los sueños se hacen realidad

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Panamá esa noche casi no durmió, estaba nervioso, presentía algo.
Se recostó en su cama mirando perdidamente el techo, tocó la herida en su cuello por encima de la venda.

—¿Debería hablar con él?—dijo para si mismo.

Las horas pasaron y llego un momento en que la luz de el sol podía reflejarse por la ventana e  iluminando la habitación, ya unas grandes ojeras delataban su desvela. Se levantó y fue a hacer el desayuno, se puso la capucha de su sudadera esperando que nadie lo notara.

Pasó por ahí Colombia, no lo notó.
Ecuador... Tampoco. Probablemente no lo notaron por el color de la piel del itsmeño...

Luego el tercer hermano se hizo presente, tenía una pequeña sonrisa en sus labios y no despegaba la vista del panameño, esto extrañó a Colombia.

El suramericano de estrellas no desayunó, sólo salió por la puerta, sin que le dijera nada.

Pan tomó la oportunidad de estar solo ellos y les contó sobre la llegada y ayuda departe USA.

—nose parse, no quiere ayuda—opinó Colombia.

—Estoy intentado hacer algo por él, ¿no extrañan como eran las cosas antes?—
—si, pero se enojara—expresó Ecuador.
—El de todas formas llega hoy— afirma, se cruzo de brazos, desviado la mirada puesto que el colombiano lo mira devuelta con su clásica cara de desaprobación.

—¿¡y no nos dijiste!?—grito Colombia, podía imaginar como reaccionaría.

—es que... ayer por la noche lo llamé y me dijo que estaría hoy aquí —nervioso.

El cafetalero se llevo la mano a la frente y negando con la cabeza.

Ya para la tarde Panamá era el único que aun se encontraba en casa y luego el también tendría que irse.

[...]


El canalero revisaba la mordida una segunda vez, estaba frente del espejo retirando con cuidado el vendaje para luego ir ala regadera.

Al tenerla descubierta, sus ojos se abrieron como platos y casi pega un grito.

Se veía... mal, aun rojiza, respiró ondo para tranquilizarse.
se desvistió y se metió a la ducha.

[...]

Ya se dirigía al aeropuerto, el chofer se estacionó, se bajó del vehículo y lo esperaba a la puerta de salida.

Después de unos minutos de estar esperando, logró divisarlo entre las personas, otra vez traía su maleta mediana con el bolso deportivo, el yankee al igual que el se le plasmo una amplía sonrisa.

Al tricolor casi corriendo y dando un pequeño salto, lo abrazó. Una calida bienvenida, un abrazo que duró más de lo pensado.

Cuando se separaron, la sonrisa de USA desapareció... tras el abrazo la capucha calló sobre sus hombros, ademas de que USA con panama podía se muy observador.

—(what happend?) ¿Que te paso?—intento tocar su cuello, Panamá  retrocedió.

—¡Nada!, quiero decir...—nervioso se corrige—Una quemadura con aceite, todavía duele—Posó su mano en su cuello.

Ahora se fijó en su mano, tenía unas cuantas cicatrices.

—(And that?) ¿Y esto?—sujetó su mano preocupado.

No voy a perderte (panavene)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora