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Trees have ears.

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La tenue luz que emitía el foco en medio de la habitación dejaba un ambiente terrorífico, las manos de Marie Waller se movían entre las cajas que se encontraban en el sótano con el único propósito de encontrar la caja de libros que el abuelo de su amiga quería colocar en el nuevo librero que estuvo armando, ambas estuvieron buscando por un buen tiempo aquella caja sin poder encontrarla aún, debido a esto la de cabellos rubios salió del lugar en busca de su abuelo.

Un bufido abandonó los labios de Marie luego de estornudar debido al polvo que emanó de una pequeña caja al caer de la estantería.

— ¿Ya te dijo algo? —preguntó Marie observando a su amiga regresar al sótano luego de preguntarle al abuelo otra vez la ubicación.

— Si. —respondió y con una señal de mano las dos caminaron hacia una puerta, la llave en la mano de Hope logró abrir la puerta dejando a la vista una habitación oscura.

— Genial, más cajas. —musitó Marie entrando detrás de Hope, la puerta se cerró detrás de ella alertando a ambas— Lo siento.

— Ayúdame a buscar el interruptor. —indicó Hope— Hace mucho frío aquí.

— Quizás porque no estamos llevando suéter. —dijo sarcásticamente la mayor provocando que Hope colocara los ojos en blanco.

La mano de Hope siguió buscando el interruptor en medio de la oscuridad sin percatarse que el cuerpo de Marie chocó contra el suyo logrando que ambas cayeran y para extrañeza de ambas rodaran por lo que parecía una pequeña colina.

Las miradas de las dos amigas observaron con asombro y espanto el paisaje nevado a su alrededor. Hope tocó con sus manos la fría nieve bajo de ella, se levantó con cuidado hasta alzar su mirada ante la repentina caída de un copo de nieve sobre su rostro.

— ¿¡Qué está pasando!? —chilló una alterada Marie.

— ¿Tengo cara de saber qué pasa? —inquirió Hope más calmada, aunque por dentro definitivamente estaba perdiendo la cabeza, todo estaba congelado, había pequeñas flores de algunos árboles congelados y cubiertos por capas y capas de nieve, como si el invierno hubiese golpeado aquella tierra con fuerza— ¿Deberíamos investigar?

— ¿Deberíamos?

— Tenemos que encontrar una manera de volver o de lo contrario moriremos de frío.

— Algo me dice que igual vamos a morir de frío. —susurró a la vez que se levantaba y limpiaba su falda llena de la blanca nieve— ¿Vamos?

— Vamos.

Las dos chicas ascendieron por la colina lentamente para así no resbalar y caer otra vez, Marie sintió una caída relativamente corta pero la escalada terminó siendo más larga de lo que ambas habrían esperado, el frío estaba colándose lentamente por la ropa que usaban, ninguna estaba vestida para caminar en medio del invierno.

El final de la cuesta apareció frente a sus ojos, pero en lugar de observar algo que las llevara al cálido hogar el blanco paisaje se extendía a su alrededor, no había ninguna señal de un lugar en el que pudieran resguardarse, al menos no uno que estuviera cerca pues a lo lejos se podía divisar una edificación.

— Estamos condenadas. —murmuró Hope.

— Quizás tengamos que ir hacia allá. —dijo Marie señalando un castillo en la lejanía— Aunque no se ve muy acogedor.

— No tenemos otra opción, morir de hipotermia no es agradable.

Así fue como las dos comenzaron a caminar en la fría nieve con la intriga creciendo a cada paso que daban, todo estaba rodeado de árboles cubiertos por la capa blanca, era una imagen digna de un cuento que sus padres se los contaban cuando eran niñas.

La serenidad reinaba en esa parte del bosque a diferencia de otros lugares de aquel extraño lugar, el sonido de la nieve siendo pisada crujía emitiendo un eco, alertando a los pocos animales que estaban alrededor, pero siendo sólo uno el que se atrevió a mirar más de cerca a las intrusas.

— Ni deberían estar por aquí. —escucharon decir entre los árboles, las dos se detuvieron ante la gruesa voz— Váyanse.

— N-no sabemos dónde estamos.

— ¿No lo saben? —inquirió antes de soltar una carcajada, las dos amigas sintieron el miedo recorrer su cuerpo— Están en las tierras de la Reina Helada. Ir en esa dirección solo les provocará la muerte.

— ¿Podría ayudarnos? —preguntó Hope a la nada.

— ¿Estás loca? —susurró Marie a su lado ante la repentina valentía que mostraba, unos cuantos crujidos volvieron a resonar antes de que un lobo completamente negro apareciera entre los árboles, los ojos oscuros como su pelaje escanearon a cada una de las humanas deteniéndose en la de cabellos rubios por más tiempo.

Ninguna de las dos esperaba que un lobo estuviera frente a ellas, mucho menos que pudiera comunicarse con ellas, Marie estaba a nada de caer desmayada al suelo ante las repentinas cosas que estaban sucediendo, pero Hope era otra cosa, se mantuvo de pie sin mostrar signos de miedo aún que muy en el fondo estaba igual que su amiga.

El lobo suavizó su mirada ante la presencia de Hope y lentamente inclinó su cabeza en su dirección sorprendiendo por milésima vez a las dos.

— Hemos aparecido aquí de repente, no sabemos qué es esto o a dónde ir. —volvió a decir Hope recibiendo un golpe en su costado.

— Síganme.

— ¿Vamos a confiar en un perro parlanchín? —murmuró Marie deteniendo a Hope de seguir al animal.

— Tu lo oíste seguir por ahí es nuestra muerte.

— ¿Y seguir por ahí no lo será? —inquirió, Hope de encogió de hombros y caminó rápidamente para alcanzar al lobo arrastrando con ella a Marie— ¿Que es este lugar?

— Narnia. —contestó el lobo sin detenerse a responder las incógnitas que crecían en la cabeza de cada una— No hablen, no es seguro.

— ¿Por qué? —cuestionó Hope en voz baja, el lobo se detuvo y señaló con su cabeza a un árbol a su lado.

— Los árboles tienen oídos.

Dicho esto, siguió con su camino, las preguntas seguían surcando en la cabeza de ambas; ¿Qué ocurría en el lugar? ¿Quién era la Reina Helada? Pero sobre todo ¿Qué era Narnia? Tantas preguntas y pocas respuestas, Marie y Hope estaban confiando en un animal que hablaba, eso era aún más descabello de lo que ya parecía, el par de amigas intentaba mantenerse alejadas del lobo por si este decidía hacer algún movimiento peligroso, aun cuando ellas estaban en completa desventaja siguieron con el camino.

La luz del día lentamente comenzaba a desaparecer dejando en penumbras al bosque, provocando que el lugar obtuviera un ambiente terrorífico ante los sonidos de aullidos y otros animales, el lobo seguía caminando entre los árboles hasta llegar al inicio de una montaña, se movió entre unos árboles hasta hallar una pequeña entrada, lo suficiente para que ambas pasaran.

— Sigan el camino.

La luz al fondo mostraba una fogata, ante los ojos de Marie y Hope ver a un par de faunos fue lo suficiente para que se detuvieran a medio camino y se tomaran de la manos, la poca cordura que tenían la estaban perdiendo lentamente al ver a la criaturas frente a ellas, lo peor llegó cuando un grupo de lobos se pusieron en ataque ante la repentina llegada de lo que para ellos eran intrusas, sin embargo el gruñido del lobo negro y su hocico acercando más a la luz a una de ellas tranquilizó a los animales quienes al igual que el lobo a su costado agacharon su cabeza ante su presencia.

El lobo negro miró hacia otros dos de su misma especie y asintió con su cabeza.

— Vayan por él.

Someday ➳ Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora