Elisabeth
Llegué a mi apartamento con una mezcla de entusiasmo e ilusión y un temor enorme. Dejé escapar una gran bocanada de aire de mi boca y me tumbé en el sofá tras haberme quitado aquellos zapatos endemoniados. Me dolían los pies y la cabeza y una parte de mí me gritaba que ir a la editorial había sido una gran pérdida de tiempo. Pero me negaba a aceptar aquella posibilidad. Aún no estaba preparada para desechar mi sueño.
Cerré los ojos durante un momento y decidí olvidarme del tema hasta que recibiese la llamada de la editorial con la respuesta definitiva.
Mi calma fue súbitamente interrumpida por el sonido de mi teléfono móvil. Hice una mueca y me obligué a levantarme para ir al recibidor y coger el aparato que había dejado sobre un pequeño mueble cuando había llegado a casa.
No me extrañó en absoluto leer en la pantalla el nombre de mi mejor amiga, Pam. Ella estaba al corriente de mi visita a la editorial y posiblemente querría enterarse de todos los detalles.
Descolgué y escuché su voz entusiasmada al otro lado de la línea. A pesar de tener veinticuatro años, era una chica bastante inmadura, aún con matices infantiles en su personalidad. Todavía vivía como una alocada adolescente. El contraste entre su forma de ser y la mía hacía que nos complementáramos a la perfección. Ella me aportaba un poco más de impulsividad y yo a ella un poco de seriedad y orden en su vida.
-Dime que te han dicho que sí. Tus historias son jodidamente geniales.-empezó a decir en cuanto yo contesté un "hola".- Elisabeth, si te han dicho que no yo misma iré a decirle unas cuantas cosas a ese editor despreciable y su falta de criterio.
Solté una risa ante la reacción exagerada de Pam aun cuando no había obtenido una respuesta de mi parte.
-Lo primero de todo: cálmate. Aún no tengo una respuesta clara, se han quedado la copia para leerla y decidir si realmente quieren publicarla. Segundo: eres la única fan que tengo.
Comencé a caminar hasta llegar al salón y me paseé por todo el apartamento mientras mantenía el teléfono pegado a mi oreja, haciendo el mismo recorrido que siempre realizaba cuando hablaba por el móvil.
-Bueno, bueno. Si ese editor tiene dos dedos de frente te dirá que sí de inmediato.-hizo una pausa y casi pude imaginarme su cara de duda cuando siguió- Espera, ¿es editor o editora?
-Editor. Y para nada como nos lo imaginábamos.
No quise entrar en el tema, por lo que enseguida continué hablando para evitar la sarta de preguntas por parte de Pam.
-Estoy deseando que Mark vuelva de trabajar para decirle que todo ha ido bien.
Mark era mi novio desde hacía ya tres años. Trabajaba en una empresa de informática y era muy simpático, aunque cada vez tenía menos tiempo para pasar conmigo debido a su trabajo.
-¿Y Mark va a mostrar interés esta vez?-preguntó Pam de repente con un tono que me hizo volver a la realidad de golpe.
Me mantuve en silencio un instante, analizándolo todo. Me froté la sien y traté de que mi voz sonara normal.
-Pam, él está muy ajetreado. Pero estoy segura de que se alegrará cuando le cuente lo de hoy. A pesar de que no hay nada seguro todavía.
No sabía si lo decía para convencerla a ella o para convencerme a mí misma. Fui a la cocina y me senté en la encimera, intentando animarme un poco, aunque mi amiga no me lo ponía nada fácil.
-Vamos, Elisabeth. ¿Cuándo ha leído Mark una de tus historias? Ni siquiera sabe el talento que tienes.
-Una vez leyó medio capítulo.-dije yo con la voz baja, como si fuera la culpable de algún error y estuviese recibiendo numerosas acusaciones.
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Edición Limitada [Incompleta]
Romantizm¿Puede alguien cambiar el miedo? ¿Puede abrirse un corazón que parece estar congelado? La visión romántica e inocente del mundo que posee Elisabeth O'Connell, una joven escritora, podría cambiar la manera de ver las cosas de otro. Ella intentará hac...