Molestos Intereses [Juventud]

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FELIZ AÑO A TI Q ESTÁS AL OTRO LADO DE LA PANTALLA!! deseo de todo corazón que este año sea prospero y supere con creces el 2018, nos leemos chau ^-^

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¿Dónde podían estar sus cazadoras? Se preguntaba Artemisa recorriendo el bosque en su búsqueda. Sus perros de cacería le indicaban el camino, pero, sus pensamientos iban más allá, jamás le había llegado tarde, eran puntuales, leales y esta mañana al llegar faltando unos minutos para las 7, estaba el bosque en silencio. Esperó y no llegaron... miró a su alrededor y siguió esperando hasta hartarse y salir a buscarlas

Insubordinadas ninfas, días así recordaba que eran ninfas, alegres, delicadas, danzantes, bromistas, coquetas... no, sus ninfas no eran coquetas, se corrigió negando con la cabeza, eran feroces cazadoras, exigentes y tampoco eran ninfas, eran cazadoras, sus cazadoras, se recordó y reprendió también por acusarlas mal, no por habérseles olvidado su reunión tenía que acusarlas de ser igual que las otras, ¿pero dónde podrían estar?

Vagó por el lugar sin rastro alguno y con el tiempo empezó a preocuparse de no encontrarlas, ni siquiera las oía ¿y si les había pasado y por haber ido a llevar la noche no se dio cuenta? Aceleró el paso y justo antes de asustarse y perder los estribos, sus canes aullaron y echaron a correr y ella tras ellos, esquivando ramas, troncos y raíces salidas, necesitaba verlas, verificar que estaban bien, porque si algo les había pasado, no se lo perdonaría; en su mente imaginó cosas atroces que podrían hacerle a sus cazadoras si las encontraban pero rechazaba la idea recordándose que eran cazadoras y sabían defenderse, ella misma les había enseñado, estaban bien, ¡tenían que estarlo!

Se detuvo en seco cuando uno de los perros ladró y corrió hacia ellas, estaban en el claro bañándose y hablando entre risas, reían, notó la diosa, solo eso necesitaba saber para tranquilizarse, ¡POR ZEUS COMO LA HABÍAN HECHO PREOCUPARSE!, se acomodó el arco en el hombro y bajó con ellas. Sin decir una palabra se acercó y a su vez las fue silenciando a las ninfas medida que la notaban.

Rápidamente palidecieron recordando su compromiso para ir a cazar el venado dorado que habían visto y que Hades le había pedido a Artemisa para Cerbero, las risas cesaron y muchas se pusieron de pie; Artemisa las revisaba una a una verificando su bienestar, parecía que todas estaban perfectas, solo despistadas como para haberla dejado plantada, pero bien. Las que estaban dentro del agua se apresuraron a tomar su túnica y ponérsela para salir de la laguna y presentar respeto con las manos juntas y la cabeza baja haciendo una ligera reverencia; finalmente solo se escuchó el sonido de la pequeña cascada y un grupo de novatas que estaban al otro lado del claro de luna que hablaban emocionadas, a ellas se acercó la diosa

Alcanzó a oír dos de ellas, una que aseguraba ser verdad lo que hablaba y otra que la contradecía, algo habían visto, "le he visto, te digo que así fue"  juraba y le extrañó cuando las otras tres se silenciaron mirando tras ella a la diosa, giró y perdió el habla levantándose torpemente igual que sus tres amigas, para reverenciar a la diosa, que las miró unos segundos sin expresión alguna antes de sonreírle y acariciarle el mechón de cabello que le caía sobre el hombro

-¿Qué has visto?- quiso saber con amabilidad Artemisa y la menor solo miró a las demás haciendo sonreír a la luna al ver como otra le empujaba suavemente para que respondiera

-Yo... venía hacia acá- le contó jugando con las manos- escuché un ruido y fui a ver, eran ninfas del rio, nada nuevo... seguí mi camino y me crucé, ¡no! De hecho no, pero si vi, aunque él no me vio- divagó estrechando su túnica con nervios o emoción, temió la diosa que endureció el gesto al oír la referencia "él", si le había parecido adorable la historia hasta ese momento, en ella solo quedó preocupación y una expresión severa porque terminara su relato; otra de las pequeñas ninfas tras la niña susurró un "ve al grano", a lo que la aprendiz de cazadora afirmó y concluyó-... a su hermano, por el bosque de las dríades- le contó y pese a que el gesto de Artemisa fue de extrañeza, al menos exhaló aliviada- ellas no me creen, porque es de día y pues... él... debería estar llevando el sol, pero sé lo que vi y sé que es él... digo... no es que le haya visto, pero tiene que ser, se parece a usted- se explicó torpemente y la risita infantil de las otras tres se escucharon- o tal vez fue el arco, como sea, creo que era su hermano señora- concluyó de nuevo y esta vez sí se quedó callada con las manos juntas y la vista al suelo

Apolo y Artemisa: Una vida contigo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora