IRENE

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El fuerte y estridente sonido de la alarma de su móvil la despertó de un salto. "Vale, las dos y ya estoy despierta. Venga Irene céntrate".

Se levantó, se dio una ducha, y se dirigió a la cocina a hacerse algo de comer antes de toda la movida que le esperaba más adelante. Allí se encontraba Lucía comiendo, vestida de deporte, mientras veía una serie en la televisión del salón.

- ¡Hombre!, alguien vivo por aquí - dijo tras tragar la comida que se había metido en la boca.
- Buenas bebé, ¿qué haces ya vestida? - preguntó mientras se dirigía a la cocina y abría uno de los armaritos-. Yo me he levantado solita con la alarma, cosa que me sorprende.
- ¿No te acuerdas?, a las tres y media tengo las pruebas de socorrismo y monitor de natación en el gimnasio que te dije - terminó-. ¿Y tú que haces despierta a estas horas? Lo veo raro en ti jajajaja.
- Jo pues mucha suerte, y sí ¡es raro en mí!, pero quiero ir a tocar a Gran Vía por primera vez, a ver si me sirve de sustento. - completó - estoy de los nervios.
- Ala flipas. Jo, normal que estés nerviosa, yo también lo estoy. Pero seguro que va todo bien bebé. - pronunció-. Bueno, yo debería irme yendo que no quiero llegar tarde. ¡Hasta luego y suerte!

Tras despedirse de Lucía, Irene se preparó algo de comer y recogió todo el equipo de música que necesitaría en una gran maleta, junto con su guitarra. Miró la hora: las tres y cuarto. "Es buena hora, vamos allá"

Sin pensarlo dos veces, se puso los cascos y salió escaleras abajo con cuidado. El día estaba espléndido y eso hizo que sus nervios disminuyeran. Tardó poco en llegar, apenas 15 minutos andando tranquilamente. Aquella gran calle concurrida estaba a reventar de gente que iba de un lado para otro.

"Pensar que cada uno tiene una vida, una historia, y que cada uno de ellos piensa de una forma y tiene unos miedos diferentes..."

Movió la cabeza para despejar aquellos pensamientos que le invadían la mente muy de cuando en cuando. "No es hora de ponerse filosóficos Irene". Avanzó poco a poco por la calle, hasta que vislumbró un hueco en el que podía instalarse. Con cuidado colocó todo lo necesario en el pequeño espacio que tenía en la acera. El micro, los audífonos, altavoces, y por último, la guitarra y la funda.

Se sorprendió al ver que nadie la miraba con extrañeza, lo que la tranquilizó aún más. De repente, su móvil sonó, y se detuvo a cogerlo.

- ¿Sí?.... oh hola mamá, me pillas en mal momen.... - no pudo acabar-. Siiiii mamá estoy teniendo cuidado no seas pesada..... que sí mamá que sí que estoy buscando trabajo, ¡y me pillas justo en eso!.....valee vale valeee lo haré.... sí sí, ¡Adiós!.

"Uff, por fin. Venga, vamos a ello".

Pero antes de empezar, otra melodía que no era la suya llegó a sus oídos desde el otro lado de la calle. Una chica se había puesto justo en frente suya mientras ella hablaba con su madre, y había comenzado a cantar con una voz armoniosa. Tuvo que admitir que era una chica bastante guapa. Tenía el pelo negro, y le caía por los hombros, y sus ojos eran oscuros, como todo su maquillaje de tonos magentas.

Irene se vio obligada a sacudir la cabeza un par de veces para poder concentrarse. La muchacha cantaba realmente bien, y tocaba una guitarra idéntica a la suya, solo que de un color negro bastante llamativo.

Pero le había robado el sitio. Así que, con mucha educación, se acercó a su lado, parando en seco al notar la gran diferencia de altura. La chica debía medir al menos 9 centímetros más que ella. Alejando su sorpresa, tocó el hombro de la muchacha con un dedo, quién tenía los ojos cerrados, sintiendo cada acorde que emitía el instrumento.
En cuanto Irene llamó su atención, la chica abrió los párpados y dejó de cantar. No obstante, no dejó ni un momento de tocar la guitarra.

- Hola - comenzó Irene con una sonrisa-. Verás, es que también he venido a tocar - señaló su guitarra al otro lado de la calle-. He llegado un poco antes que tú pero me he entretenido mirando el móvil, ¿podrías irte a otro sitio, si no es mucho pedir? - en ningún momento dejó de sonreír.

La chica pelinegra se mantuvo en silencio unos segundos, y finalmente contestó.

- Lo siento, este es mi sitio habitual y gano mucha pasta tocando aquí, así que perdona pero no pienso moverme - siguió rasgando las cuerdas del instrumento, sacando a flote acordes que sabía enlazar perfectamente.
- Ya, a mí también me hace falta el dinero - le explicó con suavidad - pero puedes ponerte allí- dijo señalando las escaleras de una plaza cercana.
- Pues ponte tú allí, guapa-. Le contestó tal cual.

Irene comenzó a cabrearse por la situación. Abrió la boca para soltarle cuatro cosas, pero la pelinegra, aún sin dejar de tocar, le señaló el otro lado del camino con los ojos, mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

- Creo que se llevan tu guitarra. - rió de forma divertida.

Tras oír aquello, Irene se giró en redondo. Un chico cargaba su preciada guitarra al hombro y corría en dirección opuesta a la que había entrado. Irene no dudó ni un segundo en echar a correr.

- ¡Eh, subnormal! - gritó mientras poco a poco alcanzaba al muchacho.

Cuando estuvo a punto de alcanzarlo, el ladronzuelo arrojó la guitarra contra ella inesperadamente, por lo que no le dio tiempo a reaccionar y el instrumento le dio en la cara. Al instrumento no le pasó nada, pero ella había caído de espaldas contra el suelo duro.

Sintió sus codos arder y no quiso ni mirar. Cuando se levantó vio a todo el mundo observándola.

- ¿Qué miráis? Ni que fuerais a ayudarme - exclamó cabreada.

La gente siguió su camino. Irene se sacudió cabreada, y no pudo evitar acordarse de la muchacha, que ahora le parecía tan desagradable y antes tan simpática, viéndola tocar con pasión. La sangre le hirvió, así que decidió que lo mejor era irse de allí, o volvería donde aquella muchacha a cantarle las cuarenta.

"Qué hija de puta. Ya probaré suerte otro día. Increíble bienvenida que me das Madrid. No empezamos con buen pie"

Aturdida, recogió todas sus cosas mientras escuchaba de fondo cantar a la chica. Se encendió un cigarro y se marchó a casa por donde había llegado.

Las Putas de MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora