12. QUITARLA DEL CAMINO Y QUE DEJE DE JODER.

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Lucia

–Bueno... Tienes que darle tiempo, no creo que sea fácil que en un minuto te enteres que eres padre pero al otro ya no–intento tranquilizar a Rose con la vos más serena que tengo.

–No lo sé... Él dice que no le sucede nada, pero se comporta diferente... Distante. Esta más en el trabajo que en casa y cuando lo veo sale con la misma excusa de que está cansado y quiere dormir, ¿Qué debería hacer, Lu?–la voz de Ros suena realmente apagada, sin animo, incluso sin esperanzas de aliviar su tristeza.

Ya ha pasado muchos días desde que Rose fue dada de alta del hospital, la verdad es que no era para tanto la sobreprotección que Febe le mostró después del aborto espontaneo, pero a pesar de que la mujer no le agradó para nada la noticia del embarazo –era más que evidente–, llego a temer que su consentida cayera en una profunda depresión o algo por el estilo, y ahora la tiene visitando de seguido a un psicólogo.

–Mi Rose, en serio, deja de pensar en que van a terminar por eso, no digo que sea algo fácil de superar, pero tampoco se pueden dejar ganar. Ninguno tiene la culpa, así te hayas dado cuenta que estabas embarazada antes o después lo que paso se salía de las manos incluso para los médicos. Fue algo que no estaba destinado a suceder–suspiro.

Soy la menos indicada para tratar de este asunto, nunca he vivido nada igual, y no sé qué más decirle para que deje de pensar que todo lo que pasó fue por su culpa.

Mientras que escucho como mi mejor amiga llora por la otra línea, hablando de sus inseguridades y el estado crítico de su relación con Andrew yo intento atrapar un taxi, pero parece como si todas las personas de la zona tuvieran pereza de ir en bus o en sus propios autos y tomar los todos los taxis que se pasan por la callen en la que espero algún transporte. Malditos.

–Sí, tienes razón, esta súper raro el Andrew–hablo aunque realmente no entendí todo lo que dijo–, pero que no se te olvide que justo después de enterarse que ya no tiene hijo, también se enteró que todos sus esfuerzos por ocultarte lo de las imágenes fueron en vano, tal vez no le sentó la broma de la mejor manera.

–No sé qué hacer, sinceramente–se escucha como Rose sorbe los mocos de su nariz y yo hago una mueca de asco. Esta chica no puede llorar sin que los moscos no acompañen sus lágrimas–. ¿Qué me aconsejas?

–¿Qué?–alzo la voz, la bocina de un auto suena y suena sin para y no me deja escucharla–. ¿Me puedes repetir, por favor?

–¿Qué me aconsejas que debería hacer?

–Uff... La verdad es que he tenido tanto novios en mi vida que te tengo la solución perfecta para esto–exagero mi voz para que suene sarcástica–. Mira, Rose, perdón si suena muy dura pero ya intentaste por las buenas y tu noviecito no quiso, así que deja de ser tan cobarde y siéntalo en una silla, amárralo si quieres, no te va a demandar si realmente te ama, y háblale con firmeza, si no, realmente van a terminar. Además del chisme, el silencio es el mejor para terminar con las relaciones de las personas, créeme, eso si te lo aseguro.

Suspira.

Vuelvo mi atención a la calle y me quedo viendo a un auto blanco que tanto me gusta y que muchas veces he subido dando reversa para llegar hasta mí.

–¿Qué no escuchas la bocina?–reprocha. Yo tuerzo los ojos. Si antes me daba emoción verlo, ahora me provoca ganas de darme la vuelta y marcharme.

–Tengo que colgar, Rose. Hablamos después, y en persona, te falta unas bofetadas mías a ver si reaccionas.

Corto la llamada y mira a Han con aburrimiento, dejando que mi cartera cuelgue de mis brazos y poniendo la mayoría del peso de mi cuerpo en una pierna mostrando una pose de impaciencia.

DOS CONTRA UNO [UPLD #2] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora