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Al llegar los primeros minutos de la mañana la noticia de lo que ocurrió con Aslan llegó a todos en el campamento, la bruja blanca logró su cometido de tanto tiempo; matar a Aslan. Lo que los llevó a la situación actual donde todos y cada uno de los que estaban dentro del campamento se preparaban para pelear contra aquella mujer y salvar a Narnia, una idea completamente descabellada cuando la persona que se encargaban de liderar no eran más que un niño a los ojos de las personas de donde venían, un niño que se ocultaba de una guerra para empezar otra en un lugar que hace menos de unas horas era desconocido.
Hope mordió su pulgar mientras veía a todos moverse en el campamento preparándose para pelear, incluso Noah a su costado lo hizo, pero él con la intención de protegerla, aquella no era su lucha, eso fue lo que Noah dijo, nada de lo que pasara ahí era su problema, pero Hope sabía que si lo era porque si Jadis ganaba incluso lo que ellos llamaron su pueblo se vería afectado, no sonaba justo, no podía quedarse de brazos cruzados mientras ellos solo los veían matarse.
— Voy a pelear. —la mirada de Noah y Marie se enfocaron en ella, parecía que le hubiese salido un ojo en medio de su frente por la forma en que sus ojos se posaron en ella.
— No tienes que hacerlo.
— No pienso quedarme aquí esperando que todo termine.
— No vas a lograr que cambie de opinión. —mencionó Marie mientras se cruzaba de brazos y veía la determinación con la que hablaba su amiga, una determinación que ella encontraba molesta porque siempre se veía arrastrada ante aquella postura, Marie no podía dejarla sola y menos ahora que pensaba cometer un suicidio.
Noah dejó salir un suspiro y se tocó el puente de la nariz como si estuviera pensando en alguna forma de hacerle cambiar de opinión, era cierto, nada podría hacerla cambiar de opinión, pero eso no evitaba que él no pudiese pensar en algo, porque debía haber algo que evitara que ella vaya al campo de batalla a poner en riesgo su vida, una vida que él tenía que proteger.
— Es una idea muy estúpida. —empezó a decir Noah, pero Hope.
— Lo se.
— Y arriesgada.
— Lo se.
— Y puedes morir al hacerlo.
— También lo se. —Noah dejó salir otro suspiro.
— ¿Entonces por qué quieres pelear? —esa era una buena pregunta, con una respuesta muy obvia, una que ya fue entregada hace un par de horas hacia otra persona.
— Virdlan está dentro de Narnia, esta también es nuestra pelea. —Noah asintió, no era darse por vencido porque era una pelea que no habría ganado contra ella, ahora solo quedaba que la persona a cargo le dijera que no, aun que muy probablemente eso no pasaría, algo dentro de él se lo decía.
— Harás lo que Peter te diga, de todas formas, esto lo dirige él.
— Por supuesto. —accedió y luego enfocó su atención en su amiga— Marie creo que... —el bufido que dejó salir interrumpió lo que iba a decir, porque Marie sabía lo que diría y sonaba tonto para ella decírselo.
— Supongo que puedo quedarme con los arqueros si él lo quiere.
Hope sonrió, pero su sonrisa tenía algo de duda, cuando caminó el tramo restante hacia donde se encontraba Peter sus manos empezaron a temblar, el querer aferrarse a la tela de su vestido era solo para ocultar que estaba nerviosa y que hubiese preferido quedarse en el feo sótano a tener que ponerse frente a Peter y esperar a que estuviera de acuerdo con lo que proponía, incluso si él ya dio su visto bueno hace un par de horas atrás.
— Si algo sale mal te vas. —fue lo que dijo Peter luego de que ella dijera que estar dispuesta a pelear, Hope frunció el ceño ante sus palabras y tono usado— No voy a negociar eso.
— No seas un rey tirano, Pevensie.
— Es la única condición que voy a poner, puedes pelear, pero te iras si pasa algo.
— Bien. —musitó, tampoco era como si hubiera tiempo para negociar el quedarse o irse, el tiempo estaba en su contra, los dos lo sabían, pero aun así Hope tomó de la muñeca a Peter para que espere al menos unos segundo más con ella— Peter, ¿crees que todo saldrá bien?
— No lo se.
— Papá solía decir que no puedes rendirte sin antes intentarlo. —una suave sonrisa volvió a adornar su rostro ante la mención de su progenitor, uno que ahora servía como médico en la guerra. La mirada de Hope se enfocó en Peter, la mano que se aferraba a su muñeca bajó hasta tomar de su mano y dejar un suave y rápido apretón— No te rindas todavía, Peter.
Peter la vio caminar de regreso por donde vino —probablemente para prepararse— dejándolo con aquellas palabras grabadas en su cabeza, no podía rendirse sin siquiera haber peleado, incluso si todo parecía ir en su contra se subió a su caballo y dirigió a un numero de narnianos dispuestos a dar su vida por una sola causa: derrotar a la reina helada y recuperar Narnia.
Un extenso campo se abría paso frente a ellos, Hope podía ver a la perfección desde donde se encontraba e incluso si ella mismo se recitaba las palabras de su padre no podía dejar la idea de que no debía estar ahí, de que quizá Noah tenía razón y aquella no era su lucha. Edmund a su costado pudo percibir el movimiento que la mano de ella hacia al tamborilear contra su pierna.
— ¿Nerviosa? —inquirí Edmund mirándola por unos segundos, los suficientes para que pudiera ver como ella negaba con la cabeza y soltaba el aire retenido.
— Dame dos segundos más y te diré que si lo estoy.
Edmund no pudo evitar sonreír ante su respuesta, Hope no estaba completamente nerviosa pero al ver en la lejanía las tropas de Jadis lo hizo, su número los superaba, no necesitaba ser una conocedora en movimientos de guerra como para no reconocer cuando la suerte no parecía estar del todo a su favor, su cabeza se giró y se enfocó en Marie aferrándose a su arco, sus nudillos estaban ligeramente blancos ante la fuerza ejercida, Hope no quería arrastrarla a esto, quizás debió dejar que Noah se la llevara a un lugar seguro, pero sería una hipócrita si le pedía que no luche porque no era seguro para ella.
Estaremos bien, fue lo que dijo Hope moviendo sus labios, Marie rodó los ojos y asintió, claro que lo estarían, incluso con todos los pronósticos en su contra ambas esperaban que todo saliera a su favor, no podían dejar que sus pensamientos fueran negativos, no cuando aquellas aves empezaron a volar por sobre su cabeza.
— ¿Estás lista? —preguntó el lobo de pelaje negro a su costado, Hope lo miró y asintió.
