22.

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• Luzu.

―¿Un beso? ―pregunté sorprendido. ¿Acaso he oído bien? Auron quiere un beso mío.

Comencé a comer el sándwich para no levantar sospechas de que quería sonreír de la felicidad que me causó escuchar eso. Yo sabía que le gustaba, ya era hora de que lo admitiera.

―Sí, un beso. ¿O no sabes que es? Podría enseñarte ―dijo el muy descarado pasando la lengua por su labio inferior. Lo estaba haciendo a propósito porque él sabía que mi cara comenzaría a arder.

Lo detesto, y sin embargo, lo único que deseo ahora es sentir sus manos en mi piel, su boca en la mía... enseñándome todo lo que él quisiera. Pero no se lo iba a dejar fácil.

―No puedes tratarme a tu antojo, Auron ―apoyé los codos en la mesa alta, mirando su cara de confusión, no se esperaba para nada esto, realmente yo tampoco esperaba esto de mí.

―Sé que estuve mal en algunas cos...

―Estuviste mal en todo ―me apresuré en echarselo en cara. Sus manos se cerraron en un puño y mantenía la mandíbula apretada. Lo odio, odio que no pueda tolerar que le digan los errores que comete. Pero eso puede cambiar ¿cierto? Yo podría intentar cambiarlo.

―¿Me vas a dar el beso o seguirás diciéndome todo lo que he hecho mal? ―su voz me irrita y no soporto cuando se pone así de idiota.

―Te daría un beso ―ladeo la cabeza, haciéndome el pensativo―. Pero con una condición.

Raúl soltó un suspiro.

―¿Qué es lo que quieres?

―Pasar un día juntos ―sonreí emocionado―. Haremos cosas que me gusten a mí, y luego haremos cosas que te gusten a ti.

―¿Y todo eso para un simple beso? No gracias ―hizo un ademán de dejar la cocina pero rápidamente hablé sin pensar.

―¡N- no será solo un beso!

―¿Ah no? ¿Qué más será? ―su lengua volvió a remojar sus labios con lentitud. Tragué saliva, nervioso. ¿Por qué dije eso? No estaba preparado para hacer algo más, si darle un beso a alguien me daba vergüenza no me quiero imaginar... hacer lo otro.

―S- solo dejemos que las cosas fluyan ―murmuré mirando mis pies en el aire, ya que la silla era muy alta y yo no era lo suficiente alto para tocar el suelo. Me atreví a mirarlo cuando noté que no había dicho ninguna palabra, a veces Auron solía confundirme más de lo normal. Sus cambios de humor son tan repentinos que me asustan, él me asusta y no sé si debería temer estar a solas con él.

―Bien, acepto. Pero con una condición, no te me acerques en la escuela. Nos vemos a la salida al lado de la tienda de música ―su indiferencia es una mierda, sin embargo, me hace bien el hecho de que aceptara.

―Sí, seguro ―sonreí feliz sacudiendo la mano en forma de saludo. Auron rodó los ojos y abandonó la cocina, me gustaba cuando fingía que no me soportaba, porque si no lo hiciera no habría aceptado mi invitación.

La cocina quedó en silencio, y yo no podía hacer otra cosa que sonreír, bajé con un cuidado de la silla alta y coloqué todo aquello que había utilizado para el sándwich en el fregadero, limpié todo con cuidado y acomodé las cosas en sus respectivos lugares. Mi madre siempre me decía que nosotros mismos deberíamos de limpiar lo que usábamos, lo hacía desde niño y lo seguiré haciendo siempre.

―Luzu... ―la voz de Ora me sacó de mis pensamientos, sequé mis manos mientras le prestaba atención―. ¿Qué te dije sobre los platos? No tienes por qué hacerlo, deja que yo me encargue ―es tan amable, tan dulce, nada que ver a su hijo.

Yo negué con la cabeza.

―Lo que uso lo limpio, es así de simple, Ora ―le sonreí tímido. Ella me miró con ternura y colocó su mano en mi pómulo, acariciando con las yemas de sus dedos.

―Es tarde... ¿Por qué no vas a la cama? ―sus ojos brillaban, y se le notaba cansada, era obvio que le dolía pelearse con su hijo.

―Pero... ¿estás bien? Podríamos compartir un vaso de leche si quieres.

―Te lo agradezco cielo, pero estoy bien, esperaré a tu padre en la sala. Ve a dormir ¿sí?

―Bueno ―solté un bufido rendido. Papá es muy bueno escuchando a los demás y estaba seguro de que la ayudará con uno de sus buenos consejos―. Buenas noches, Ora.

―Que descanses, Luzu.

[ . . . ]


Apenas pisé la escuela Rubén comenzó a gritar mi nombre y sacudió sus manos en forma de saludo, todos volteaban a verlo de una forma bastante extraña. Sonreí, nunca pensé que haría amigos tan rápido en una nueva escuela, siempre se me daba mal acercarme a una persona que no conocía, pero con ellos era diferente, fueron ellos quienes se acercaron a mí y se interesaron en conocerme.

―Rubén, deja de avergonzarnos ―murmuró Mónica en broma, Rubén cubrió la boca de la pelinegra y ella le mordió la mano.

―¡Ah! ¡Mi mano!

―No es para tanto ―rodó los ojos y me miró con una sonrisa radiante. Mónica es hermosa, y Brett debe ser la envidia de todos los chicos que desean besarla, o chicas ¿por qué no?

―¡¿Que no es para tanto?! ¡Mira esta línea de marca de dientes! ―Rubén nos enseñó la palma de la mano, tan exagerado como siempre. Había rastros de saliva en ella, todos comenzamos a reír.

―¿Cómo va todo, Luzu? ―habló por primera vez Brett, quien rodeaba a Mónica con su brazo. Ella tomó su mano y las entrelazaron, se veían bien juntos.

―Oh, hubo problemas en casa ayer... Auron a veces puede ser algo agresivo con su mamá ―susurré lo último, todos prestaron atención, cerrando un poco más el círculo.

―Ese Auron es un estúpido.

―Yo creo que tiene problemas serios, chicos... ―rasqué mi cuello nervioso, dudando en si decirlo o no.

―¿Problemas de ira? ―preguntó Alex, todas las miradas se posaron en él. Rubén negó.

―Conozco bien a Auron, no pueden ser problemas de ira, más bien....

―¿Algo respecto a su personalidad?

―Tal vez, no lo sé ―dijo Mónica pensativa―. A veces él se comporta de lo más normal y otras... ―dejo de hablar cuando notó que Auron entró a la escuela, todos giramos a verlo disimuladamente. Bueno, todos menos Rubén.

Auron no dijo ni una palabra y sólo entró a la clase. Lo que faltaba, que piense que ahora nosotros nos pusimos en su contra por la pelea que tuvo con Rubén.

―¿Habrá escuchado algo?

―No, creo que llevaba auriculares.

―¿Dónde carajos le viste auriculares? ―le preguntó Mónica a Rubén.

―Era solo un comentario para convenceros de que no escuchó nada.

―Idiota. Vámonos a clases, tengo examen de filosofía y ni siquiera recuerdo mi nombre ―todos reímos por el comentario de Mónica, y ella hizo una mueca, estaba hablando enserio.

―Nos vemos en el receso chicos ―me despedí de ellos y me dirigí hacia mi clase. No podía esperar para ver a Auron, y que pasara un bonito día conmigo.

Estoy seguro de que lo disfrutará.




hola he vueltO

i hate you ; luzuplay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora