🌹Gran Día🌹

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Era oficial, había sido nombrado como el legitimo heredero, Adrien Agreste seria el próximo rey, una vez ocurriera el deceso del actual. En ese momento, Marinette estaba siendo arreglada por Nathalie, Chloe y Alya, dando los últimos retoques a su bello traje de novia. Estaba tan nerviosa como emocionada, su corazón latía a mil. En toda su vida nunca se considero especialmente vanidosa, nunca se preocupo por su apariencia física. De pequeña su madre le decía que era la niña más hermosa del mundo, pero era muy pequeña para conocer el concepto de la belleza y además es normal que cualquier madre le diga eso a su hija, después, cuando paso a manos de los Bougeuis, Audrey siempre la hizo menos frente a Chloe, además de criticar su apariencia cada vez que podía, pero ahora, viéndose con un hermoso vestido blanco con bordados y detalles dorados, resaltando su cintura y pechos, cayendo de la falda preciosos olanes en cascada. Un moño alto decorado con una plateada con un velo de seda que parecía hecho de nubes, y dos mechones rizados a los lados para enmarcar su rostro. Se sentía la mujer más hermosa del mundo.

Ese día no solo iba a contraer matrimonio, si no que también sería coronada como princesa y futura reina al convertirse en la esposa el legitimo heredero. Aquello le ponía los nervios de punta, pero lo que sea que tuviera que afrontar, lo haría con su amado.

Al salir de la habitación se encontró con André, su rostro irradiaba orgullo y unas cuantas lágrimas asomaban sus ojos.

-Tu padre estaría muy orgulloso de ti.- Fue las palabras que le dedico antes de escoltarla hacia el altar, donde al final, esperaba su prometido, su futuro esposo.

Cada paso que daba su corazón se desbocaba, estaba nerviosa, pero feliz, le causo gracia ver en las butacas a Audrey con una mirada amargada, como si se estuviera conteniendo de hacer alguna imprudencia en medio de la ceremonia. Llego al final, donde Adrien extendió su mano, estaba tan guapo con aquel blanco y pulcro traje. La ceremonia dio inicio y Marinette temió que los nervios le jugaran una pala pasada pero cuando menos lo esperaba, llego la hora de decir los votos.

-Marinette.- Comenzó a decir Adrien.- Viví tanto tiempo en un infierno de oscuridad, y agradezc que tu hayas sido mi luz. La luz que me trajo de vuelta y me ha hecho ser el hombre que soy ahora, por ello, espero que cuando este hombre pueda convertirse en rey, tu seas la reina que estará a mi lado.- Le dijo con una sonrisa, Marinette casi llora de la emoción.

-Tu turno querida.- Le susurro el padre.

-Adrien...- Apenas hablo por los nervios.- Cuando te conocí.... vaya, fue la manera mas extraña de conocer a alguien, pero, descubrí que el interior cuenta mas que el exterior. Fuiste y eres alguien muy importante para mi, y claro que deseo pasar el resto de mi vida a tu lado, apoyándote en lo que pueda y amándote.- Dicho esto, intercambiaron los anillos y el padre los declaro marido y mujer, dando paso al primer beso como esposos, acompañado por el júbilo de los presentes, excepto de Félix y Audrey.


Saliendo de la iglesia, todas las damas solteras se posicionaron para atrapar el ramo, siendo Alya la candidata, haciendo sonrojar a Nino. Hubo un un gran baile para celebrar su unión, su primer baile como marido y mujer, ya ellos llamaban bastante la atención en las lecciones de baile de Marinette al moverse ambos con tanta gracia y sincronía, que verlos a ambos con sus trajes de casados, resultaba un autentico monumento al amor verdadero.

Por supuesto que durante el baile, Nathaniel aprovechó para bailar con su amada Chloe, al igual que Nino lo hizo con Alya. El rey miraba con orgullo a su hijo felizmente casado desde la distancia, aprovecho un momento donde André pregunto si podía bailar un momento con su hija adoptiva para hablar a solas con el. Salieron a un balcón apartado de la fiesta.

-Hijo, solo quería decirte que lo lamento.-

-¿Lamentas haberme recluido por tanto tiempo?- Adrien seguía un poco molesto, pero no era para menos.

-Tuve bastante tiempo para pensar en tu ausencia, de lo mal padre que fui, de que nunca deje que llevaras el duelo de tu madre a tu ritmo y forzarte a madurar cuando aun no estabas listo.- Hablo con pesar.- Esa mujer saco lo mejor de ti, no dudo que dejare el reino en buenas manos cuando sea mi turno de reunirme con mi esposa. Solo espero que tenga suficiente tiempo para ver a mis nietos.-

-Yo... padre... Bueno, se que tampoco fui un buen hijo, también te pido per...-

-No Adrien, no te disculpes, no tengo nada que perdonarte, nunca lo hubo, toda la culpa ha sido mía.- Interrumpió Gabriel.- No puedo borrar lo que hice, pero te deseo la mayor de la felicidad de aquí en adelante.-

El muchacho no pudo evitar derramar algunas lágrimas, lagrimas reprimidas por tanto tiempo, sobre todo, en presencia de su padre, sin previo aviso, el joven lo abrazo, importándole poco la falta de etiqueta o recato. Ya no eran príncipe y rey. Eran padre e hijo.


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Por su parte, Marinette danzaba feliz mente con sus amigas, nunca se había sentido tan dichosa hasta ese momento, rodeada de su familia y amigos, pues sabía que sus padres, donde quiera que estuvieran, la miraban felices y orgullosos.

-Mari, me gustaría que fueras la dama de honor en mi boda.- Le dijo Chloe.

-Nada me gustaría mas.- Le respondió alegre.

A lo lejos, Audrey contemplaba la escena con mirada dura, sabía que en la posición en la que se encontraba, lo mejor que podía hacer era callar, quizá en el fondo tuviera que decirle tantas cosas a su protegida no deseada, pero ahora era su futura reina, le gustase o no, y ante todo, esa una mujer de noble cuna, por lo que sabía de sobra que cualquier cosa que saliera de su boca, sería muy inapropiado para una próxima soberana, no importaba que ella la hubiera visto trabajar en el lodo, había salvado al príncipe de un hechizo y aquella unión era aprobada por el mismo rey. Se paso el resto de la fiesta aislada, solo integrándose cuando su esposo la sacaba a bailar, ajeno a su malestar y disconformidad.

Para finalizar, la pareja fue escoltada en un elegante carruaje hacia el palacio de verano para su luna de miel, el lunar donde se conocieron y pasaron innumerables y gratos recuerdos, claro, sin contar que comenzaron con el pie izquierdo. Había pasado suficiente tiempo para que fuera limpiado de rabo a cabo, re modelado y por supuesto, ahora contaba con mas servidumbre, aunque claro, Nathalie y el Maestro Fu estarían a sus servicios por si precisaban algo.

Subieron a la habitación del príncipe, ya con los muebles reparados y con un bonito y fino decorado, la mayoría eran colores cobrizos con pequeños detalles verdes ya fuera en las decoraciones pequeñas o en tapicería. Y en la mesa frente a la gran ventana de la habitación, estaba la rosa, tan fresca y brillante como Adrien la recordaba. Beso la mano de Marinette con delicadeza.

-Te amare por siempre, mi princesa.- Le dijo tiernamente, ella se sonrojo.

-Hoy y por siempre.- Contesto ella.



(Créditos a los respectivos autores de las imágenes)

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La Bella y La Bestia (MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora