Capitulo 5: Puede ser que no estemos tan bien, ¿O si?

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Me despierto con el rayo de luz que traspasaba la cortina e iba directo hacia mi cara. Ojee para mi costado,como pude, y me encontré a Josephine durmiendo, muy profundamente, se podía observar. Ronquidos seguían saliendo de su boca.

Como ya es de costumbre, lo primero que hago al levantarme es mirar mi reloj de mano, el cual indicaba que eran las once de la mañana.

Wow, que raro. Soy una persona de la mañana, nunca me levanto después de las diez y media. Es mas, en los fines de semana, siempre me despierto a eso de las nueve. (Iba enserio cuando decía que era una persona tempranera)

De todos modos, estaba muy incómoda , ya que traía el uniforme puesto desde ayer. Necesitaba una ducha de inmediato. Mire hacia el sillón donde Noah dormía y no estaba, lo que hizo que me levantara de una vez por todas a fijarme si estaba en la cocina. Tampoco.

Me encontré con una cocina toda destruida, como previamente dije y el bate de béisbol que había encontrado en el garage cerca de la puerta. Sin dudarlo, lo tome. Ya tenia una idea de en donde se podia encontrar el estúpido suicida de Noah.

Volví al living y la puerta totalmente abierta. ¿Como es que no me di cuenta antes? Me adentre hacia el pasillo y me percate de lo que vi, sangre por todas las escaleras. Examine la pared, la cual tenia una mancha enorme de sangre, como si alguien se hubiese dado un golpe fuerte con la cabeza allí. Pero ningún cuerpo debajo.

Empecé a subir escalera por escalera con el bate en posicionado para lo que se venga, devorador, ladrón, Noah, lo que sea.

No iba a dudar ni un momento, no podía arriesgarme. A medida que subía, las manchas de sangre se tornaban mas color escarlata, lo cual no significaba nada bueno.

Al terminar de subir las escaleras, trague saliva con lo que pude observar. Esto si que no se ponía de rosas.

Noah se encontraba todo ensangrentado, su remera blanca del uniforme de la escuela estaba manchada completamente de sangre. Al igual que sus manos y partes de sus brazos.

-¡Noah!-corrí hacia él.

Él no emitía un sonido. Se mantenía parado con un cuchillo en la mano en estado de shock. Al igual que en la escuela, cuando vimos la aterradora escena de la directora siendo devorada que si no les importa, no me gustaría recordar.

Se escuchaban golpes escasos contra la madera de la puerta. De seguro había un devorador. ¿Eso significa..?

-¿Que paso? Noah- le tocaba la cara, direccionandola hacía mi pero no había caso. Miraba por todos lados en busca de una mordida o algo, pero no había nada visible. Había visto en la television que el virus se podia transmitir con apenas tocar la saliva de un infectado. A todo esto, él seguía mirando fijo al piso.

-Ella...ella- me trataba de decir.

Trataba de entenderlo pero se me hacia muy difícil.

-Mi..mi madre esta ahi- me dijo entre sollozos como pudo.

Su madre era la devoradora que se estaba tirando contra la puerta, causando golpes secos.

-Ven conmigo- lo tome de los brazos y lo lleve hacia el baño. Alejándolo de aquel lugar que le traía cierto trauma inolvidable.

La canilla funcionaba todavía, ósea que había agua. Le saque su remera toda ensangrentada y busque marcas de mordedura en su abdomen. Nada. En su espalda, tampoco. ¿Pero de donde saco tanta sangre?

- No tienes ninguna mordedura pero ¿Porqué tanta sangre en la remera?- le dije mientras seguía buscando algo que me explique porque había tanta sangre, obviamente esperando a que Noah no me conteste.

-La apuñale para frenarla. Pero seguía viniendo- soltó de la nada, mientras se ponía una remera negra que estaba en el baño.

Okey no me esperaba que me responda y menos eso. En el momento me salió mirarlo con pena, aunque sabia que él no quería eso.

De la nada, se escuchó un grito a todo pulmón que provenía de abajo. Interrumpiendo toda situación de tristeza y pena, ocupándola con estrés y confusión.

-Josephine- Noah volvió a la realidad de repente, casi olvidando todo lo que había pasado recién. Y corrió hacia abajo, conmigo detrás, por supuesto.

Nunca sentí tanto miedo a lo que puede llegar a pasar como recién. Mientras bajaba las escaleras, me preparaba para lo peor. Un devorador comiéndose el rostro de la niña o algo mucho mas aterrador que eso, si es que hay.

-Eyy, ¡Hermano!

Todos nos quedamos en donde nos encontrábamos. Nadie emitía sonido.

-Oh, veo que encontraste a mamá.

Caleb, hermano menor de Noah se encontraba parado en el living, sin ningún rasguño, ni mancha, ni nada. Era igual de alto que Noah, rubio de ojos morochos. Tenia unos 15 años y al igual que sus dos hermanos mayores, era increíblemente popular. Los Williams si que se dejaban desear por todas y todos.

Noah sin dudarlo se lanzó a abrazar a su hermano, dejándome feliz de que por fin algo bueno le este pasando.

- Me asuste al verlo así de la nada, perdón- se disculpó Josephine, quien se podia ver detrás del abrazo.

-Emily, Josephine, este es Caleb- dijo Noah con una sonrisa de lado a lado, mientras tocaba el pelo de su hermano- mi hermanito menor- continuó.

-Ey, ey, ey, que me llevas solo un año grandulón- se defendió este.

Rieron un rato mas y todos nos sentamos en la mesa del living a tomar el desayuno. Caleb nos contó como él había llegado antes de ayer a su casa, porque apenas salió del colegio, vino. Y se encontró con el mismo escenario que nosotros, la cocina destruida, los padres muertos y la motocicleta de Francis, hermano mayor, desaparecida.

-Entonces no sabes donde Francis se encuentra- preguntó el castaño

-No tengo idea, al llegar y ver esto me fui de inmediato al garage y me escondí allí. Luego ustedes llegaron pero al ver a la niña no supe si realmente eras tu, entonces me quede un rato mas escondido y me quede dormido- seguía hablando Caleb, lo cual hizo reir mucho a Noah.

-¿Entonces que? Te quedaste durmiendo solo en el garage y no tuviste hambre ni sed- afirmó en tono burla a Caleb.

-Esta el refri en el garage- se defendió el rubio, lo cual hizo estallar de la risa a ambos hombres.

Dios. Los rumores de los hermanos William eran verdaderos. Si se preguntaban, los rumores era que entre los tres, todos ellos se llevaban demasiado bien y juntos eran capaces de hacer reír a un cuarto entero lleno de personas.

¿Y ahora qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora