maratón 4/5.
¿Qué se supone que debería hacer? No es como si no hubiera estado con alguien antes. Es decir, no quería sonar como un egocéntrico pero realmente me consideraba el mejor dando besos. Lo que quería decir es ¿como carajos lo hago con un hombre? ¿De la misma forma que beso a las mujeres?
"Claro que si, idiota. ¿Dónde le vas a besar entonces, en los pies? Tarado". Dijo mi subconsciente molesto, entonces fue allí donde me di cuenta de que esas preguntas eran de lo más estúpido. ¡Bien! Lo admito, cuando me pongo nervioso digo estupideces, solo cuando me pongo nervioso. No es que sea un estúpido como Rubén, diablos, qué estúpido es mi mejor amigo a veces por arrastrarme hasta este tipo de cosas.
"Pero si tu solo viniste a la fiesta, imbécil".
―¡Cállate! ―le dije a mi subconsciente. Luzu me miró raro, pero sin dejar de verse tierno. Diablos, estaba tan borracho.
Traté de alejarme lo más que pude de su pequeño cuerpo. El contacto no ayudaba mucho, y mi entrepierna pedía atención, dolía, dolía mucho. Nunca en mi puta vida me había excitado con un chico, ¿por qué de repente estaba sintiendo estas cosas? No me gustan los chicos, jamás me van a gustar.
"Sí, pero te gusta Borja".
No me gusta, maldita sea. Claro que no, ¿cómo me va gustar alguien a quien odio? Luzu se robó a mi familia, se adueñó de mi casa, de mi habitación, de mis amigos, de mi privacidad. Aún recuerdo cuando entré a mi habitación y lo vi en pelotas, se veía tan delgado, su piel se veía tan suave, tan bonito, tan... tan él.
"¿Realmente crees que no te gusta?"
Sí.
"Compruébalo".
―Lo haré. Lo comprobaré ―dije en voz alta. Moví mi cabeza tronando los huesos de esta.
―¿Eh?
―¿Alguna vez besaste a alguien? ―dije sin rodeos, apoyé mi mano en la pared justo encima del hombro de Luzu.
―N- no... ―tragó saliva, removiéndose nervioso.
―¿Alguna vez tocaste a alguien?
―¿Q- qué? ¿Por qué lo preguntas? ―mi pregunta pareció ponerlo más nervioso de lo que ya estaba. Entonces bajé mi mano hasta su mejilla, tratando de calmarlo.
―Curiosidad ―relamí mis labios al notar que él había bajado la vista en ellos.
―¿Qué haces, Auron?
―Tócame ―pedí en un susurro a escasos centímetros de sus labios rosados.
―¿Qué?
―Tócame ―repetí haciendo presión contra su cuerpo―. Sé que lo quieres hacer desde que nos vimos por primera vez. También sé que te gusto, así que esta es tu oportunidad.
―Y- yo... N- nunca toqué a nadie. ―susurró mirándome con vergüenza. Luzu desvió la mirada rápidamente, avergonzado al confesarme ser un inexperto.
―No te preocupes, te enseñaré ―él asintió tragando saliva. Agarré su muñeca guiándolo hasta mi entrepierna―. Ahora, tócame.
―¿Solo t- te toco y ya?
―Sí. Acaríciame, aprieta, hazme una mamada si quieres, pero solo tócame, Luzu ―demandé desesperado por atención.
Sentí sus torpes manos sobre mi entrepierna, él no tenía ni idea de como hacerlo, entonces me vi obligado a tomarle la mano y comencé a moverla en círculos por encima del pantalón.
