La congregación era presa del furor, de la fe y la espiritualidad que el ambiente inyectaba en los cientos de jóvenes presentes. Eran una sola alma, un solo y gran corazón, un mismo baile, una misma canción, la cual retumbaba aún más en cada espíritu gracias a la reverberación que enfatizaba la melodía bajo la cual todo era alegría.
En aquel enorme círculo no había rostro que no reflejara paz, ni mejilla sin inundar por el sentimiento de felicidad celestial. "Da a tus hijos un corazón, uno enorme donde no quepa la razón, ni una sola razón para odiar, un corazón para amar".
Los cánticos habían terminado, y ahora un hombre dirigía al grupo.
A los alrededores, el staff ya comenzaba a limpiar y recoger el auditorio, por lo que había mucho movimiento que, sin embargo, no interrumpía a los entregados jóvenes, quienes jubilosos recibían a quien quisiera unirse a su encomienda de paz.
Una chica se sumó al final, tomando con firmeza las manos de quienes la invitaron a acercarse. Ella lucía pálida, un tanto desorientada, pero a pesar de la insistencia entre murmullos de unos cuantos para que se sentara a tomar agua, ella quiso permanecer en el círculo.
—Esta es mi encomienda, esta es mi misión—se decía a sí misma; apenas se le oía.
—...y que el fuego cese, pero no la calidez...—decía el hombre; el grupo le seguía.
—Ahora soy fuego, ahora soy luz.—la chica iba aumentando el volumen y la intensidad de lo que decía.
—...que la gracia y el amor se multipliquen...
—... porque sin dolor no hay amor...
—...que el consejo sabio y desinteresado nunca falte, nunca falle...
—.... porque todo falló, y yo, luz de sabiduría, hoy no fallaré, no te fallaré...—la chica ahora gritaba; varios miembros del círculo ya estaban nerviosos.
—...que caiga sobre nosotros la eterna bendición.
—...¡y qué mi entrega y mi misión nos guíen a la purificación!
Silencio.
Gritos, llanto, desesperación.
El fuego no cesó; el calor incrementó. Todos, quienes quedaron, corrían sin rumbo fijo, cayéndose con violencia; nunca más que la victimaria. Vanessa había cumplido la que, desde esa mañana de noviembre, se había convertido en su misión de vida.
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Domingo de retiro
Short StoryLas pesadillas que han atormentado a José lo hacen despertar de golpe una vez más, ahora para enfrentarse a una realidad más cruda que cualquier sueño que haya tenido. Vanessa, su hija, se ha fugado y no hay rastro de ella, por lo que el atormentado...