Carta de un gorrión cautivo

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A mi rosa:

He llegado a la más simple y obvia de las conclusiones: cada vez que Dios quiere castigarme, me aleja de ti. Sí supieras que no es el encierro lo que alarga mis días, sino el sentimiento de estar desperdiciándolos por no pasarlos contigo.

Sé que tú me encadenas más que esta misma jaula, pero ahora que me alejo de ti no sé si soy libre o más prisionero todavía. ¿Es así como debería sentirse un ser sin cadenas? Entonces prefiero morir en el encierro, pero morir contigo. Sí supieras cuanto te extraño...

Entiendeme por favor, es que hay más de mi corazón en tú corazón que en el mío.

Puede que no te vea en mucho tiempo, pero la esperanza me hace pensar que te veré mañana. No me culpes a mí. Mi estúpido, enamorado y por consecuencia, disfuncional corazón, me hace creer eso.

¿Todavía te molestan las otras flores? Déjalas, te envidian como las polillas envidian el brillo de una bombilla. Recuerdo como todos me advertían de ti. Decían que me robarías el alma. Solo te diré algo, te la daré con gusto sí en proceso también me robas el aliento.

Disculpa mi rudeza, es que no sé cuanto tiempo me queda, y debo cumplir mí misión. Vine al mundo siendo una mitad, solo espero irme siendo un todo. Por favor mi hermosa flor, en mi ausencia no te marchites, sería un pecado para la más perfecta de las flores. ¿Qué no lo eres? Para mí sí...

Firma: Aquel gorrión que nunca te olvida, aunque finja hacerlo.

Asfixia por Sinestesia [POEMAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora