S E I S

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Había llegado tarde, otra vez. ¿Recuerdan cuando dije que Sebas podría irse al cine y yo jamás me enteraría? Bueno, solo me entero porque se burla de mi desastrosa puntualidad.

Sebastián se sube al coche, abrocha el cinturón de seguridad y rie alegre.

—Por un momento pensé que llegarías una hora más tarde, íbamos a ir por una pizza.

—Sigo sin saber como es que estudias, prácticas tantos deportes y tienes tiempo para salir.

—Bueno, ese tiempo "para salir" es la traducción a "mi hermana otra vez llegará tarde y saldré a la plaza." A lo que me recuerda que me debes 20 dólares.

—Son 10, pequeño tramposo.

Enciendo el coche y manejo mientras él me platica de su día.

—¿Bruno te trajo? —pregunto mientras hacemos fila para comprar en el auto servicio de Comida rápido.

—No, estaba ocupado y no vendría, tomé el transporte.

Asentí.

—No sé, quizás sea bueno que contratemos a alguien y sea más seguro.

—O podría manejar yo.

Frunzo los labios, no convencida de su propuesta.

—A veces te crees muy listo —Le hago saber, ordenamos un pastel de helado y retomamos el camino.

—Vamos, así evitas estar dando vueltas y perder tu tiempo.

Se acerc a la radio y le cambia de estación, tomo una bocana de aire y niego con una sonrisa.

—No se trata de eso, me gusta venir por ti y pasar tiempo contigo siempre que puedo. Pero también me preocupa que estés solo mucho rato. Eres muy pequeño aun para un auto, sé que algunos de tus amigos ya tienen pero me da un malestar horrible de pensar que cualquier cosa podría pasarte.

》Mira, no quiero ponerme toda loca con el tema de seguridad vial y eso, así que haremos una cosa. ¿De acuerdo?

—Bien, te escucho.

—Si Bruno no viene, tomarás un taxi con alguno de tus compañeros. Al salir puedes estar en la plaza pero con cuidado, yo siempre vendré por ti y si no puedo, mando a alguien pero te avisaré. En ocasiones podrás llevarte el coche pero rara vez, y te prometo que al cumplir 18 yo te llevo a escoger un coche que te guste.

—Éstas siendo un poco sobreprotectora, pero me gusta la idea. A los 17, entonces.

—Te daré extra para las ocasiones que Bruno no pueda, así no te preocupas por eso. Hablaré con papá, si el considera que a los 17 está bien, lo haremos. De otra manera, entonces seguiremos mi plan original.

—Luke empezaste a conducir a los 17

—¿Has visto como maneja Luke? Cada vez que me subo a su auto, entierro mis uñas. Él no maneja, él quema la llanta.

Lo vi sonreír y me detengo en el alto.

—Yo creo que en su otra vida fue corredor de autos. —Menciona mientras buscaba algo en su mochila.

—Si, yo también lo creo.

Tras unos minutos de silencio vuelve a hablar.

—¿Gi?

—Dime

—A mi también me gusta pasar tiempo contigo.

Siento mi corazón derretirse y estoy segura de que estoy sonriendo.

El modelo perfecto del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora