Confrontación [Roma]

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Por todo el cosmos ¿Qué se necesitaba para que hubiera silencio? Su día había sido detestable y al llegar solo había querido encerrarse en su templo y que ellas se quedaran en la fogata dejándole silencio y paz. Habría ido al Olimpo, pero allá, seguro era más ruidoso que ahora y aunque no pudiera sentir dolor, empezaba a creer que era capaz de vivir una jaqueca. Se frotó los ojos antes de oír flechas. Bramó con fuerza, solo eso le faltaba, riña de cazadoras

Se levantó y con fuerza salió de ahí gritándoles la orden de "SILENCIO" que dejó a todas inmóviles. Pasó la mirada por cada una de ellas esperando ser informada de tan irritante situación, ninguna habló, todas parecían intimidadas, eso estaba bien, eso les recordaría que aunque pasara tiempo con ellas, seguía siendo una diosa y si decía no querer ser interrumpida, pobre del ser que turbara su paz. Lentamente las vio reverenciar y bajar la guardia

-¿Qué ha pasado?- demandó finalmente ante el silencio que tanto le dolió romper, nunca antes recordaba haber disfrutado tanto del silencio como en ese momento

-Señora...- titubeó su jefe de tropa- usted dijo que no quería ser interrumpida, evitábamos que la alterara- se explicó torpemente; la diosa solo frunció el ceño- lamento que escuchara eso, pero era inevitable, ahora puede que en lugar de evitarle un mal rato a usted, debamos lidiar con la molestia de dos deidades- renegó apretando los dientes; la diosa solo se frotó los ojos y bramó odiando tanta palabrería, adoraba a su comandante, pero cuando no sabía cómo decirle algo se volvía insufrible y no estaba de humor para ello- intentábamos hacer que volviera por dónde llegó- finalizó y la tez de la cazadora perdió colores volviendo a abrir los ojos alerta a ella- volvió- resumió todo

Su tiempo se detuvo de inmediato, alcanzó a abrir la boca, pero al cerró de inmediato y su rostro se tornó carmesí antes de gritar furiosa como para quedar sobre su delicada túnica verde manzana, su armadura con el arco en la espalda y las dagas con que despellejaba en las manos. Armada volvió adentro dejándoles la orden de irse todas de ahí, ante un respingo conjunto todas las cazadoras se fueron de ahí cuando dejaron de oír los pasos de su diosa dentro del templo

¿Dónde? ¿Dónde estaba esa alimaña? Renegaba con cada paso dado alerta a todo, era tan parecida a uno de sus perros de cacería siguiendo un rastro, ¡iba a darle cacería!, juraba por todo lo que era sagrado que así lo haría y con altivez empuñó de nuevo su daga al notar una antorcha al final del templo, en su claro de luna, ¿es que acaso no era capaz de pasar 5 minutos en oscuridad? No, claro que no, burló y hacia allá fue deteniéndose antes de entrar.

¿Por qué estaba ahí? Dudó oculta tras una de las columnas consciente que ese, era su baño, ella podía pasar horas dentro del agua al terminar sus días, eso no podía ser coincidencia y no fue nada bueno lo que pensó. Sus teorías solo la indignaron más, apretó los dientes y al menos agradeció que el baño estuviera repleto de vapor. Le costaría distinguir algo entre tanto vapor, pero ella conocía el lugar de memoria como para poderse mover con total normalidad, así que podía hacerlo y evitar verlo, aunque seguía indignada de creer eso un intento de llegar cuando ella estuviera dándose un baño

-¿Qué haces aquí?- fue el frívolo saludo de la diosa a su hermano cuando la cazadora le llegó por la espalda y le dejó la daga bajo el cuello- tú no tienes permitido entrar a esta lugar, ni siquiera acercarte a este campamento- le recordó cada segundo más molesta de verle interesado en ignorarla- ¿tienes algún respeto por lo ajeno? ¿Quién te dijo que podías entrar a mi templo y a mí claro de luna? La has contaminado- renegó asqueada de saber un varón en el mismo lugar dónde ella se bañaba, pero igual mantuvo la vista al frente reacia a verle siquiera. Solo sintió el rostro arder cuando la diestra de su hermano la tomó de la muñeca

-Cierto, pero los baños suelen tomarse principalmente por limpieza, luego por ocio y necesitaba un baño- burló y sintió el filo de la daga hundirse en su cuello, haló para que aflojara- deja eso, solo vine a decir hola, ¿tan malo es?- insistió codeándose en el borde de la pila de agua- linda baratija por cierto- comentó de repente para distraerla con algo más y le enseñó el colgante con dije en forma de constelación que ella le arrebató de inmediato

Apolo y Artemisa: Una vida contigo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora