- Vamos vamos vamos ¡que ya casi está, mueve el puto culo chupapollas! - le chilló Zoila a Ana mientras las gotas de sudor caían por su frente al subir aquella escalera interminable.
- Dejad de quejaros hijas de puta que yo soy la que lleva más peso, encima que he tenido que decirle al gorrilla que no le dábamos dinero, me lo pagáis así - rechistó Zambri tras dejar las pesadas cajas frente a la puerta de aquel cuarto piso.Lo cierto es que el viaje en coche había sido agotador, las tres chicas, junto a Lucía, que todavía estaba subiendo, habían hecho el viaje juntas en el coche, y entre risas y bromas habían llegado por fin a Madrid. Y, al haber sido las primeras en llegar, les había tocado el marrón de subir todo lo que las demás les habían dejado en el pequeño hueco de coche que les sobraba.
- Ya estamos aquí, no me lo creo - dijo Ana al llegar frente al portón.
- ¡Espera a la Beato! - pronunció Zoila antes de que Zambri tuviera tiempo de sacar las llaves.Aquel apartamento era increíblemente asombroso. Ocupaba toda la cuarta planta del edificio, y estaba separado en tres pequeños pisos separados, pero unidos a su vez por un enorme salón, balcón y una cocina comunes. Era el apartamento soñado por cualquier grupo de estudiantes. Tras esperar pacientemente a Lucía, por fin abrieron la puerta principal.
- OMG, me da un chungo fuerte - chilló Lucía tras ver todo aquello-. Dios, me pido el piso derecho, hay mejores vistas y a Carmen y a Andrea les encantará.
- ¡Para Zoila, Irene y yo el del medio! - bailoteó Zambri.
- Pos nada yo me quedo el izquierdo con Tori y Claudia, ya ves tú - pronunció Ana.Entre más risas y alegrías, aquella tarde de viernes la pasaron desembalando todo lo que traían. Y, con las horas, el resto de chicas no tardaron en llegar. Primero lo hicieron Andrea, Irene y Claudia, y por último, Tori y Carmen, que habían cogido un AVE de una media hora más tarde.
- Yo sigo flipando que esto nos esté pasando a nosotras - dijo Carmen mientras abría la puerta del balcón y admiraba las vistas del barrio de Chueca.
- Yo también, si te soy sincera no sé ni como he convencido a mis padres para esto - pronunció Tori.
- jajajajaja tú Tori siempre igual - rió Andrea.
- Bueno Tori ahora eres libre y puedes follar cuando quieras, como quieras, y con quien quieras - gritó Irene tirándose encima de ella.
- Bueno bueno cuando quiera no, la hora de la siesta se respeta eeh Toribio - expresó Claudia con ironía.Lo cierto era que cada una tenía una personalidad completamente diferente, pero juntas, se compaginaban genial, y podían pasar horas hablando sin parar hasta quedarse roncas.
El resto de la tarde lo pasaron ordenando, haciendo diferentes plannings para el manejo de aquel apartamento, y comprando todo lo necesario. Al
final del día ya tenían su nueva casa, el rincón donde iban a compartir tantos momentos bonitos y a pasar algún que otro mal trago.Sabían que no iba a ser nada fácil, pero Madrid las esperaba con los brazos abiertos, y estaban dispuestas a dejarse abrazar por aquella gran ciudad.
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Las Putas de Madrid
Teen FictionUna increíble historia de superación de nueve amigas que se mudan juntas a Madrid