T R E I N T A Y C I N CO

74 7 4
                                        

Giselle.

El agua caliente ayuda a que mi cuerpo se relaje y deje de pensar, quiero desconectar. Quiero una noche, quiero esta última noche antes de que Esther y Frida se vayan y todo esto acabe, antes de que él se entere y terminemos teniendo una charla sobre como esto ya ha tocado su fecha de caducidad. Yo le daba a que ese par se quedaría un tiempo más pero cuando Nathan me lo notificó no quise creerle y después, Anastasia me lo confirmo cuando las vio recoger sus boletos en el aeropuerto, eso me sentó como un golpe que me roba el aire. Ellas se iban y esto se termina, así que una noche, una noche donde tengo para decidirme si quiero dejar este juego para iniciar algo real o cortarlo de raíz.

Darle un cierre definitivo.

Claro, que en mis planes no estaba que el coche dejara de funcionar a mitad de camino o que la lluvia me ganara, ni que el paraguas lo tuviera Alina y no en la cajuela del coche. Sentí que el mundo me decía un claro "Lárgate, esto no va a funcionar" pero no me había mojado ya lo suficiente como para echarme para atrás.

Así que lo hice.

Termino de enjabonarme, el agua me ayuda con eso y salgo de ahí. En el baño hay un pequeño mueble donde, si no me equivoco, están las toallas limpias y me envuelvo en una de ellas para mantenerme con un poco de calor y con otra, trato de sacar toda el agua que mi cabello retiene. Envuelta en la toalla, segura de que no caerá, salgo para ir a la habitación de Ethan, donde estoy segura que ha dejado la ropa para no molestarme.

Y no me equivoco, al entrar puedo darme cuenta que la habitación no ha cambiado, quizás si ha modificado el color de sus sabanas y sus repisas han cambiado sus objetos por libros, no me sorprende, menos aun cuando en su escritorio que tiene solo "porque si" está lleno de lo que reconozco como apuntes y algunos marcadores. Hace poco Lana me reveló un secreto, su emoción le ganó y pensaba que ya lo sabía. No lo sabía, era un secreto a voces que Ethan estaba estudiando una carrera, pero ahora parece que con todo lo que se venía encima él mismo previno todo, está a nada de graduarse. Estoy orgullosa de él, mucho y feliz porque lo está haciendo, supongo que al final si se fue por Sociología. Pero todo eso no evita que en parte me sienta algo decepcionada porque no estuve ahí, no es hacia él sino, así mí. Porque me hubiera gustado estar como él estuvo conmigo muchas veces.

Entre más pensamientos como esos, termino por cambiarme y al final, deslizo la sudadera sobre mi cuerpo para seguir con mi cabello, apenas termino de eliminar cualquier nudo que tenga es como salgo de la habitación. Camino descalza, pero no siento la frialdad del piso, salgo para sentarme en el taburete enfrente de la barra.

La espalda de Ethan es lo único que veo, no sé qué hace, pero se mueve entretenido, quizás es la comida de la que habló ya unos minutos después. Pero no le hago saber que ya estoy en el mismo sitio que él, solo lo veo. Y me pierdo. Lo hago por unos instantes y esos instantes se vuelven todo lo que necesito.

Fuerzo una conversación.

—¿Estabas ocupado?

Apenas se gira para contestar, pero cuando lo hace me sonríe.

—No realmente. Estoy haciendo algo de cenar para ambos, pero —se acerca con una taza humeante entre sus manos, la desliza sobre la superficie, pero no la suelta tampoco lo hace cuando pongo mis manos sobre las suyas —te hice un poco de té, menta con leche.

Mi favorito. Mi corazón parece notar lo mismo que yo, porque se acelera.

—Gracias —murmuro y él suelta la taza. Alzo la taza para alcanzarla a mi boca, dando un sorbo me doy cuenta que el calor me ayuda bastante a nivelar mi temperatura corporal, más si tenemos en cuenta que vengo casi de un diluvio.

El modelo perfecto del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora