaginó con el corazón de alguien más y mucho menos si era con las intenciones y contexto en el que estaba, por que nunca existió nadie más que él en su vida. Siempre estuvo seguro de que estaba hecho para Seonghwa, que estarían juntos para toda la eternidad y que nunca se acabaría ese supuesto amor eterno que alguna vez se juraron bajo la luz de la Luna en su caótica juventud. Pero Yeosang estaba equivocado o tal vez ambos lo estaban pero para Kang las promesas son lo más importante, debía cumplirlas cueste lo que cueste y él prometió hacer hasta lo imposible por Seonghwa por el simple hecho de ser suyo. Si es que en eso entra engaño por engaño justificado por gotas de amor ciegamente sediento de atención.

Entre cuerpos sudorosos y el embriagante olor a alcohol encontró a aquel bello ser que Seonghwa tanto adoraba luciendo jodidamente precioso con suaves pero brillantes colores adornar sus afiladas facciones, perlas y cadenas decorar la seda de su sensual vestimenta y una coqueta sonrisa dibujada en sus rosáceos labios mientras movía seductoramente sus caderas como un maldito profesional destacando entre la multitud. Con la fuerza de voluntad que nunca tuvo y que ni siquiera supo de donde sacó se acercó al joven y bailó con él como nunca lo había hecho, observando cada pequeño movimiento que el otro hacía. Desde las pequeñas sonrisas coquetas ladeadas  que de vez en cuando le lanzaba hasta sus bruscos pero sensuales movimientos que lo caracterizaban. El tiempo pasó volando y el agraciado joven se retiró exhausto y cubierto de sudor con una vivaz sonrisa en el rostro.

𝐌𝐈𝐍𝐄 ❛𝓢𝓮𝓸𝓷𝓰𝓼𝓪𝓷𝓰❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora