24.

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Sabía que aún no era tan tarde, solo pasaron cuarenta y cinco minutos. Luzu se encontraba en el parque, eso me daba a entender que seguía esperándome. O que prefirió quedarse ahí porque no quería verme, entonces iba a ser mejor quedarse solo en el parque.

El ukelele que llevaba en la mano era hermoso, él había preparado todo eso para mí, y yo como el idiota que era llegué tarde. Solté un largo suspiro antes de empezar a caminar hacia esa dirección, mentía si decía que no estaba nervioso ante cómo iba reaccionar. Ah... ¡no! Ni siquiera debe importarme, si estaba molesto y no quería hablarme que se joda, iba a echar a perder la oportunidad de conocerme. Y nadie quiere perderse una oportunidad como esta, ¿sabéis cuantas chicas querrían estar en el lugar de Borja? Sí, todas, hasta las viejas de cuarenta años, porque soy irresistible.

Cuando creía que no podía tener más problemas, otro se sumó a la lista. Ismael iba en dirección al lago, con otro chico que pude reconocer como Lolito. Prácticamente llegué corriendo al lado de Luzu. Vi que Ismael le arrebató el instrumento de la mano, éste se sorprendió al verme pero su mirada se dirigió a la mirada ácida de Prego.

-¿Qué quieres?

Este rio mirando a Lolito, quien sostenía una mirada algo diferente, como si estuviera drogado hasta el culo.

―Cálmate, Auron, te ves algo alterado. ―respondió Ismael―. ¿La perra esa de tu novia ya no te satisface como antes?

Apreté los puños aguantándome las ganas de romperle la cara de drogadicto pedófilo que tenía, pero si él quería jugar, entonces jugaremos.

―No. Ahora tu madre lo hace mejor. ―sonreí de lado disfrutando de la expresión de su rostro. Miré a Luzu, quién abrió la boca en forma de "o" por mi comentario. Manuel seguía ahí duro, de todas formas ni siquiera él entendía lo que estaba pasando.

Ismael dio un paso hacia adelante, encarándome.

―Vete a la puta mierda ―hizo un ademán de querer golpearme con el ukelele. Intenté esquivarlo pero Borja fue más rápido e intervino entre nosotros.

―¡Oye b- basta, no peleeis! ―gritó mirándome con súplica de que no la cagara, más de lo que ya la había cagado.

―No lo volveré a repetir. ¿Qué quieres? ―ignoré a Luzu por completo, estaba claro que no iba a romperle la cara al pedófilo este, al menos quería saber para qué carajo se acercó al castaño.

―Venganza. Y qué mejor que darle donde más le duele.

―¿De qué diablos estás hablando? Fui yo el que te golpeó, Luzu no te ha hecho nada.

―Exacto.

―¿Qué?

―No hay que ser un genio para darse cuenta de lo que te pasa con este ―señaló a Borja con el ukelele―. Y viceversa, así que solo vine a daros una pequeña advertencia.

Sentí una punzada en el estómago, pero la ignoré.

―Sabes dónde puedes meterte la advertencia, ¿no? Dame el ukelele y lárgate de aquí. Ahora ―aparté a Luzu del medio para acercarme a Ismael, intenté agarrar el instrumento pero el hijo de su puta madre fue más rápido que yo.

―No lo creo, Álvarez ―sonrió para luego morderse la punta de la lengua.

―Dame el puto ukelele ―demandé manteniendo la mirada. A Ismael le importó un carajo y se alejó de mí junto a Lolito, que vino solo de adorno.

Sentí un tirón de mi camiseta. Era Luzu, que con los ojos algo brillantes por las lágrimas acumuladas me pedía que salvara su ukelele. Y eso hice. Corrí hacia Ismael y me subí a su espalda intentando recuperar el instrumento, este soltaba miles de maldiciones hacia mi madre y a mí, mientras mis manos le tapaban la boca. Forcejeamos tanto que acabamos tirados en el suelo, y el ukelele salió disparado al agua.

[ . . . ]

Todas las personas del centro murmuraban mientras me veían caminar dejando chorros de agua en el suelo, mi ropa aún estaba mojada por haberme sumergido al lago para rescatar el ukelele. El cabello se me pegaba en la frente y era molesto, no podía volver a casa para cambiarme porque había prometido salir con Luzu, y eso estábamos haciendo, me estaba guiando a un lugar de comida rápida. Primero que nada, cabe recalcar que no me dejaron entrar al lugar por estar mojado, entonces pedimos para llevar y acabamos comiendo hamburguesas a las orillas de un puente, con los pies colgando y una vista increíble a la hermosa ciudad.

―¿Por qué hiciste eso? ―la voz de Luzu me sacó de mis pensamientos. No pude mirarlo a los ojos, solo miré mis pies colgando y le di una mordida a mi hamburguesa.

―Porque es más delicioso así. ¿Quieres intentar ponerle patatas fritas a tu hamburguesa?

―No, no es eso ―él medio sonrió―. ¿Por qué hiciste eso por mí?

-Cualquiera lo habría hecho -me encogí de hombros.

―Eso no es verdad, no le importo a nadie.

―Cállate idiota, no digas eso.

―Todos me ven como un bicho raro, Auron.

―No creo que seas raro ―tomé una patata y la lleve a mi boca―. Bueno, tal vez es un poco raro que uses esas Vans floreadas.

―¡Hey, son bonitas!

―Luzu no, son horribles ―reí al ver su ceño fruncido, mierda era tan tierno―. El punto es que no eres raro, y si lo fueras, ¿qué problema habría? Tú me importas.

―¿En serio? ―preguntó con un brillo en sus ojos.

―Sí, bueno, no, e- es decir... Sí Luzu, me importas ―me rendí y finalmente se lo dije. Él sonrió y bajó la cabeza, avergonzado.

El momento se volvió tan gay que preferí tirarle piedras a los coches, hasta que Borja acabara de comer. Me desesperaba que lo hiciera tan despacio, pero saqué provecho de eso y me comí todas sus patatas. Una hora después volvimos a casa, compramos dulces en el camino. Luzu caminaba haciendo equilibrio por el bordillo de la calle y me hablaba de toda la poesía que tenía escrita, pero el maldito no me la quería enseñar. Después de decirle que se pudra lo empujé del bodillo y él me tiró su lata de Coca Cola.

Entramos a casa, mamá se sorprendió al vernos juntos pero no dijo nada, porque aún seguía molesta conmigo por darle la razón a mi padre y llamarla ridícula. Fui un poco idiota, lo admito, pero me desesperaba que insistiera tanto. ¡Buenas noticias para ella! Ya no tendrá que hacerlo porque trataré de llevarme bien con Luzu. Porque el maldito me hizo quererlo de alguna manera, no sé cómo o por qué, pero lo hizo y ya no podía ocultar que me pasaba algo. Era extraño, pero me gustaba.

i hate you ; luzuplay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora