Otra Forma De Vivir

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"Ahora yo
Que vi nacer el mundo
Que mi latido es tuyo
Ahora yo
Que abrazo tus recuerdos
Y callo tus secretos"

—Joder

Dio unos cuantos golpes a la almohada para situarse antes de abrir los ojos, tenía el brazo estirado sobre esta y la cabeza apoyada en mitad de la cama. Levantó su cara de las sábanas y aplastó con su puño el botón que hacía que ese cacharro del demonio dejara de sonar, tras eso volvió a apoyar su cabeza sobre el colchón, al palpar una de sus mejillas quedó una mancha roja sobre sus dedos, se miró en el espejo del armario, tenía una raya de pintalabios cruzando todo el lado derecho de su cara. Las sábanas enrollaban su cuerpo, ni siquiera sabía si tendría algo vistiéndola, al tumbarse boca arriba vio que sí, tenía puestas sus bragas de encaje marrones y lo único que recordaba después de cruzar esa puerta era que se había puesto el despertador a las 15:00, para poder comer como una persona corriente. Pero pese a tener tan solo pequeños flashes en su mente supo que se lo habrían pasado muy bien, total, si había tenido que hacer uso de aquel reloj de mesilla tendría que ser porque estaba muy convencida de que iba a necesitarlo.

Apoyó su cabeza contra el cabecero de la cama y cerró los ojos para tomarse unos cuantos segundos de paz mental antes de empezar el día. No pudo hacerlo. No, porque a sus amigables vecinos se les había ocurrido ponerse a tocar “wonderwall” con la guitarra, y con unos buenos amplificadores, ya que el sonido se escuchaba bastante fuerte.

Fantástico, increíble, apoteósico… Me cago en mi puta vida.

Dio un manotazo a la pared para que los vecinos se dieran por aludidos. Que sí, que era su casa y menos matar gente podían hacer lo que les saliera de sus bajos en ella, pero seamos sinceros, no hacía falta que el vecino del primero se enterara de que uno de los áticos era un guitarrillas.

Se levantó de la cama y se cambió mientras dejaba su móvil encendiéndose. Cuando ya estuvo vestida se tumbó de nuevo y miró si tenía novedades. Tuvo que dejar el teléfono inactivo unos segundos de todas las notificaciones que le salían de Instagram, cuando por fin dejaron de lloverle mensajes en su pantalla de inicio entró a la aplicación.

Tenía más de trescientos comentarios en su última foto con Gèrard, no sabía en qué momento esa publicación había hecho que tanta gente se volviera loca comentando. La gente ponía corazones de miles de colores y cosas como que eran “goals” o que ojalá alguien les quisiera así a ellos, hasta ahí todo correcto. Después empezó a ver otras cuentas fans dedicadas a ellos dos, el único contenido que tenían subido en ellas era esa única foto de ellos dos con algún filtro de Rétrica por encima, ya habían maquinado un shippeo, les llamaban “geranne” y ya había varias personas peleándose por ser su club de fans oficial.

¿En que cabeza cabía? Si a ella la conocían de hace menos de una semana y Gèrard ni siquiera era un personaje público, que su novio estaba tranquilito con su papeleo y sus leyes en la empresa, a él que le dejaran en paz. No quería que se escondieran en redes sociales pero tampoco que la gente empezara a tomarles como robots de hacerse fotos para sus clubs de fans o algo así. Optó por no abrir los dm's que les enviaban esas cuentas, no quería preocuparse más de lo necesario por eso, al menos por el momento.

A drogarse a la droguería, señoras.

Y para sumarle puntos, el vecino seguía pico y pala con la canción en bucle. Una mañana de ensueño.

Se guardó el móvil en el bolsillo del pantalón y se puso sus chanclas, fue al baño y se limpió el manchurrón de pintalabios y tras eso fue de camino al salón mientras bostezaba. Lo único que quería en ese momento era que su chico estuviera haciendo macarrones a la boloñesa para comer y darle un beso de buenos días.

Como Si Fueras A Morir Mañana | GeranneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora