Superpoderes

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"Ella tiene superpoderes
Lo lleva en la frente
Ella quiere ser de este mundo
Lo ha querido siempre"


Puto Flavio

Esas eran las únicas palabras que podía dedicarle en estos momentos su mejor amigo. Juraba que no había visto a alguien con más suerte en su vida.
El tio con tan solo 27 años había heredado una de las mayores empresas del país, vamos, que se había convertido una especie de lobo de wall street pero con acento murciano, aparte de eso tenía una cara esculpida por el mismísimo Miguel Ángel, a veces flipaba con lo guapísimo que era, de verdad, era la única persona que le había hecho cuestionarse su sexualidad, en resumen, que si no fuese heterísimo se iría con su amigo sin pensárselo dos veces y lo más importante de todo, era una persona excepcional, la bondad personificada si le preguntaran, siempre dispuesto a darlo todo por su gente y una persona solidaria a más no poder, había estado haciendo voluntariado desde los 16 y actualmente pertenecía a ¿10? ¿15? ONGs. Para nada el cliché de empresario rico, cabrón y avaricioso puto Flavio tio, si es que es incapaz de hacerse odiar ni un poquito.

Y mientras Gèrard se encuentra en el baño de la boda con sus colegas sólo puede pensar en una cosa, su vida no es para nada como la de Flavio. Él no había vivido en una familia en la que el dinero caía del cielo, si llegó a la universidad fue a base de becas y sentía que todo le quedaba grande todavía, en un abrir y cerrar de ojos pasa de ser un chaval que tiene que trabajar en un bar para ayudar en casa a ser un abogado super cotizado que puede permitirse sus lujos más extravagantes.

Salvando eso su vida no había cambiado tanto, cuando cruzaba el umbral de la puerta de su casa siguía su amada rutina de cogerse una buena cerveza e irse a la bañera, solo que en vez de bañera ahora era el gran jacuzzi de hidromasaje, y despues ver una serie de netflix, luego a la mañana siguiente al gimnasio y posteriormente al trabajo, pero jamás se quejaría de eso. Amaba pasar día tras día haciendo algo que le gustaba. La vida de Jesús era parecida, la de Javy también y la de Rafa tres cuartos de lo mismo, tal vez más modesta, pero había un denominador común que las diferenciaba de la suya y eso eran Nía, Anaju y Eva. Él no había vivido una historia de amor como las suyas, pero eso casi insignificante.

-¿illo en qué piensas tanto?- la característica voz de Rafa le dio un sopetón en la cara sacándole de su mundo interior.

-En nada, anda pasa- Rafa le pasó el cigarro, todo el mundo sabe lo que pasa en los baños de las bodas, al menos ellos no iban a meterse rayas, solo a que les inundara la nostalgia recordando lo que hacían en antaño en los servicios del instituto.- Está bien tenerte de vuelta ¿sabes? Se te echa mucho en falta.

Rafa fue el primero del grupo en irse, hace 2 años concretamente, en España las cosas para los científicos no estaban especialmente bien y es por eso por lo que él se fue con su novia Eva, para acompañarla a cumplir su sueño, él por su parte todavía esperaba a encontrar trabajo en algún colegio de allí.

-Coño, pues veniros a Londres alguna vez de visita, que mucho echarme de menos pero luego el único que ha venido a visitarnos ha sido el Jesús.

-Eso es verdad, a mi ya broncas ninguna- Dijo el castaño mientras se reía.

-Si estuviste una semana, anda flipao' -contestó Flavio mientras daba una calada y le pegaba un pequeño golpe en hombro.

- De verdad que vaya tres patas pa' un banco- Javy apoyado en la pared observaba la escena carcajeandose.

-Quién lo diría... la única vez que nos juntamos los cinco en dos años y es porque Flavio se casa - había un tono de pena en la voz de Gèrard. Se sentía muy afortunado de tenerles.

Como Si Fueras A Morir Mañana | GeranneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora