9.- LUISITO

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Una bala, rápida y silenciosa, imperceptible y poderosa rozó su oreja izquierda, pequeños puntos rojos comenzaron a colorear esa parte de su cuerpo, no sentía dolor.
Su cuerpo empezaba a sentirse cansado y se regaño mentalmente, no eran momentos para su debilidad, si se detenía comería plomo de cena.

"¡Apunta a la cabeza, gilipollas!" Grito fuerte, obligándose a seguir, escuchó a su compañero disparar, no necesitaba voltear para saber que no había fallado, la ruta de escape estaba lista, una vez más, nada saldría mal, entraron por el callejón, encontrando el túnel escondido tras una pared falsa, tenían a los agentes lejos, era ahora ó nunca.
Con rapidez y silencio entraron, tapando el lugar perfectamente comenzaron a arrastrarse por el obscuro agujero, llegando a un lugar seguro.

"Lindo culo" mencionó el joven de chinos.

"Puerco, sal"

En la pequeña bodega estaba escondida la camioneta.
Colocaron la mayoría de sus armas en la parte trasera así como lo robado.

Luis tenía razón, era mucho más fácil robar en México que en España.

Tomo el volante y su compañero estaba de copiloto, no los podían ver, el carro estaba polarizado pero de igual manera se colocaron las gorras y lentes.
Tomaron el camino al departamento que compartían, pensando ya en su próximo acto.

Sentía que las luces de la calle lo cegaban, el humo salía silenciosamente de su cuerpo, se sentía enfermo cada vez que se permitía usar esas cosas, sin embargo, no podía evitarlo, después del subidón de energía que se daba cada vez que cometían algún delito, siempre le atormentada el pánico, la angustia y una creciente preocupación.

Raúl y Luis llevaban en el negocio 2 años, a pesar de eso, ambos sentían que nunca se acostumbrarían.
Se conocieron en España una vez que el de rulos fue de visita, Luis estaba intentando robar un mercadona, Auron estaba en el lugar, casualmente encapuchado y con lentes, sin dudar tomo algo para cubrir mejor su rostro y se unió en ese momento a Luisito.

Desde esa decisión nunca más se separaron, robaron unos meses en el país hasta que en cada ocasión se les hacía más complicado, terminaron mudandose por insistencia de uno a México.
Al principio fue difícil para Auron, pero una vez se dio cuenta de que lo que sentía no era remordimiento, si no, miedo al encierro en si, comenzó a trabajar con más naturalidad.

Apago el fuego que mantenía en sus manos, desde la terraza podía apreciar todo el barrio de mala muerte en el que vivían, se alegraba de que su compañero tuviera historia y nadie viniera a tocarles la moral.

Entro en la habitación de su compañero, se encontraba contando lo ganado.

"¿Es suficiente?" Pregunto preocupado.

"Lo es... creo" comentó el chico, volviendo a contar.

"Estoy seguro que es la décima vez que lo cuentas, déjalo ya, mañana lo entregamos" su compañero siguió contando, sin hacer caso.

Tenían deudas, las armas no se pagaban solas, ni los carros que usaban para escapar ó los policías comprados dentro del sistema, todo era complicado pero era lo que les llenaba, más o menos.
Si unos años atrás le hubieran preguntado a Raúl si creería que terminaría de esta manera les hubiera metido un puñetazo en todo el rostro.
Se dedicaba a la industria y por lo que le había contado su amigo solía ser algo relacionado con turismo.
Fue a la cocina a tomar un vaso de agua, volvió con Luis y se lo extendió gentilmente.

"Anda a descansar chinos, mañana tenemos un atraco a dos horas de aquí, vamos a dejar el dinero y nos encaminamos" mencionó suavemente, su amigo señaló un fajo de billetes, eran sus ganancias personales, las tomo y colocó una parte en el bote de "necesidades básicas" apartó otro tanto y el resto lo guardo en la billetera.
Recosto su cuerpo en la fría cama, trato de cubrirse a la perfección con las mantas que tenía, aún sin apaciguar la gélida sensación que lo invadía, cayó dormido.

Unos golpes en la puerta lo despertaron, el cuerpo lo sentía entumecido y la mente en blanco, escucho a su compañero abrir la puerta, discutiendo momentáneamente, probablemente era la casera, se habían atrasado con un pago.
Miro la hora antes de ponerse de pie, lograría desayunar antes de salir.
Preparo suficiente comida para ambos, después de un rato el chico de delgada figura se acercó a comer a su lado, sonrió revolviendo el pelo de este.

Salieron con tiempo de casa, realizaron sus pagos y se dirigieron a la acción.

Hoy tocaba un banco, Auron detestaba los bancos, era donde podían salir heridos más fácilmente, tenía miedo por su amigo.

Llegaron a su destino, Raúl se colocó la careta y ya vestido desde la casa totalmente de negro con su compañero vestido de gris, lo miró por primera vez en todo el viaje.

Sabía como se ponía Luis con esto al principio, era donde él sufría.

Lo tomo del rostro, acercandolo a él, apartando su máscara, junto sus frentes y comenzó a respirar lentamente, esperando que su amigo hiciera lo mismo.

"Luisito, luisito, tranquilo, todo está bien" el miedo particular de Luis no era ser atrapado, era ser asesinado en un encuentro sin poder ver por última vez a su madre.
Ambos salieron de hogares problemáticos, pero a diferencia de Raúl, Luis nunca llevo mala relación con su progenitora, la amaba.
Dejo un casto beso en los labios de su compañía.

"Me lanzaría ante una bala... antes de permitir que te de, sabes que la muerte y yo somos viejos amigos, estaré bien"

Su pareja negó levemente, eran compañeros de crimen, sin el otro no era lo mismo y lo sabían.

Se complementaban perfectamente, Auron disparaba excepcionalmente y Luis manejaba los cuchillos como nadie.
Ambos eran rápidos y precisos, astutos e inteligentes, ambos eran uno mismo.

Luis lo rodeó con sus brazos, respiro calmadamente unas cuantas veces más y dejo un beso a la par en su mejilla.

"Vamos a darle, Auron" la mirada de su compañero cambio, se colocaron sus caretas a la par.

El robo fue rápido y limpio.
A excepción de una bala que Auron tenía incrustada en el brazo.
Un policía había disparado a su compañero, se metió tal y como había dicho para protegerlo, no sin antes atascarle una bala en el cerebro al agente.

Aquí era cuando no se arrepentía de haber gastado un año de su vida estudiando paramedicina.
Saliendo del robo y alejándose de la escena, le indicó a su compañero que hacer, la curación hubiera sido más rápida si el contrario no hubiera tenido los ojos llenos de lágrimas.

Pasaron a comprar despensa y dejaron parte de ella en un asilo y otra en un hospital, ambos tenían una debilidad por los ancianitos y gente moribunda, pero no tenían problemas con matar unos cuantos si era necesario.

Ya en casa vieron una película que compraron la semana pasada, contando en dinero sobre la mesilla junto a un par de cervezas, abrazados a medias, semidesnudos, odiaban usar en casa la ropa que tenían para asaltar, las cosas no habían salido perfectas como siempre, los planes infalibles y los lugares inexpugnables a veces cambiaban, pero todo estaba bien, vivos y conformes, con la vida de malvivientes que llevaban, no se arrepentían totalmente de lo que hacian, las muertes que llevaban sobre sus hombros les pesaban, pero habían aprendido a vivir con ello, sabían que su suerte de terminaría, que su castigo llegaría, pero por el momento, todo estaba bien.
























Perdón por no actualizar ayer, ah. :(
Os quiero, besos.

The Evil Baby                                             ˗ˏˋAuronBowlˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora