10. SOLO POR CURIOSIDAD

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Adriel

Haru abre la puerta del apartamento donde vive y me deja pasar primero. La luz de la cocina es la única encendida, hay los sonidos raros a lo lejos de dos personas teniendo sexo, ha de ser incomodo tener vecinos muy activos, y eso que apenas son las diez de la noche.

–¿Estudiamos en mi cuarto?–propone el peli negro y yo asiento con la cabeza. Tal vez los gemidos disminuyan algo si se cierra la puerta.

Haru avanza pasando por la sala, lo sigo y dejamos atrás el comedor para seguir derecho por un pasillo no tan largo. Parece haber varias habitaciones pero todas tienen la puerta cerrada excepto una que es donde él entra.

Una habitación normal, tiene un tamaño grande, pero un poco vacía, amueblada con lo básico; una cama grande, un escritorio con una computadora y cuadernos esparcidos, una guitarra en un rincón y un closet lleno de ropa pero en su mayoría desorganizado.

–Siéntate donde quieras, iré por algo de tomar–dice cordial.

No opino, solo lo dejo ir y sigo mirando sus cosas, sus docenas de dibujos pegados en la pared y algunos comics tirados a un lado de la cama, todos apilados y formando tres pilares pequeños.

Los sonidos continúan, no solo eso, también comentarios obscenos que posiblemente sean para excitar a la otra persona, pero lo bastante molesto para mí. Son muy ruidosos.

Veo que Haru pasa por el frete de la puerta sin entran a su habitación en la que estoy, con dos vasos de no sé qué en sus manos, con los ojos grandes y atentos a lo que esté pasando delante de él. Lo noto pasar como un fantasma, totalmente sumido en sus asuntos sin ser consciente de su alrededor. Me pregunto qué es lo que atrae tanto su atención como para olvidarse de mi presencia.

Doy pasos largos y suaves para salir e ir tras él, lo encentro no muy lejos, como a dos metros de mi mirando a través de la puerta de enseguida, con la boca bien abierta y las manos un poco temblorosas.

Me hago tras él, imitando su gesto de sorpresa al ver lo que sucede dentro de la habitación contigua. Mi teoría de que los sonidos venían de sus vecinos se desmorona por completo, no creo que las dos personas que están desnuda frente a nosotros en una posición que yo solía usar con mi última novia sean considerados vecinos, sino, compañeros de piso.

Haru miraba atentamente a esos dos con la boca más abierta a no poder.

–¿Más profundo?–pregunta con voz jadeante el que estaba encima al otro.

–Si–gime el de abajo con sensualidad y alargando la vocal.

Que. Asco. Y. Que. Trauma.

Sin pensar tapo los ojos de Haru, pero este me aparta la mano y sin dejar que se siga traumatizando con la escena le corto la visión haciendo el mismo gesto, lo abrazo desde atrás impidiendo que se separe de mi por más que luche y lo llevo de esta forma hasta la puerta del apartamento, sacándonos de ahí. Como todavía no había descargado mi maleta todas mis cosas estaban conmigo.

Bajamos por el ascensor en completo silencio, conservando nuestra distancia. Los movimientos que hacía ese hombre seguían en mi mente y no se iban por más que sacudiera mi cabeza.

–¿Quiénes eran?–me atrevo a preguntar.

–El dueño del apartamento con su novio, supongo.

–¿Quién es el dueño?

–Se llama Han.

No conozco a ningún Han.

Llegamos al primer piso del edificio, salimos, lo guio hasta mi auto, le abro la puerta para que entre y él sin quejas se sube. No estudiaremos en su casa, sino en la mía y punto, ahí por lo menos tendremos privacidad y podremos estudiar sin tener que escuchar la hora feliz de los demás.

DOS CONTRA UNO [UPLD #2] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora