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Dicen que es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado en absoluto. Pero una vez que pierdes ese amor, una vez que pierdes en aquella relación que tanto amabas estar y que tanto disfrutabas, todo se vuelve una completa mierda. Todo pierde sentido cuando las discusiones se hacen habituales, cuando uno de los dos, en la relación, cree que dormir en el sillón es mejor que dormir al lado de quien, un día, prometió que amaría hasta la muerte. Una relación se quiebra cuando hablar de lo que les ha molestado, a los involucrados, se vuelve un campo minado, y cada mina pisada es la explosión de lo malo que se cree que ha hecho el otro.

— No empieces, Taehyung — dijo JungKook con fastidio mientras caminaba a la sala —. No estoy de humor para aguantar todas tus mierdas.

— ¡Es que nunca estás de humor, JungKook! — Taehyung vio cómo se sentaba y tomaba su celular, ignorándolo por completo. Algo habitual en él — Siempre que debemos hablar de algo, te enojas, tomas tus cosas y te sientas en el sillón a hacerte pendejo con tu celular. Hace dos meses que duermes aquí.

— Es mucho más cómodo dormir aquí que soportar todas tus quejas a mi persona durante toda la noche.

— ¡Por Dios, JungKook! Madura de una buena vez y enfrenta las cosas. No podemos estar así siempre, es incómodo.

— Tú has vuelto incómoda nuestra relación — dejó su celular a un lado y miró fríamente a Taehyung —. Siempre encuentras algo de que quejarte. Que si dejo las cosas fuera de su lugar, que si traigo comida de fuera, que si hago esto o aquello. Tú no eras así. Me asfixias, Taehyung.

— Pues tú también cambiaste, JungKook. Te vas sin despedirte, llegas como si vivieras solo, comes solo, no me hablas por días y... es como si hubieras dividido la casa en tu parte y mi parte. Ya no parecemos un par de chicos casados, ni siquiera parecemos amigos. Ni siquiera me miras ni me besas.

— ¡No puedo hacerlo porque todo te molesta! Parece que tengo que pedir permiso para todo.

— Hay detalles, JungKook, y tú perdiste todo detalle conmigo.

— No soy el único Taehyung.

— ¿Vas a seguir actuando de esa forma?

— ¿De esa forma?

— Sólo contéstame, JungKook. ¿Vas a seguir con esto?

— ¿Te refieres a dormir en el sillón?

— ¡A todo, JungKook! Me refiero a todo. ¿Vas a seguir ignorándome? ¿Vas a seguir siendo... así, como eres ahora?

— ¿Y qué si sigo así? — preguntó y Taehyung no dijo nada — ¿Qué si sigo durmiendo en el sillón porque dormir en la cama contigo me incomoda? ¿Qué si...

— Divorciémonos — dijo Taehyung en voz baja, pero audible.

— ¿Qué?

— Hay que divorciarnos. Si vamos a seguir así, hay que divorciarnos. No le veo caso seguir así.

— ¿Estás hablando en serio?

— ¿Parece que estoy bromeando?

Hubo silencio por varios minutos. Taehyung se sentó al otro extremo del sillón y miró al suelo sin decir nada. Esperaba una respuesta de su esposo, pero no llegaba. JungKook no tenía respuesta a la proposición de Taehyung. Lo miró y se preguntó cómo pudo llegar a que debían divorciarse. Quería decir algo, pero se le había formado un nudo en la garganta. ¿Tan mal estaba su relación? ¿Ya no había forma de arreglarlo? El corazón de ambos se desmoronaba cada segundo que pasaba en el terrible silencio de la sala. Las palabras habían desaparecido. Estaban mudos. ¿Por qué demonios se esforzaban tanto para mantener una relación que parecía no tener arreglo?

— Vamos a divorciarnos. Creo... creo que es lo mejor — Taehyung rompió el asfixiante silencio.

— Bien. Hagámoslo — habló JungKook sin titubear. Se levantó del sillón y tomó las llaves de su auto junto con su cartera y salió de la casa diciendo: — Ya no tiene caso que me quede esta noche.

Taehyung lo miró salir y no fue detrás de él. Suspiró y regresó a su fría recámara, se tumbó en su cama y se quedó mirando el techo por horas, cuestionándose qué les había pasado. Se habían casado completamente enamorados, estaba seguro de eso, pero ¿por qué las cosas entre ellos cambiaron de esa forma?

— ¿Fue mi culpa? — se preguntó a sí mismo en voz alta, pero sólo podía escuchar el eco de su voz, sin respuesta — ¿Cometí un error?

Aquellas preguntas no desaparecían de su cabeza. Tratar de encontrar las respuestas por sí mismo no era fácil. Tomó su teléfono para ver la hora y vio que eran casi las doce en punto. Soltó otro suspiro y cerró los ojos, la noche se había vuelto vertiginosa.

 Soltó otro suspiro y cerró los ojos, la noche se había vuelto vertiginosa

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MAÑANA ACTUALIZO Y TERMINO EL VIERNES ♥️🙌🏻

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