[I] La desaparición del cabeza del clan

323 22 3
                                    

Al oír de los labios de mi madre que mi padre había desaparecido me invadió un previo ataque de ansiedad, mirando con dolor a los ojos Jade de ella, que todavía se encontraba llorando, haciendo unas breves pausas entre sollozos para recuperar el aliento y controlar los nervios, que le habían entrado al escuchar por un Joujin tal noticia, otro sollozos más notorio por parte de mi madre en aquella Sala se hizo más notorio haciendo que despertará de aquel trance en el que había entrado minutos antes, en eso mi madre a duras penas pudo decir alguna cosa que otra.

Shikadai dejame sola por favor. -Dijo sin mirar al Nara a la cara. -

Pero madre yo.. -me intente rehusar para no dejarla sola,en la sala. -

¡Vete! -Exclamó esta vez con enfado. -

Por mi parte aunque no quería, hice caso a lo que dijo y subí a mi habitación cerrando la puerta detrás de mi, tirándome así a la cama poco abajo, quedando pensativo por lo acontecido mientras que abajo no dejaban de cesar los sollozos de mi madre rota por dentro.

Comenzó a entrarle sueño por lo que mis ojos iban cerrándose poco a poco hasta quedar totalmente dormido hasta que dieron las 19:00 de la tarde, al despertar mire al reloj por lo que me levante de un salto y me acerque a ver a mi madre, esta se había quedado dormida de tanto llorar, cogí una manta y la arrope con esta dejando que descansará su malestar. Mientras que ella dormía plácidamente me dispuse a ir a la Hacienda Hokage para saber el por qué de la desaparición tan repentina de mi padre, de seguro que sabían algo al respecto.

Al rato abrí la puerta del despacho encontrandome con el rostro de asombro de Sarada y la cara sin expresión de Mitsuki, parece que hablaban algo importante, pues esperaba que fuera la desaparición de mi padre.

Sarada quiero saber que ha pasado con mi padre. -Fui directo con ella, no me andaría con rodeos, de hecho nunca he sido de dar rodeos. -

Sarada al escucharme hablar con ese tono y actitud, no se impresionó ya que nos conocíamos de niños, Mitsuki por su parte solo sonrió con su habitual sonrisa,nunca me inspiró confianza.

Claro.. shikadai De hecho eso era de lo que estábamos hablando ahora mismo Mitsuki y yo. -Dijo la Uchiha apoyando su gran pecho en en escritorio. -

¿Y bien? -Me límite a decir sin más. -

Pues resulta que esta en disparadero desconocido, no han dejado ni huellas ni nada, su rastro de chakra también ha desaparecido, no hay forma de dar con el Shikadai. -La mirada de la Uchiha fue fría como ella misma. -

Eso es imposible tiene que haber algo Sarada, algo por pequeño que sea. - Dije para convencerla o para convencerme a mi mismo más bien. -

Shikadai -Me llamó el Albino de ojos dorados. - tranquilo

Por un momento lo miré con odio o con rabia, por lo que ni si quiera respondí ni opté por mover mi cuerpo, solo me quedé allí escuchando la palabra tranquilo. Dentro de mi se batallaba mis ganas de emprender la búsqueda por mi propia cuenta y otra el dejar que los anbu lo encontrarán pero al no saber nada me encontraba con la manos vacía, sin tener nada con lo que empezar.

Tu técnica no funcionaría y eso es lo que estabas pensando hacer. -Habló finalmente la Uchiha, para volverme a la realidad. -

Respire hondo y fuerte conteniendo toda la rabia, las ganas de llorar, de golpear algo y lo único que pude hacer era marcharme de allí sintiéndome imponente ante la situación, pasaron los días y seguía cuidando de mi madre, haciendo los quehaceres de la casa y demás cosas, así estuve hasta que decidió ignorarme por completo como si no estuviera o existiera nunca.

Opté por irme a vivir a una casa dentro del complejo Nara ya que incluso mi madre ni si quiera se molestaba en hablarme, por lo que cogí mis cosas y fui a aquella casa no sin antes obtener la llave de dicha casa, una vez allí deje las cosas en la entrada y observé por un momento cada recoveco de la estancia de la entrada, todo estaba lleno de polvo, cosas de poco valor amontonadas, telarañas por cada sitio que paraba mi vista por lo que di un gran suspiro.

A esto le hace falta trabajo, que fastidio joder. -Mi rostro dio su habitual cara de fastidio pero comencé a limpiar sin más remedio. - Si quiero vivir aquí tendré que arreglarla, en fin vamos a ello.

Al cabo de unas horas tenía todo limpio, pues me dispuse a darme un respiro sentandome en la sala de estar medio encogido sacando chepa con cara aburrida, ¿Y ahora que hago? me pregunte posando mi frente contra la mesa soltando un suspiro. Al rato decidí irme a duchar para tranquilizar los nervios que me acallaban en forma de lágrimas amenazando en salir y recorrer mis mejillas, bajo el agua no se notaria por lo que allí en completo silencio comenzaron a emanar de mis ojos con rabia, solo podía esperar,solo eso.

La desaparición del cabeza del clan mi padre solo me traería un enorme dolor de cabeza y una agotadora desesperación.

Ahogado •Nara Shikadai•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora