🎬4: Sonrisa de tiburón.

404 68 45
                                    

La emoción burbujeó durante largo tiempo en el estómago del detective Katsuki. Aparecía y desaparecía al momento de ver la foto del señor Inasa con Shouto Todoroki, al deslumbrar las borrosas letras en el papel que decía “Testamento de Inasa Yoarashi”. Naturalmente, al haber crecido con un padre tan formidable como Masaru, su aspiración laboral más grande de su juventud fue ser detective, apreciando la emoción, la incertidumbre de un gran misterio por resolver. Al ser listo e inteligente, se consideraba una persona apta para resolverlos. No. Es el sujeto correcto para resolver los misterios protegidos de artimañas, con la cualidades idóneas. Así se sentía hasta que su padre murió. El sentimiento de ser una lupa humana lo hacía sentir vivo. Después del deceso de Masaru, no tenía cabeza para nada más, y sólo aceptaba trabajos de quinta, como la búsqueda de mascotas perdidas o cosas por este estilo; en una ciudad como Los Ángeles, repleta de famosos caprichosos, mimados y egocéntricos, quienes solamente podían ser amados por sus perros, eso ocurría seguido. Sin embargo, sentía que había algo gigantesco ocultándose entre el amorío fugaz del magnate de la ciudad y el cantante atractivo. Existe algo más detrás de esta fachada llamada adulterio, perjudicando al actor cabeza de chorlito. Esto lo indignaba, el chico seguramente esperó hasta que se casó con Shouto para tener relaciones sexuales, en lugar de matar a las arañas que se encontraba, las guardaba en un vaso y las sacaba de su casa. Habían maltratado con crueldad a un pequeño cachorro con abdominales.

     Miró a Izuku, tenía el ceño fruncido, escondiendo las manos bajo las mangas, Katsuki le tuvo que dar uno de sus suéteres con capucha para que el actor pudiese salir sin ser reconocido, como Bakugou era más grande que Izuku, este le quedaba grande. Izuku no estaba nervioso, estaba enojado, enojado con la vida, con su fortuna y con el orden en que le sucedieron las cosas, esto expresaba su cara arrugada, luego notó que el detective le observaba, sonrió y dijo: —Esto es genial, no sabes lo mucho que estoy agradecido, Kacchan.

—Deja de llamarme así, joder... Y no te he dicho que te iba a ayudar.

—¿No lo hará? —Los ojitos del actor se hicieron acuosos.

     Sí, es un cachorrito con firmes abdominales, la imagen perturbó a Katsuki. 

     El automóvil se detuvo en un alto. Bakugou no quería usarlo, no era suyo. Bueno, no lo sentía suyo. El automóvil perteneció a su padre. Por el momento, era mejor usar el vehículo a tentar a la suerte de que los encuentre la pandilla cara de culo de Dabi.

—Diablos, deja de llorar. No tengo mucha paciencia. Escucha.

     De inmediato, Izuku limpió sus lágrimas.

—Dígame.

—Tu caso es una completa mierda.

     Izuku rodó los ojos. “Eso ya lo sé”. Su esposo no está con él, su abogado estaba de vacaciones, un par de locos —la policía— lo estaban buscando y se le está acusando de asesinato. ¿Era necesario repetirlo?

—¿Me acabas de rodar los ojos? —expulsó rabioso.

     Al escuchar el tono irascible de Katsuki, Midoriya negó varias veces la cabeza, desviando los ojos en la ventana mientras conducían.

—Bien, entiendo, estás molesto, compresible —susurró Katsuki—. Sí te voy a ayudar.

     Izuku volteó su rostro con velocidad, brillando.

—¿De verdad?

     Bakugou le miró.

—Me das asco, pero... siento que lo que te han hecho está mal. Así que primero hay que encontrar pruebas de que eres inocente. Lo malo, es que deberás estar encerrado en prisión mientras se realiza la investigación.

¿Quién engañó a Izuku Midoriya? | Boku No Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora