Big Bang

1.3K 73 160
                                    

“Se han concentrado todos los climas en el corazón de mi casa
No se distinguen el día o la noche
El viento del sur o del norte”

Madre mía, que bien huele

Remoloneó un rato más en la cama. Hoy no trabajaba por la mañana y podía darse el gusto de disfrutar de esos cinco minutos extra que siempre son tan ansiados de diario. Al abrir los ojos vio una estampa fuera de la común a la de todas las mañanas, las paredes pistacho eran completamente blancas, su pequeña ventana había triplicado su tamaño, su armario viejo de madera no era nada comparado a este, su ropa probablemente ocuparía tan solo una esquina y sus dibujos a lápiz se habían transformado en cuadros abstractos, y eso sí, ninguna planta ocupaba aquel espacio, pero eso no fue lo que más le chocó.

De normal, la guitarra de Maialen ya estaría sonando desde el salón, o Bruno ya tendría puesta su playlist de Arnau Griso que siempre usaba mientras hacía la comida, ella se despertaría enfurruñada por el ruido y ellos le dirían que no podían estar en silencio hasta que la bella durmiente se despertara casi a las dos de la tarde, lo echaría mucho de menos, a ellos en general y se preguntaba si ellos pensarían lo mismo sobre ella. Desenchufó su móvil y comprobó que efectivamente, no tenía ningún WhatsApp, era tonto que pensará que fuera a recibir unas palabras por su parte cuando ni siquiera la noche anterior intentaron saber que había sido de ella al ver que se había ido del piso, pero en fin, suponía que tendría que acostumbrarse.

Cuando se giró hacia la mesilla para dejar su móvil vio una bandeja blanca con comida y casi grita de la emoción. En ella había unos trozos de tarta, uno de frambuesa y otro de chocolate, ahora entendía que oliera que alimentaba, junto a ellos, un café que ya estaba completamente frío desde que lo hubieran hecho, seguramente a primera hora de la mañana. Ay mi pobre, pronto verá que no soy especialmente madrugadora. Lo siguiente que vio en la bandeja fue dos post-its rosa fosforito, se sentó en la cama y empezó a leerlos, entre ellos parecía que habían algunas cosas que podrían reinventarse, pero nunca cambiar.

“¡¡Buenos días vecina de habitación!!

¿Has dormido bien? Espero que sí y que tu cuerpo y tu mente hayan recuperado fuerzas para empezar con tu gran fuerza el día.

Y si no ha sido así, pues ya me encargo yo de intentar endulzártelo aunque sea un poquito (y si es que si, pues eso que te llevas)  espero que te guste la tarta y, por favor, no seas muy crítica conmigo por el café, para una experta como tú será como beber agua de váter pero uno hace lo que puede.

Espero que no te haya molestado que pase a tu habitación sin antes preguntarte pero tenía que dejarte esto, sino arruinaba mi propia sorpresa y para que mentir, estás muy guapa dormida.

Esta no va a ser la última nota que tengas, como aquí un servidor ha tenido que irse pronto a intentar levantar el país, me he propuesto hacerte una especie de “house tour” de esos con estos post-its para que conozcas lo más rápido y mejor posible tu nueva madriguera.

De la habitación no tengo mucho más que decirte, ya lo habrás visto todo supongo. Como ya te he dicho antes somos vecinos y cualquier noche que necesites algo tres toques a la pared y me levanto como un rayo aunque, eso sí, mis pintas de dormir no son algo especialmente digno de ver.

La siguiente nota es la verde, está en el salón así que cógete el desayuno y llévatelo para allá, te aseguro que me lo agradecerás luego ;)”

Anne sonrió como la puto pillada que era, bueno, realmente él sería capaz de hacerla sonreír aunque la acabaran de cagar cien palomas encima. Sí se preguntaba si Gèrard le podía gustar cada día más, ahora acababa de demostrárselo con creces. El chico era todo sorpresas, y a cada cual mejor, era como una caja de bombones gigante nunca mejor dicho lo de bombones.

Como Si Fueras A Morir Mañana | GeranneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora