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Hoy su madre la lleva de compras.

Me puse feliz por aquello.

Y ella también.

Su madre le alegra saber que quiere salir.

Le va a comprar ropa.

Su ropa es demasiado vieja.

Ella no se queja... Es más, le gusta la idea de salir con su madre.

Le gusta la idea de ser involucrada en algo.

Han hablado en todo el trayecto.

Su mente no ha hablado.

Eso es bueno.

Llegan al centro a ver ropa.

A ella le gusta una que otra cosa.

Su madre la mira con un brillo en los ojos.

Le dice que se lo pruebe.

Ella niega con una sonrisa.

Pero la lleva igual.

La ropa que se prueba le queda hermoso.

Ella es hermosa.

Se mira al espejo.

Es un lindo vestido.

Le queda muy lindo.

Sonríe y sale a mostrárselo a su madre.

Su madre aplaude como niña y le dice que está hermosa.

Se sonroja.

Su madre se aleja para buscar algunas cosas.

Veo unas chicas que la miran.

La miran divertidas y comienzan a reírse de ella.

Se da cuenta y lentamente camina hacia el vestidor.

Veo como se siente.

Se siente intimidada y gorda. Las mira bellas y flacas. Con buen cuerpo.

Entra al vestidor pero su madre llega a tiempo.

Y a propósito.

Caigo.

Su madre se da cuenta y le dice lo valiosa que es.

Al fin... Al fin alguien le dijo lo que tanto quería decirle.

Le dice que es hermosa y que aquellas estaban tan flacas como un palo.

Ella se ríe y nuevamente se mira al espejo.

Le gusta como se ve.

Y a mi también me gusta como se ve.

Cuando las lágrimas caenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora