Cap 8 Sigo pensando en ti

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Me fui del páramo corriendo hasta la cabaña. Una vez que estaba ahí me fui hacia mi habitación y me tiré en la cama a llorar. Me sentía una completa inútil y cobarde, ella me estaba cumpliendo todas las fantasías que tuve con ella y no puedo creer que yo haya sido tan ciega y la haya rechazado de esa forma. Seguro que nunca me lo perdonará, yo la conozco y se como es ella, hay más posibilidades de que no me perdone, y me lo merezco por estúpida. No tenía ganas de nada, no cené nada tampoco. solo de estar ahí tirada en la cama llorando, se con eso no voy a solucionar nada pero es que necesito desahogarme... hasta que me quedé profundamente dormida. Me desperté por los rayos del sol, era un nuevo día. Tenia los ojos hinchados de tanto llorar. De repente recordé que hoy en la noche tenía que ir a la fiesta de Philip en el castillo de su padre. La verdad no estaba de ánimo para fiestas, pero ya le dije que iba a ir, y no me gusta romper promesas. Además creo que no me vendría mal ir, quien dice si me divierto estando ahí y no tengo pensar en mis problemas y en Maléfica. Bajé las escaleras y desayuné algo. Luego volví a subir a mi habitación para escoger el vestido que usaría esta noche. Como era una ocasión especial no podía llevar uno de los que uso siempre que son muy de campesina, tenia que ir con algo más elegante. Busqué y busqué hasta que encontré uno en color verde muy bonito y elegante y me lo probé a ver qué tal me quedaba. Me quedaba bien. Me lo dejé puesto así no tengo que andar poniendomelo después. Faltaban varias horas para el baile, así que me peiné y salí a dar un paseo, quería tomar aire. Y me llevé un libro para leerlo al aire libre sentada en el pasto y pasar el rato entretenida. Mientras leía no me podía concentrar, porque mi mente volaba pensando en ella. Hice varios intentos para concentrarme en la lectura y no dejar que mi mente me gane. Pero para mí mala suerte ganó mi mente. Me rendí y dejé el libro a un lado y me acosté en el pasto, mirando hacia el cielo. Solo quería que llegue la hora de ir a la fiesta para así no tener que pensar en ella y divertirme. El tiempo parecía pasar muy lento. El tiempo pasa muy lentamente para aquellos que esperan. Pasaron las horas ya estaba empezando a oscurecer y yo me levanté de ahí. Me dirigí hacia la cabaña. Me puse el vestido, me hice un peinado recogido, me maquillé pero no mucho y me puse unos aretes grandes.

Una vez lista saqué del escondite la invitación al baile y salí de allí en un corcel directo al castillo del Rey John de Austled. Pero para mí mala suerte en el camino me encontré con Diaval, estaba convertido en cuervo pero me vió que salía yo a algún lado vestida de fiesta. El había aterrizado en una rama de un árbol, y con mi corcel me acerqué hasta ese arbol.

-Diaval si te preguntas a donde voy, me voy a una fiesta en el castillo del Rey John de Austled, por favor no le digas nada a Maléfica, confío en ti.

-¡Croab! ¡Croa! -Me hizo algo preocupado como diciendo que tenga cuidado.

-Tranquilo estaré bien, quiero divertirme un rato no me sentía bien. Así que por favor no le digas nada. -Lo tranquilicé un poco y me fui no quería llegar tarde. Ya estaba allí, bajé de mi corcel y al señor que estaba revisando si las personas que venían traían su invitación le mostré la mía y me dejó pasar. La fiesta había comenzado, y habían muchas personas y cada vez habian más, unas estaban bailando, y otras charlando y comiendo. Busqué a Philip con la mirada entre tanta gente pero no lo encontré. Pregunté a un guardia que estaba allí por el rey Philip y me dijo que aún no salía y espere un rato. Mientras esperaba me serví una copa de ponche y un bocadillo. Alguien tocó mi espalda, me di vuelta y era el.

-¡Hola Philip! -Dije con una sonrisa.

-Hola Aurora, estas bellísima.

-Gracias, tu igual te ves muy guapo. -Estaba muuy guapo y cuando se lo dije se sonrojó. Aveces pienso que le gusto... pero no quiero engañarme talvez solo sean estúpidos pensamientos míos.

-¿Como estas Philip?

-Bien, ya sabes algo estresado siendo rey pero bien. ¿Y tú?

-Yo muy bien gracias. -Mentí obviamente, me sentía mal por mi Hada madrina...

-¿Porque me dijiste ayer que no le diga nada a nadie de que venías hoy a nuestra fiesta?

-Porque... quería venir sola y si alguien se enteraba querría acompañarme hasta aquí talvez. -Mentí obviamente, era porque Maléfica no me lo hubiera permitido pero como ya dije, ella no puede prohibirme nada.

-Ooh entiendo. ¿Bailamos o comemos algo?

-Lo que tú quieras. -Dije sin expresión en mi cara, no me importaba nada en ese momento.

-Bueno amm bailemos entonces.

-Está bien. Total no tengo mucha hambre jaja. Empezamos a bailar, y el estaba algo nervioso al tenerme cerca, lo pude notar. Yo no dije ni una palabra durante todo el tiempo que bailamos, y no tenía ninguna expresión en mi cara tampoco. No paraba de pensar en ella, sin ella era todo aburrido para mí, me he dado cuenta que la amo, la amo más que a nadie y la necesito ahora, la extraño mucho. Ya no aguanto más. Intenté olvidarla pero no pude. Hice todo por no amarte, me escapé de esta pasión. Imposible es olvidarte, hoy necesito tu amor. Amo todo de ella, su belleza, su forma de ser, hasta su locura, y me vuelve loca a mí. Philip se detuvo al bailar y rompió el silencio entre ambos.

-Aurora ¿seguro que estás bien?

-Si ya te dije que si.

-Estás muy callada. Y eso no es normal en tí. Aparte de que tienes cara triste.

-No te preocupes. -Dije sonriendo.

-Aurora si me preocupas... cuéntame que es lo que te pasa, sabes que puedes confiar en mí.

-No es nada.

-Aurora enserio te lo digo... mira te voy a confesar algo... ¡me gustas! Y es inevitable que yo no me preocupe por ti, te quiero mucho y no me gusta verte así. -En ese momento me sorprendí con lo que me dijo pero me puse más triste aún, si supiera que estoy loca por mi hada madrina... no quiero lastimarlo, el es muy bueno y no se lo merece. En ese momento no aguanté más y me largué a llorar. Philip me sacó afuera del castillo para que la gente no se alterara y ya afuera de él me abrazó por varios minutos hasta que dejé de llorar y pueda contarle.

-¿Ya está? Bien. Dime que está agobiandote.

-No es nada. -Dije secandome las lágrimas. No podía contarle, lo lastimaría a él si le digo que estoy así por otra persona. No estoy lista para decírselo aún. Nose que hacer, debo buscar la manera de salir de esta situación.

-¡Aurora porfavor dime que pasa! -Salí de allí, y me subí a mi corcel de nuevo para escapar de ahí.

-¡Aurora! ¡Esperaa! ¡No te vayas! -demasiado tarde, ya me había ido. Fui hacia la cabaña en mi corcel, pero cuando llegué allí y abrí la puerta me encontré con alguien que no esperaba que estuviera aquí.

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