Si entre filibusteros supimos entendernos...
no hace falta abandonar la embarcación,
venga.
El tiempo vivido en altamar, las tempestades y tantos tifones
verdad es que herrumbraron el navío, negarlo sería asunto de necios.
Hoy veo que a usted aquel miedo a morir de sed e inanición bajo un Sol que no tiene brújula siempre la horrorizó más que cualquier refriega,
pero no más que el ser sepultada sin su bandera y bajo una tumba de corales.
Por mi parte, he de decirle que permaneceré grumete de este buque. Sobrevivir aconsejado por corazonadas en una nave a la deriva es lo único que sé hacer desde que renuncié a la vida formal, pero sobreviví.
Me gané aquel derecho, y desde entonces puedo fumar un poco de tabaco, puedo beber del buen vino, puedo amarrar este navío al puerto que me plazca, abastecerme y luego retirarme para jamás ser vuelto a ver.
Puedo robar libros de las bibliotecas más alejadas habidas en los países más recónditos, pues pocas horas más tarde estaré varios kilómetros Mar adentro.
Y así pasará otra noche, entre licor, hojas, charlas y recuerdos.
Soy joven y por joven, un simple grumete. Pero he demostrado más coraje que usted, he vivido más desventuras que usted, he sufrido más que usted, las mareas han sobado este cuerpo muchas más veces que el suyo; y sin embargo jamás he regalado una pulgada en ninguna contienda.
Solamente se ha consolidado mi carácter y tal vez, se han tostado mis maneras al Sol.
Pero no entiendo por qué, usted, que ha sido tan arrojada y decidida, ahora huye.
¿Por qué alguien desearía romper con el acta?
¡usted juró quedarse! ¡no puedo comprenderlo!
Si hemos repartido botines,
curado nuestras heridas
e incluso hemos sabido
beber de la misma copa.
Pero si así lo desea,
entonces así se hará.
No habrá para usted pena alguna por quebrar el Charte Partie.
No habrá consecuencias en su vida personal más que las que implique una readaptación social.
Sí, es verdad.
Supongo, sin temor a equivocarme, que retomará alguna aburrida rutina, y se relacionará con los mismos simplones mediterráneos de siempre, esos que pueden hallarse bajo las piedras de cualquier continente.
Pero recuerde que el amor más puro es aquel criado en el despojo,
aquel que ha sabido permanecer indemne aún entre las olas,
recuerde el nombre de este barco
pues aquí podrá encontrarme siempre,
y recuerde que en cualquier biblioteca en la que falte un libro podrá usted encontrar una reminiscencia de lo que fuimos.
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Cosmic Drop
No FicciónDiecinueve poemas escritos a lo largo de diecinueve sesiones de ácido.