[XXII] Venganza

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Sarada me había echo llamar a la Hacienda Hokage para informarme de  lo que le habían sacado a Hako en el interrogatorio, cuando me dijo que habían confirmado que ellos fueron los asesinos alce una ceja, ya que los hilos de cada suceso en los pueblos y delitos venían de la misma banda no me sorprendieron, aún así echaba de menos a mi padre, por lo que cuando salí de allí fui directo a casa, allí me esperaba Sasame ya que sabía que me iba a reunir con Sarada, a parte el mal nacido de Ryogi daño a Sasame casi quemando la viva, iba a vengar la muerte de mi padre y que le hayan hecho daño Sasa.

Cogí algunas cosas  y sin decir nada salí de casa, en busca de alguna pista de donde podría estar el jefe de la banda Mujina.

Pero cuando me iba a encaminar en buscar alguna pista Koroko apareció delante mía sonriendo con una amplia sonrisa.

¿Qué quieres Koroko? No te bastó con joderme en aquel momento. -Le pregunte con sumo cabreo. -

Quiero matarte Shikadai. -Dijo con una aura tranquila. -

En esto me lanzo un kunai con la punta impregnada en un veneno mortal, por suerte lo esquive a tiempo de que me rozara el hombro y salió corriendo saltando de tejado en tejado, lo seguí a toda prisa, me llevaba por los tejados y por los sitios menos concurridos que podía transitar la gente, al final llegamos a una fábrica abandonada en la cual se metió  aprisa, yo hice lo mismo estando alerta por si volvía a atacar, caminando por los oscuros pasillos de esta, oía su voz.

Shikadai fui yo el que manipuló todo, desde el principio, la muerte de tu padre, los delirios de tu madre, el secuestro de tu querida "amiga", que fueras atrapado por Hako aquella vez, todo. -Sonó su voz con eco por todo el lugar. -

Avanzaba con paso decidido agudizando el oído para ver de donde provenía la voz de ese viejo asqueroso, no más ví una puerta de una gran habitación, entre allí para ver si estaba y la puerta se cerró de golpe dejando ver una silueta alta y delgada.

¡¿Koroko!? ¡Dejate ver viejo! -Exclame alterado. -

Jajaja claro ahora me dejó ver. -Dijo entre risas. -

Al final salió de las sombras enseñando una sonrisa enorme
en el rostro.

Pero este paro en seco mirándome detenidamente aún sonriente, en ese mismo momento agarro su cabellera gris y tiro de su pelo.

En ese momento su cuerpo empezó a engordar hasta ser una bola de grasa con patas, un hombre enorme se hizo presente, tenía la piel blanca casi translúcida, el pelo rubio cortado de una forma extraña y los ojos azules.

tu eres el jefe de la banda Mujina... -Dije sin quitarle la vista de encima. -

Si soy Shojoji y fui yo quien asesino a tu padre me comí su cerebro y después asesine al anciano Koroko Jajajaja. -Se echo a reír a carcajadas. -

Serás....  -Mal dije dejando escapar algunas lagrimas por mi rostro. - ¡Acabare contigo! -Exclame furioso. -

Shojoji se movió a una velocidad increíble dándome un golpe haciéndome volar hasta quedar incrustado en la pared de la estancia, escupí un hilo de sangre, y frunci el ceño limpiandome con la manga del suéter largo; Pegue un salto acabando de cuclillas en el suelo y entonces comencé a atacar pero utilizaba una técnica de viento para repeler mis kunais y shuriken.

Descarte totalmente lanzarle armas arrojadizas, por lo que solo me quedaba  mis jutsu de posesión de sombra y el Byakugou como ultimas armas.

Comencé a hacer sellos alargando mi sombra para poder atraparlo pero con un movimiento me atrapó  haciendo fuerza pero lo  que hizo a continuación me quedé en shock, abrió totalmente su boca desencajado su mandíbula para empezar a morder mi cabeza intentando hacerla a añicos.

Tuve un pequeño forcejeo pero al  final con un sutil golpe lo  aparte como pude y me aleje de el todo lo que  me permitió el espacio de la habitación. Al momento volví  a hacer unos sellos volviendo a extender mi sombra, ya me había cansado.

¡Jutsu de las sombras: Zarzas arbóreas! -Exclame sonriendo. - Te tengo...

Las sombras en forma de zarzas lo rodearon de inmediato comenzando a hacer presión en su cuerpo, proporcionándole Cortes profundos y que se le clavaran las espinas de estas, en eso deje que el sello del Byakugou se exparciera por todo mi cuerpo mostrando así un flujo de chakra visible para Shojoji que solo podía mirar como avanzaba hacia el, de a poco enfunde mis manos en chakra y comencé a darle golpes por todos lados rompiéndole cada fibra muscular y los tendones, después más zarzas aparecieron alrededor mío y en eso volví a darle un golpe haciendo que cayera al suelo allí, lo agarre y comencé otra vez a darle golpes pero esta vez aumentando más el chakra de mis puños, Shojoji gritaba de dolor por cada hueso roto,, cuando ya deje de oír  sus gritos de dolor me separe de el sin quitarle la vista de encima pero cuando me separe intento agarrarme pero de pronto una jaula en forma de cuadrado apareció a su alrededor, entonces mire hacia mi izquierda pidiendo ver un pelo naranja y en su cuello la banda de Konoha colgada.

¡Sasame! -Exclame aliviado, cayendo de rodillas. -

En eso unos anbus aparecieron para llevarse a Shojoji, mientras Sasame se acercó a curarme.

Al rato desperté muy cansado en una cama, la habitación ers blanca tanto las paredes como el suelo, gire un poco mi mirada e intente apoyarme para sentarme pero no lo conseguí tenía todo el cuerpo adormecido por el esfuerzo y el consumo de chakra del Byakugou, allí en una silla se encontraba mi madre que cuando vio que abría los ojos pego un grito me abrazo, Sasa descansaba en mi regazo dormida ya que se pasó toda la noche en vela desde que me ingresaron.

Cuando noto que me intentaba mover despertó y se acercó a abrazarme, mi madre hizo lo mismo.

Lo conseguí... -Susurre de últimos. -



Ahogado •Nara Shikadai•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora