Agotamiento [Adultez]

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Hola... solo una cosa, como dato curioso, Apolo dentro de muchas cosas, junto con otros dioses es un dios de la elocuencia y bien... como nunca antes, en este capitulo si que se nota, así que llenate de paciencia, porque ese hombre una vez empieza a hablar, no hay quien lo calle

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Huyendo de todo y sabiéndose perseguido, terminó de esconderse detrás de un roble, maldiciendo que de sus manos se soltaban las flechas. Le costaba sujetarlas, el disparo exacto al hombro qué le hizo alguna de ellas, parecía afectarle como si fuera un mortal más, pero finalmente logró sujetar la flecha y jadeando cerró los ojos. Necesitaba centrarse, debía callar su mente para poder oír el lugar. No tardaría en llegar y debía estar listo o sería su presa y por una vez, sabía que debía huir de ella, esta vez debía hacerlo.

Apretó los dientes y esperó, pero su mente era un ruido constante, se oía llamado, se aturdía a si mismo entre recuerdos y realidades, pero negaba y por esos segundos era capaz de oír la paz del bosque. Tragó con fuerza y esperó sobresaltado cuando oyó los pasos llegar y cesar de golpe. Le tembló el pulso y contuvo el aliento, esperando no tener que hacerlo, porque de atacarla juraba por todo lo que era sagrado, que tiraría a herirla

Su contraparte revisaba el lugar, con armas en las manos y con toda su atención, vigía al menor de los ruidos miró el sitio en su búsqueda, pero en aquel lugar no parecía estar, aunque podía sentirle, no veía su aura, pero por tenue que fuera lo rodeaba, después de todo no es que pudieran no tener aura, no siendo dioses, así que esa suave y sutil aura bastaba como para sentirle en ese sitio o tal vez sus ansias por encontrarle y acribillarle a flechazos, la engañaban y no estaba ahí... alcanzó a suponer retomando su camino pendiente de todo, pero justo cuando casi continúa su rumbo, un ladrido fue la maldición del uno y la furia del otro que cargó su arma

"Por si algún día me necesitas, solo debes, decirle que me busque, él siempre sabrá encontrarme"  le había dicho cuando se lo dio y ahora mismo como se maldecía de haberlo hecho. Sabiéndose cautivo, el dios sonrió, negando a la ironía de la vida y desesperado de saberse sin escapatoria, terminó por soltar a reír al ver llegar al can que aullaba a su señora, para decirle que le había encontrado. Por instinto Apolo soltó arco y flecha cuando la vio abrirse paso entre la espesura del bosque y arbustos para verlo.

Letal, amenazante y desconfiada de él, le miró a unos metros a la vez que sus cazadoras emergían, pero ellas no importaban, solo ella, siempre ella... esta vez odiándole como tanto había prometido no hacer hace tanto... A los ojos de Artemisa casi le pareció que su hermano había perdido el juicio cuando solo miró al perro, la vio a ella y volvió a reír antes de quejarse cuando una de sus cazadoras le dio captura tirando un lazo a su cuello.

Inmóvil en su sitio, Artemisa solo le vio, él ni siquiera se resistió a ello, eso no era lógico, le habían dado persecución por días, varias de las suyas estaban ahora mismo heridas por sus disparos, infectadas con enfermedades que solo él podría curar y ahora, de repente, tan dócil como no era, se dejaba capturar

-Déjenle- ordenó Artemisa cuando atado de manos, pies y cuello una de ellas tiró con suavidad para que avanzara- yo lo llevo, ustedes regresen al campamento- recalcó sin apartar la vista de él, siendo obedecida de inmediato por la cazadora que le entregó la soga- estás deplorable, ¿Qué pasó con el gallardo hijo dorado de Zeus?- burló ante su estado, cuando se quedaron a solas, pero no obtuvo respuesta, ni a esa, ni a ninguna de sus provocaciones; Apolo solo la miró sin expresión alguna- mi grupo odia a los hombres, no nos agrada tenerlos cerca, tú lo sabes... pero jamás hemos sacrificado a ninguno... hasta ahora- renegó retomando el camino con él siguiéndola

Apolo y Artemisa: Una vida contigo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora