Capítulo 42

1.1K 130 60
                                    

La noche ha sido insoportable imaginando este momento imposible de evitar; se va. Veo cómo besa a sus padres, hermanos y a su amigo. Mis ojos vuelven a la maleta y la pequeña y blanquecina mano que la sujeta, pero alguien me tapa la visión.

—Un placer, Kim —dice el tío de la camiseta pequeña sujetando mi mano con fuerza para despedirse.

—Igualmente —me sorprendo respondiendo. Es increíble lo que es guardar la compostura, cuando realmente me encantaría pasarlo por el detector de metales despiezado en una maleta.

Solo quedo yo, y Kyungsoo se acerca con más nerviosismo del que debería mostrar. Dos besos en la mejilla y ninguna opción a decirle que lo amo, que ya lo extraño por el simple hecho de saber que se va.

—Buen viaje —digo.

—Gracias. Hasta la próxima.

Sonríe tímidamente y se da la vuelta diciéndoles a todos adiós con la mano.

Hasta la próxima.

«Muy pero que muy próxima», me digo sonriendo interiormente.

***

Le he propuesto a Krystal tomar algo fuera de casa, pero tenía que volver a la farmacia para echarle una mano a su compañera, a la que por algún motivo que desconozco y que no me importa, le ha tocado sumar algunas horas de la guardia de esta noche anterior. De todo este asunto, únicamente me interesa que la ausencia de Krystal me ha venido genial para poder marcharme solo a cualquier lugar donde pueda ordenar mis pensamientos.

Después de haberla dejado en la puerta de la farmacia y llamado a BaekHyun para agradecerle lo que ha hecho, me adentro en el primer bar que visualizo.

Alzo la mirada hasta dar con el camarero y lo llamo para que me sirva una copa. Me siento en la barra y doy una y otra vuelta a mi vaso, al igual que a mi cabeza.

Una, otra, otra, otra... y todas me llevan al mismo sitio. Todas me llevan a él.

Mi móvil suena con insistencia dentro del pantalón, al levantar la vista del vaso, me percato de que casi no hay nadie a mi alrededor, no sé qué hora es, pero sí que debe de ser temprano. Y que no he almorzado, y esto lo noto sobre todo al intentar dar con el móvil dentro de mi pantalón y el alcohol casi no me lo permite. Cuando finalmente lo consigo, el nombre de mi suegra en la pantalla me descoloca.

—¿Marie? —pregunto nada más descolgar, intentando que mi voz suene lo más serena posible.

—Jongin, ¿está Krystal contigo?

—No, ¿por qué?

—Estoy asustada, llevo llamándola toda la tarde. Le prometió a Sehun que lo ayudaría con el trabajo de clase y que aprovecharía para tomar el café juntos, pero primero no lo cogía y ahora me sale apagado. —Su voz suena preocupada y consigue transmitirme esa preocupación.

Me levanto con toda la rapidez que puedo del taburete y alzo la mano, pidiendo la cuenta. El camarero se acerca con premura y suelto sobre la barra un billete que de sobra que cubrirá los gastos, incluyendo una buena propina, y salgo del local. Me asombro al darme cuenta de que ha oscurecido.

¿Cuántas horas me he pasado ahí metido?

—Voy a buscarla, si averiguo algo te llamo. Tranquila, yo mismo la dejé en la puerta de la farmacia. Al parecer iba a echar una mano a Amber, que ha tenido guardia esta noche, seguro que está sumida en el trabajo y se ha quedado sin batería o algo.

—Esperemos.

—Seguro que sí. —Cuelgo y me dirijo al coche, a sabiendas de que no estoy en condiciones para ello.

¡¡¡¡¡¡¡ CON LAS MANOS EN LOS BOXERS!!!!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora