-¡Papá! - Singto escucha la voz de su hijo, quien viene corriendo hacia el, después se oculta detrás suyo - ¡Papá, ayuda! - Grita divertido, segundos después Oujun aparece y empiezan un divertido juego donde el queda en el centro.
-¿A que juegan? - Pregunta divertido.
Singto ama ver a su hijo sonreír, es la mejor maravilla que puede observar.
-Oujun me quiere hacer cosquillas - Protesta su hijo, quien es alcanzado por su novio, a los segundos se puede escuchar las risas escandalosas de Fiat, Ounjun también ríe libremente.
Singto se siente feliz, su nueva vida le encanta.
-Ya chicos - les avisa divertido, mostrando la bolsa que trae en sus manos - Traje postres, ¿Quieren?
Ambos chicos dejan de jugar, y dando una afirmación entran a la casa, Singto se encarga de repartir el postre, los dos chicos comen felices.
Singto suspira, en cierto punto envidia la relación de su hijo, el también quiere estar con la persona que ama, también quiere jugar y divertirse con la persona que ama, pero el Renuncio a todo eso, el preferido la felicidad de su pareja e hijo.
-Papá - Fiat lo saca de sus pensamientos - No estés triste, yo también lo extraño.
Les sonríe nuevamente a los dos chicos, les deja otro postre y les avisa que ira a darse un baño y leera un rato.
Ha pasado dos años, dos años sin la compañía de Krist, dos años sin saber exactamente que pasa en la vida de su amado, Fiat está en cuarto año de universidad al igual que su novio, Singto ha dedicado su vida a trabajar y darle a su hijo el mejor futuro.
Logro comprar una nueva casa, vendió la antigua, Oujun vive con ellos y para Singto es como otro hijo.
Singto empieza a buscar una toalla nueva en la parte alta de su armario, su mano choca contra algo pequeño, lo toma en sus dedos, reconociendo el anillo de matrimonio que alguna vez compartió con Krist, su pecho se oprimió y sus ojos se cristalizados.
Aunque no se arrepiente de su decisión, siente que debió luchar más, luchar y recuperar a Krist, pero si no lo lograba, si presionaba tanto a Krist que causara que este volviera a entrar en coma y muriera, definitivamente se siente mejor sabiendo que Krist vive, no con el, pero vivi.
Deja el anillo donde lo encontró, después fue a bañarse. El agua recorría su cuerpo, dejándolo volver al pasado, donde puede recordar todas las caricias y toques de Krist, puede sentirlo, es un toque que quema su cuerpo.
Salio de la ducha, busco su pijama y fue a buscar a su hijo, encontrandolo junto a Oujun envueltos en cobijas viendo una película, se siente orgullo de su hijo, fue capaz de ser fuerte y seguir con su vida, le agradece demasiado al novio de su hijo, sin el hubiera sido más difícil.
Decide despedirse y subir a dormir, no sin antes avisarles que no deben dormir tan tarde.
Singto no volvió a buscar a Krist, lo único que sabe de el, es porque sus amigos lo han visto y por más que estos se acercan, Krist no los recuerda, pero sabe que está bien, que porta una sonrisa.
Lo extraña, lo extraña como jamás creyó que extrañaría a alguien, pero el tomo una decisión, no la puede cambiar.
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Singto es quien primero se levanta, se baña y busca su ropa casual para ir a la oficina, baja y empieza a preparar el desayuno para los dos chicos que viven con el.
Oujun y Fiat bajan al mismo tiempo, Singto les tiene el desayuno, entre los tres desayunan y todos salen de la casa al mismo tiempo, Singto lleva a su hijo y A Oujun a la universidad, se despide de ellos y luego va a hacia su trabajo.
Saluda a su secretaria, quien le informa los nuevos casos que debe atender, lee caso por caso camino a su oficina, de esta manera no nota que choca con un chico.
Sus documentos están el suelo, justo cuando está por decirle algo al culpable, su corazón palpita rápido y sus manos sudan frío, una sonrisa aparece y sus ojos toman un brillos más profundo, la persona al frente suyo es Krist, un hermoso Krist, su cabello negro y peinado de forma casual, su piel blanca, mejillas rosadas.
Ambos chicos no dejan de mirarse, dejando en el aire cierta tensión en el aire.
-Lo siento - Krsit habla primero, Singto siente que puede tocar el cielo al volver a escuchar la voz de Krist - Es mi primer día de trabajo, lo siento
Singto dura unos segundos más sin reaccionar, se siente bastante desorientado pero feliz.
-¿Trabajaras acá? - Pregunta esperanzado
-Si, inicie hoy - Le comenta, mientras sonríe y deja ver la sonrisa que más ama Singto
-Mucho Gusto, Singto Prachaya - Se presenta, rogando por que Krist corresponda a su saludo
-Mi nombre Krist Perawat -
-Lo sé - A Singto se le escaba esas palabras, Krist empieza a observarlo acusatorio y divertido
-¿Como lo sabes? - Pregunta curioso
-Tu carnet - Miente, sonriendo nervioso
-Asi, verdad - ambos parecen no querer despedirsen - Eh, debo ir a...
-Oh si, yo debo seguir con estos cosos - Más ninguno tiene ganas de irse.
Unos segundos y ambos se ponen nerviosos, haciendo que sus pasos sean torpes. Cuando cada uno toma camino, Singto sabe que podrá verlo más seguido y de esta manera tal vez volverlo a recuperar.
•••♡•••
Fiat camina de la mano de su novio por el centro comercial, ambos buscando una buena tienda para comprar algunas prendas de ropa que querían, ambos avanzan felices y con unas hermosas sonrisas en sus rostros.
Deciden entrar a un tienda que no está muy llena, al entrar Fiat se emociona y empieza a buscar entre los pantalones, Oujun ríe de la forma tan tierna como actúa su novio.
-Fiat, Cuidad.. - Oujun no termina de avisarle a su novio, ya que termino chocando con otro hombre que estaba de espaldas - ¿Estas bien?
-Si - Afirmo volviendo a pararse - Señor, lo siento, no lo... - Fiat no sigue hablando, su voz parece no querer salir.
El hombre con el que había chocado, girando y dejando ver a un hombre de piel Blanca y cabellos negros, Fiat no sabía ni que hacer, solo optó por abrazar al hombre y sus lagrimas empezaron a salir.
-Papi - Susurro dolido.
Ven, ellos volverían a encontrarse.
¿Que creen que pasará?
•Hye•