maratón 2/5.
Lancé mi teléfono lejos antes de cerrar la puerta de mi habitación. Esa noche no quería ninguna distracción, y cuando hablo de distracción me refiero a Sara. Solo quería beber hasta perder la razón, nada más, por esa noche.
―Iré a casa de Mónica, no me esperes despierto ―dije a medida que bajaba las escaleras. Mamá asintió mientras terminaba de alistarse para el trabajo. Que por cierto, sus turnos en el hospital cambiaron, ahora trabajaba toda la noche hasta las seis de la mañana.
―No bebas mucho, tienes clases mañana.
―No, claro que no. Vamos a tomar mucho zumito de manzana y comer galletas de animalitos ―tomé las llaves de la casa. Mamá rodó los ojos.
―Es en serio, Raúl. Cuídate, ¿sí? ―ella besó mi frente con cariño, sus brazos me envolvieron de una manera dulce. Como solía hacerlo antes, cuando solo eramos ella y yo, extrañaba ese lado de mi madre.
―Sí, no te preocupes ―sonreí―. Volveré totalmente sobrio.
Coloqué ambas manos en el bolsillo de mi jersey gris al salir de mi casa. La noche estaba tan tranquila que ningún coche rondaba por ahí. No me preocupé en lo absoluto, aquí en el vecindario nos conocíamos entre todos, incluso algunos ladrones eran mis amigos.
Vi a Rubén fuera de su casa, sentado en el capó de su coche. Cuando me vio rápidamente bajó de ahí, para acercarse con su móvil en la mano y el ceño fruncido.
―¡Te estuve llamando! ¿Por qué no respondiste?
―Lo dejé en mi casa ―me encogí de hombros―. No quiero que me rompan las pelotas, hoy no.
―Mmm hubiera quedado mejor "No quiero que Sara me rompa las pelotas" ―Rubén rio. Yo rodé los ojos.
―¿Podrías no mencionarla?
―¿A quién? Oh, tranquilo, no voy a mencionar a Sara ―él entreabrió los labios al darse cuenta que la había nombrado―. Perdón, dije Sara ―cerró los ojos―. Perdón de nuevo por decir Sar...
―¡Ya! ¡Vámonos! ―interrumpí a mi mejor amigo cubriéndole la boca con mi mano.
Subimos al coche, Rubén encendió el vehículo y comenzó a conducir hacia la casa de Mónica.
―¿Quieres? ―dijo extendiendo una caja de cigarrillos―. El mechero está en la guantera.
―Claro ―los tomé y encendí un cigarrillo. Abrí la ventana para no llenar el coche de humo―. ¿Sabes quienes irán?
―Los de siempre. Será una gran noche, lo presiento ―Rubén mordió su lengua, emocionado, siempre lo hacía cuando lo estaba.
―Ah mierda ―golpeé mi mano contra mi frente―. Lo olvide, debemos comprar cervezas.
―¿Qué? ¡No! Ya casi llegamos.
―Le prometí a Mónica que llevaría para beber y eso voy a hacer. Para el maldito coche ―eché el humo de mi boca―. Rubén, hazlo maldición.
―¡Bien! ―detuvo el coche de golpe―. Bien, aquí te espero.
―No tardaré, solo serán un par de latas y botellas ―le guiñé un ojo y bajé del auto.
―Oye, ¿me compras dulces por el camino?
―¿Gusanitos de gominola? ―suspiré.
―Oh sí, qué bien me conoces.
―Imbécil ―reí negando.
[ . . . ]
Unos veinticinco minutos después llegamos a la mansión de Mónica. Era enorme y tan elegante, parecía una escenografía de las películas. Rubén abrió la puerta sin golpear y yo lo seguí, siempre hacia eso, en cualquier casa a la que iba, entraba como si fuera la suya. No entendía como es que todavía no lo golpearon por eso.
―¡Llegó el alma de la fiesta! ―gritó Rubén levantando las cervezas que habíamos comprado. Todos los presentes en la sala aplaudieron―. Oh, y Auron ―me señaló y yo golpeé su cabeza.
―¡Hey! Creí que no vendríais. Ya estaba por anotar vuestros nombres en mi lista negra ―bromeó Mónica. Yo reí junto con ella y le di un corto abrazo.
―Fue culpa de Rubén, conduce como un abuelo.
―Estás celoso porque tengo licencia de conducir y tú no ―él hizo una pose rara y me miró.
―Mmm no, pronto me darán mi licencia. Mi padre antes de irse me dejó su coche.
―¿Y dónde esta ese coche?
―En algún lugar, pero lo tendré pronto ―me encogí de hombros y tomé una lata de cerveza.
No le había prestado atención a quien estaba en la sala con nosotros. Casi me atraganto con la cerveza al ver a Luzu sentado junto a Brett, ambos hablaban muy entretenidos mientras devoravan la pizza que compraron. La sangre comenzó a hervirme, en realidad quería pasarla bien esta noche, pero Borja acababa de arruinármela con su maldita presencia aquí. ¿A quién mierda le pidió permiso? ¡¿Y por qué mamá no me dijo nada sobre que él estaba aquí?! Estos dos me vieron la cara de imbécil.
―¿Quieres? ―Mónica me ofreció pizza, pero negué―. Hey, ¿qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara?
―Nada.
―Auron, anda dime.
―No me pasa nada. Mírame ―le dediqué una sonrisa falsa―. Solo que... Es Sara ―mentí―. Me tiene harto comportándose como una niña.
―Dejemos las malas vibras de lado por esta noche ―me entregó otra lata de cerveza―. Bebe esa, está bien fría ―me guiñó un ojo y se fue con los demás. Me quedé quieto mirando la lata y la abrí, estaba más que decidido que bebería hasta perder la razón.
Comimos pizza, bebimos, hablamos de cosas triviales y la película se fue al diablo cuando Mónica colocó música y comenzó a mover el culo arriba de la mesa. Rubén la acompañaba, mientras que los demás aplaudían, excepto Luzu, que miraba la escena con cara de horror. Reí ante eso, al parecer no estaba acostumbrado a ver ese tipo de escenas... Incluso, se veía tierno con ese jersey negro, las mangas le quedaban algo largas y lo hacía ver pequeño.
No sé cuanto tiempo pasó desde que me quedé mirándolo, al parecer Borja lo notó y bajó la vista, nervioso. Sonreí de lado, no sé que mierda tenía hoy, pero se veía... lindo. O el alcohol estaba haciendo efecto.
―¡Ven a bailar, Auron! ―gritó Mónica.
―¿Qué? Ni loco.
―¡Vamos, únete! ―insistió.
―¡Que aguafiestas eres! ―esta vez me gritó Rubén, bailando con Mangel, muy pegados.
―Si no quieres bailar, entonces vamos a jugar ―mi mejor amiga tomó una botella vacía. Oh no, no, no, no.
―Tampoco me gusta jugar ―dije rápidamente. Pero Rubén tomó mi muñeca e intentó sentarme en el suelo, mala idea, caímos al suelo juntos―. ¡Quítate!
―No, eres cómodo, con razón Sara es tu novia. ¿Podemos ser novios? ―rio.
―¡Rubén, eres pesado! ―lo saqué de encima mío y su frente chocó con la punta de la mesita de café.
―¡Ah mierda! Me duele... ―se quejó.
―Ya, hagamos una ronda, esto se pondrá interesante ―Mónica hizo un raro baile y colocó la botella en el medio.
¿Por qué mierda vine?