II

38 6 2
                                        

—Vicente, entiende que no hay razón para enojarse ¡Por estar en tu casa! ¡Tienes todo lo que necesitas aquí! ¡Incluso a mi!

—¡Es que no es lo mismo!

—¡¿Ah no?!

—¡No!

—A ver, dime las razones del porque no es lo mismo.

—Es que... admito que yo sí me la paso en la casa y rara vez salgo.

—Ajá ¿Y?

—Pero ahora tengo que estar en casa de manera obligatoria, y no me gusta. Me surge una necesidad muy grande de salir.

—Resumiendo, solo quieres llevar la contraria.

—No... Bueno, tal vez un poco.

—¿Por qué eres así?

•••

Estaba leyendo a gusto.

Todo estaba tranquilo.

O eso creía.

Porque si una persona ajena a ellos viera la escena pensaría ¿Cómo puede estar tan tranquilo?
Pero, no hay manera de culparlo, ya tiene práctica en no alterarse y solo relajarse cuando este tipo de escenario sucedía.

¿Cuál era ese escenario?

Oh, es fácil de describirlo.

Vicente estaba gritando, según Solomon es un momento de crisis antes de verlo llorar (Sí, llorar), con música de fondo a la vez que lanzaba unos cojines al aire como si su vida dependiera de ello, es un dramático, hay que admitirlo.

Estaba quejándose y lamentándose al mismo tiempo.

¿Logran imaginarlo?

En realidad... esuchenlo por ustedes mismos.

—¡Estoy harto! ¡Harto! ¿Sabes? Debí apreciar esos momento que pasé fuera de casa ¿Ahora qué haré? No puedo con esto, bueno, sí puedo, no es tan malo ¿Por qué no imagino que es uno de mis días comunes? Eso es inteligente ¡Lo haré! ¡Así no engaño a nadie! Me rendiré, y terminaré saliendo y la policía vendrá por mi y tendré que pagar una deuda y me vas a regañar y me estresaré porque aunque sabía que no ibaba servir de nada lo hice y...

—Vicente.

Lo llamó.

Al parecer no soportó que hablara tanto, otras veces solo eran quejidos y patadas como berrinche pero ahora era un completo monólogo dramático.

—Ven aquí.

Dejó el libro a un lado, abrió los brazos y como esperaba, saltó a ellos.

No pudo decir nada cuando Vicente estrujó su cuerpo contra el suyo para llorar en silencio.

El arte de estar encerrados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora