Asfixia por Sinestesia [POEMAS]

Nosotros, los demonios

Llego a la morgue donde tantos pulmones ya no respiran, tantas manos ya no sienten y tantos labios ya no besan. El silencio es omnipresente y trata de obligarte a que lo acompañes. Es aliado de los muertos y por eso quiere que ante ellos, presentes tus respetos.

Abro uno de los departamentos, en donde yace mi próxima tarea. Es un señor de cuarenta años, con el cuerpo revestido de impactos violentos provocados por un camión sin frenos. Su torso está destrozado y sus vísceras salen de su abdomen, más expuestas que una mentira. Siento el olor de su sangre, de la mierda que corría por sus entrañas, de los gases de las bacterias que lo están devorando y me pregunto, ¿esta masa de carne, desechos y pecados, tenía alma?

¿En serio me quieren hacer creer, que algo tan horrible como un ser humano, tiene derecho a la eternidad o a experimentar otra vida? Un ser que en su corta existencia a mentido, robado, traicionado, consumido, odiado, despreciado, discriminado...

Desde que nacemos le quitamos algo a alguien. A nuestros padres le quitamos tiempo de sus vidas; a nuestros hermanos, amor de nuestros padres; a nuestros amigos, favores; a nuestros enemigos, sueños. Importunamos a alguien todo el tiempo.

¿Siendo tan incapaces de dejar de hacer daño, el mundo no sería mejor, si los humanos no existieran?

Pedimos que haya paz, pero nosotros creamos las guerras.

Pedimos amor, pero desprendemos odio.

Pedimos silencio, pero siempre estamos haciendo ruido.

Pedimos misericordia y nunca la impartimos.

Del concepto de demonio, somos el sinónimo más acertado.