Cap 22 Profecía

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Philip había ido hasta la habitación de Aurora, no platicaron mucho, la joven cada vez que lo veía no podía evitar pensar lo que le podría llegar a pasar a Philip, aunque odiaba hacerlo, tenía que tratar más con el tema, averiguar porque todas esas coincidencias entre sus sueños y un libro, necesitaba averiguar si eso eran señales de que algo sucedería con el joven.




Al día siguiente, mientras Aurora bajó las escaleras para ir a desayunar, en la mesa vio que había un super desayuno para ella, pero le pareció raro que Maléfica no se encontrara allí, ya que siempre desayunaba con ella.
En fin, de todas formas le dió igual y se sentó a comer.




Después de desayunar sola, se preparó para salir del castillo de Maléfica e ir hasta la Aldea que se encontraba cerca del castillo de Philip. Para su suerte, no se topó con Maléfica ni con Diaval cuando se dirigía hasta la salida, mejor para ella.




Tomó un corcel y se fue hasta aquella Aldea. Mientras cabalgaba se ponía más nerviosa con cada paso que daba su caballo, después de todo iba a saber la verdad sobre aquello que la martilizaba durante sus últimos días. Había llegado a la Aldea, iba explorando cada parte de ella hasta encontrar el lugar donde quería entrar.



En aquella Aldea había todo tipo de tiendas, ya sea de vestimentas, comida, joyas, etc. Hasta que encontró el lugar que tanto había buscado, una pitonisa. Entró a ese lugar buscando a alguien que la atendiera. Mientras tanto observaba con atención aquel lugar misterioso, estaba oscuro, sólo estaba alumbrado por velas, había cortinas en las ventanas en color Violeta, y en la entrada de un pequeño lugar que había allí también había una cortina en el mismo color, curiosa decidió correr aquella cortina para entrar a ese pequeño cuarto.



No había nadie allí tampoco. En ese lugar al igual que el de al lado, no había casi nada más que la misma oscuridad, una mesa con un mantel blanco con velas, y las mismas cortinas en las ventanas.





-¿Acaso no atiende nadie aquí? -Dijo la rubia suspirando.



Se giró para irse, y cuando estuvo apunto de abrir la puerta para largarse, una voz del pequeño cuarto del fondo la sobresaltó y la detuvo.



-Buenos días señorita. -Aurora se volteó para ver a esa persona de la voz grave. -Lamento si la he hecho esperar, no estaba aquí había salido.



-Entiendo, no se preocupe... ¡Espere! ¿Como hizo para entrar aquí? No la he visto entrar por eso.



-Es que tu estabas distraída mirando todo aquí. Entra para que te pueda ver.




Entonces Aurora fue de nuevo hasta ese pequeño cuarto, corrió la cortina y vio frente a ella parada a una mujer joven, de unos 30 máximo, era alta, delgada, rubia, tenia puesto un vestido largo y blanco parecía el de una reina, y unos ojos verdes, bastante guapa.




-Hola... -Aurora se encontraba más nerviosa.




-Porfavor siéntate y ponte cómoda. -Dijo la mujer con una copa en la mano que estaba tomando, era champagne.
-¿Te sirvo un trago?



-Si. -Dijo segura la joven, quería relajarse así que aceptó tomar una copa.



Cuando ya le sirvió la copa, se sentó en la mesa frente a ella cruzando sus manos.



-Bien. ¿A qué haz venido aquí?




-Estoy teniendo un problema, uno que no me deja dormir siquiera. -Dijo mientras tomaba sorbos de su copa de champagne.



La DominatrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora