Mía [Adultez]

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Muerto, despedazado y ya sin rastro o rasgo de humanidad alguna, era una escena dantesca que cualquiera vería con horror, cualquiera menos él. Para Apolo, aquella era una imagen digna de ser plasmada en la más majestuosa arte de alguna de sus musas... por allá, cerca al árbol todavía se podía ver los rasguños de los perros en los troncos salpicados de sangre que al notar, le hizo pasarse la lengua por los dientes, gustoso de lo visto.

Recordando de nuevo lo que ocurrió, de cuclillas tocó la tierra y césped con sangre seca y si es que era posible, esa sonrisa solo se amplió más y con lentitud se levantó para ir a casa... su trabajo en ese lugar estaba hecho y eso le llevaba con su hermana

-¿Qué ocurrió?- dudó Apolo como si no lo supiera cuando entró al templo de la cazadora que seguía recogida en su camastro abrazándose las piernas con la vista fija en su arco en la otra punta del camastro y casi con culpa volvió a verlo

-Ellos lo mataron- musitó con apenas voz- ellos lo hicieron... fueron ellos, no yo... ellos- repitió abrazándose a sí misma antes de hundir el rostro en sus rodillas

-Pero tú, les diste la orden- añadió eso que ella no quiso oír, pero contrario a eso, se sentó con ella que se tapó los oídos- era necesario, Artemisa, no puedes arrepentirte de tus actos- insistió apoyado en sus hombros logrando que lo mirara tras unos segundos- somos dioses, hermana mía, refutarnos a nosotros mismos les da derecho a ellos a cuestionarnos- se explicó y la mirada fija en él fue toda la respuesta que obtuvo- fue por tu integridad, Artemisa, cualquiera sabría entender, fue en defensa propia- abogó por callar su consciencia

-No soy una asesina, ni siquiera cuando cazo, me esmero porque no sufran, tenga una muerte rápida y digna y a veces algunos hasta escapan y es un digno rival- interrumpió echándose el cabello hacia atrás rozando la mejilla en la diestra de su hermano

-Si lo somos- contradijo de golpe secando las lágrimas que escocieron los ojos de la diosa ante esa verdad que en ese preciso momento se negaba a creer- escúchame bien, si lo somos- recalcó tomandola del mentón para que no volviera a hundir el rostro en sus rodillas- hemos matado desde los 4 días de vida, pero jamás por diversión, jamás porque sí, siempre ha sido en defensa y cualquiera por protegerse haría lo mismo, no puedes arrepentirte de haberlo hecho, ni ahora, ni nunca- casi que le ordenó y la dejó apoyar la cabeza en su hombro y exhalar pesadamente. Solo le rozó el cabello con calma

-Tuviste que estar ahí... sus gritos, su agonía, los gruñidos, el sonido de la carne desprendiéndose... y... y yo solo me quedé ahí, viendo lo que hacían, pude detenerlos, que aprendiera la lección con solo heridas, darle una oportundiad, pero solo vi- bramó molesta que ahora le afectara lo que con tanta satisfacción había visto ocurrir- dime ¿por qué cierro los ojos y vuelvo a oírlo? Y ya no se siente bien... ya es una pesadilla constante, así ha sido todo el día- renegó volviendo a abrir los ojos

-Tal vez fue un poco excesivo- dedujo con tranquilidad- pero no pienses en ello, él se lo buscó- concluyó dejándole un beso en la frente casi triunfal de oírla exhalar aliviada como para dejarla ahí y salir tomando unas hojas de laurel y aceite de palmera que le extendió después de volverlo brebaje- bébelo y trata de descansar, en unas horas ni siquiera recordarás que algo así pasó- le prometió y solo le sonrió cuando su hermana entrecerró los ojos casi sospechando de él- ¿vas a beberlo o no?- insistió tras unos segundos que le sostuvo la mirada antes de tener que apartarla y esperar que bebiera

-¿Viste el lugar?- dudó de nuevo sin apartarle la vista; sin mirarla siquiera Apolo le afirmó, tomó el cáliz y salió de ahí dejándole dicho que dejara de pensar en eso

Días más tarde Artemisa estaba viéndolo volver al lugar. Algo tramaba, algo ocultaba su hermano, pero seguía sin saber que podría ser... pero viendo el mismo lugar del que ya no quedaba más rastro que los zarpazos de los canes, su hermano parecía revisar en busca de algo y eso la llevó a alcanzarlo de repente para sobresalto suyo

Apolo y Artemisa: Una vida contigo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora