Carreteras Infinitas

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''Hoy quiero cantar
Y que mi voz reúna a toda la hermandad
No somos muchos pero nunca hay un rival
Que nos pueda hacer callar ''


Había pasado una semana.

7 días justos desde aquella boda.

Si le hubieran preguntado a Anne no sabría contestar como había ocurrido esa semana para ella. Por un lado la velocidad de la luz se quedaba corta, pensaba y todavía podía sentir el olor de aquel lugar y todo lo que sintió, pero por otra parte, parecía que habían pasado años y años.

Mientras se veía a si misma tumbada con el pijama todavía puesto en el sofá de su casa le encontraba el sentido a por que la semana le había pasado tan lenta. Mírate, si es que no has hecho nada de provecho en esta semana, puta vaga. Conmovida por sus pensamientos decidió ponerse las pilas y empezar a funcionar. Hoy trabajaba en el bar pero algo se movía en el fondo de su estómago, sintiendo que no iba a ser un día más. Tenía un presentimiento.

Hoy va a salir bien

Se fue a la cocina y allí se encontró a Maialen con una taza en la mano mirando fijamente al frigorífico mientras se mordía las uñas de la otra mano. Una estampa un poco tétrica de buena mañana, la verdad. Pero en verdad sabía que no estaba así porque hubiera dormido mal o algo así, si Maialen estaba tan rara era por algo importante, más de 7 años de amistad daban para mucho.

Con precaución se acercó a su amiga y la abrazó por detrás sin que esta no se diera cuenta, apoyando su cabeza en su hombro derecho.

-Buenos días Maialenita.

- Hola Anne- pronunció secamente aquellas palabras y apartó a Anne bruscamente de su cuerpo, lo que hizo aumentar exponencialmente las sospechas de la pequeña de las dos.

-Joder Maialen, ¿se puede saber que te pasa? - Anne lo dijo tal vez más borde de lo que le hubiera gustado, pero no entendía la actitud irascible que estaba teniendo con ella.

-¿Que qué me pasa? Bruno, Bruno me pasa - En ese momento la del flequillo se giró como si de un tornado se tratase mientras dejaba con fuerza la taza en la encimera- lleva más de una hora encerrado en la habitación hablando por teléfono con alguien que es que ni se quien coño es porque no ha querido decírmelo.

Anne asintió en ese momento y se fue a su cuarto dejando sola a Maialen en la cocina con la palabra en la boca. Casualidades de la vida que para llegar a su habitación tenía que pasar antes por la de Bruno y Maialen. Ella siempre diría que fue sin querer, incluso el acercarse y pegar la oreja a la puerta para oirlo todo con más claridad, todo sin querer.

-Sí, claro, tendría que comentarlo pero lo más probable es que estén de acuerdo. En un rato si quiere le llamo, le confirmo y ya le doy los datos de la dirección y tal ¿Vale? De acuerdo, muchas gracias por todo, Arnau. Hasta luego, buen día.

Oh mierda

Cuando escuchó a Bruno colgar cortocircuitó y se intentó esconder para evitar ser pillada por el uruguayo el baño, el baño corrió intentando hacer el menor ruido posible con sus zapatillas de estar por casa hasta que pudo llegar al servicio y encerrarse sigilosamente.

Una vez allí, apoyó los brazos en el lavabo y se observó en el espejo. No entendió absolutamente nada de aquella conversación telefónica, por su mente pasaban millones de ideas y cada cual le parecía más descabellada que la anterior. Hostia ¿Y si tenía que ver con nosotras?. No entendería el secretismo de Bruno si no fuera por eso, pero tampoco quería llevarse un batacazo y que luego resultara ser que les hubieran comprado alguna chorrada de las que vendían por Wallapop.

Como Si Fueras A Morir Mañana | GeranneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora