¿Qué podía hacer?
La sociedad avanzada, la igualdad, los valores... ¿El amor? ¿La libertad? Aquellas palabras de las que los ricos alardeaban de disfrutar cuando ni si quiera conocían sus significados. La sociedad feudal seguía existiendo y él ni podía disfrutar de la vida ni tampoco plantearse cualquier cosa que no le hubieran impuesto sus padres.
Claro, el dinero era algo que, decían, daba la felicidad. ¿Pero qué clase de felicidad se podía comprar? Tenía que estudiar lo que le obligaban, continuar en la empresa familiar aunque no le gustara... pero lo que más odiaba era tener que casarse con alguien que ni si quiera le gustaba.
Allí, en medio de la fiesta, un sábado. Los niños ricos que se creían que el alcohol y la música entre foto y foto les haría más felices, estaban a su alrededor mientras bebía amargamente mirando a su futuro esposo.
Le parecía repugnante. ¿Para qué habrían aceptado el matrimonio homosexual? El país era mejor cuando no lo permitía. Ese era su único pensamiento.
Wow. Claro, el primer matrimonio gay. Dos chicos que llevaban saliendo a escondidas del mundo 8 años, desde la secundaria, finalmente pudieron casarse. Recibieron aún todo el odio posible. ¿Apoyo? Hasta un club de fans, pero ellos no les arreglaban las ruedas pinchadas de su coche ni le limpiaban las paredes llenas de pintadas insultantes. Pero daba igual, seguía habiendo matrimonios de esa clase y él podía estar tranquilo ya que en su mansión nadie iría a grafitear al lado de su puerta y tampoco le golpearían ya que, si era necesario, le pondrían guardaespaldas.
Era interesante observarle a él. Ligando con todas aquellas chicas que se hacían las coquetas y las pijas cuando estaban deseando abrirse de piernas y que cualquier chico que tuviera un coche de gama alta aparcado en la fiesta las follara toda la noche para tener algo de animación en sus vidas.
Aventuras, lo llamaban ellas. ¿Eso era una aventura? ¿Ser follada cada noche por uno? Si al menos cobraran dinero por ello hasta podrían considerarlo un trabajo. Aventura, consideraba él, era perderse sin dinero en un país extranjero en el que no supiera el idioma.
Se terminó la copa y se levantó con paso cansado hacia la barra, quizá pedía otra, al menos si se emborrachaba caería medio dormido y su prometido se quejaría por tener que acompañarle a casa.... Bueno, al menos iría a casa.
Pasó por detrás de él dándole un leve empujón, le molestaba que ligara tan abiertamente con cada persona que se le cruzase por delante en su presencia. No le quería, pero al menos quería guardar un mínimo las apariencias.
-¿Ese no es el que se va a casar contigo?
-Claro, me ama, le encanta calentar a todo el mundo porque se cree que me pone cachondo. Luego en la cama le castigo, es un juego. ¿Sabes? Ponme otra y métete en tus asuntos.
¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Decirles que su prometido era la persona más adultera de la ciudad? Sería el hazmerreír.
Le sirvieron otra copa y se acercó directo a una chica que le estaba mirando desde hacía un rato. Sonrió y decidió hacer lo que nunca había hecho... Darle de su propia medicina.
-Hola...
-Hola, estás muy guapa esta noche... ¿No íbamos juntos a tercero?
-No, a hípica –dijo ella corrigiéndole.
-Ah, claro... perdona el despiste, he bebido un poco más de la cuenta...
Llevó la mano a acariciarle una mejilla y así colocar un mechón de su pelo detrás de la mejilla, pero él apareció, incluso sabía fingir que estaba celoso.
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Criminal [Hopemin]
RandomJimin y Yoongi son hijos de unos empresarios millionarios, y están comprometidos por intereses familiares, pero Jimin está cansado de la vida que lleva. Una noche el destino pone en su camino a Hoseok, un chico misterioso y con una vida poco recomen...