Capítulo 33

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A partir de aquí damos la binvenida a la segunda parte, disfruten de la lectura y que VIVA EL KAISOO

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Tu regreso

El móvil suena con insistencia, aunque demoro en cogerlo mientras me pregunto por qué motivo no le he quitado el sonido, como cada sábado por la mañana. Entonces lo recuerdo y salto como un resorte. Un número desconocido se vislumbra en la pantalla y, aunque no está guardado, sé de sobra quién está al otro lado de la línea. Miro de reojo a mi derecha, pero Krystal no se encuentra. Una nota pequeña de color azul reposa sobre su lado de la almohada.

Descuelgo y la voz de Step suena.

—¿Estás durmiendo? —pregunta, y parece que lo siento sonreír.

Parpadeo varias veces y miro a mi alrededor, buscando una luz carente a causa de las persianas completamente bajadas y la puerta cerrada.

—¿Qué hora es?

—Pues deben de ser las once, aquí son las dos de la madrugada y estaba a punto de irme a la cama. ¿Desde cuándo Kim duerme hasta estas horas? — Ahora sí ríe con seguridad.

«Desde que se mantiene toda la noche en vela, bebiendo como un poseso hasta caer rendido», pienso.

Joder, ni siquiera recuerdo cómo he llegado a la cama esta mañana.

—¿Desde cuándo el gran y nocturno Step se va a la cama a las dos?

—Desde que trabaja más que respira.

Sonrío.

—¿Cuándo vuelves?

—Cuando la cosa se estabilice un poco, ya sabes...

—Sí, ya sé —me limito a responder sin querer dar más datos de los necesarios. Lleva casi un año en España intentando pasar desapercibido para que los chanchullos realizados en sus inversiones no le pasen factura cuando revienten completamente—. ¿Qué querías?

—Tengo información de Kyungsoo. Ya sé que no quieres saber nada y todas esas polladas que siempre dices, pero esto es gordo.

—Suéltalo.

—Viaja a Seul.

—Lo sé —anuncio mientras tomo la nota de Krystal y la leo con rapidez.

No te he despertado, ya he visto que has tenido fiesta durante toda la noche. Te espero en casa de mis padres. Un beso.

Un beso. Como si no hubiese ocurrido nada. Ni mi comportamiento, la conversación, su esquiva, mi huida y toda una noche bebiendo whiskey en el salón de casa.

—¿Lo sabes? ¿Cómo coño...?

—Me lo ha dicho mi mujer. Estará durante el fin de semana y vuelve.

¿Cómo lo sabes tú? Ya no le pago.

—Pues el tipo se habrá enterado y querría crearte curiosidad para que vuelvas a contratarlo, yo qué coño sé. En fin, te dejo, mañana madrugo. Y pasado, y al otro, y al otro... Aquí no hay fines de semanas que valgan, y después dicen que los españoles no trabajan.

¡¡¡¡¡¡¡ CON LAS MANOS EN LOS BOXERS!!!!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora