Fuego

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Alice P

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Alice P. O. V.

Reí, Brahms miraba su creación nervioso, lo tomé de los hombros para apartarlo de la mesa. Lionel no estaba en la casa, se había ido desde hace un rato, Sebastián se encontraba dormido en una cama portátil de bebé. Brahms y yo, por otra parte, le había estado enseñando hacer un pastel de mango, una fruta que descubrí que le encantaba, mire el pastel y sus alrededores, la decoración era bonita, tenía estrellas, no eran perfectas pero quedaban bien.

—No está tan mal —dije con una sonrisa—. Esta hermosa, Brahms. A ver, ¿cómo quedó el mío? —pregunté atrayendo el mío para que lo viera, el de Mango era de Brahms y el de moras azules el mío, Lionel le encantaba aquel pastel.

—Bonito —dijo, sonreí aún más.

—Bien, es hora de probar —comente, fui al fregadero y lave dos tenedores, los cuales después le di uno a Brahms, él lo aceptó con gusto, entonces me di cuenta, su máscara, antes de que él agarrara un pedazo, lo detuve—. Brahms. Necesitas quitarte la máscara para comer el pastel.

Él me observo fijamente para luego negar, sonreí con ternura para acercarme a él, lo de su rostro falso intento alejarse de mi pero lo detuve con solo tomar una de sus manos, el observo nuestras manos juntas para luego verme a mi, lleve su mano a mi rostro y sonreí.

—No hay nada malo ahí abajo —dije mientras tomaba su máscara con cuidado—. Estoy segura, que lo que este ahí abajo, ocultado. Es más hermoso de lo que dejas ver para mí y para Sebastián —él se inclinó más para estar a mi estatura, lo cual fue chistoso, tomé su máscara y comencé a moverla para arriba, en el transcurso pude ver sus labios delgados, su barba y bigote, seguí subiendo su máscara hasta que por fin salió de su verdadero rostro.

Él tenía los ojos cerrados, no me quería ver y yo sentía pena por él, su rostro se encontraba sucio, sus pestañas eran más bonitas que las mías, la mitad de su rostro estaba quemado, pero eso no quitaba el hecho que era guapo, levante mi mano aún ...

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Él tenía los ojos cerrados, no me quería ver y yo sentía pena por él, su rostro se encontraba sucio, sus pestañas eran más bonitas que las mías, la mitad de su rostro estaba quemado, pero eso no quitaba el hecho que era guapo, levante mi mano aún más para acariciar sus cicatrices, lo cual él se tenso, seguí acariciando con cuidado y suavidad, con mi pie y en silencio acerque una de las sillas para subirme en ella y estar al menos un poco alta. Entonces acerque mi rostro al de él para posar mis labios en su mejilla provocando que él abriera los ojos, lo mire dijamente, uno de sus ojos estaba rojo, sus ojos eran hermosos, tanto que me podía quedar horas y horas observándolos, eran un cerúleo maravilloso y oscuro profundo, el me tomó del rostro entre sus manos, y se acercó un poco más a mí, dejando nuestros rostro a un par de centímetros cercanos, no sabía cómo, pero tenía ganas de quitar aquel espacio entre nosotros, observe sus labios y él los míos, me acerque a él para borrar aquel espacio.

Su mano comenzó a bajar de mi rostro para llegar hacia una parte se mi cuello y cabeza, la paso por detrás de mí, tomándome por mi nuca, y se acercó por fin lo suficiente para rozar un poco nuestros labios.

La puerta sonó provocando que me distanciara de él, mire el suelo y luego la silla en la que estaba subida, sonreí nerviosa, él por otra parte al ver mis intenciones de bajarme de la silla e ir abrir la puerta, el me sostuvo de la cintura y me bajó, demonios, era tan fuerte y tan alto, que parecía una niña a su lado. Agradecí con una sonrisa apenada y nerviosa, mi corazón latía demasiado fuerte.

—Iré abrir —aclaré mi voz para comenzar a retroceder—. Y, no necesitas la máscara, Brahms. Te ves muy bien sin ella, mucho mejor que la máscara —entonces me aleje de él para ir abrir la puerta.

Camine hacia la puerta y la abrí encontrándome con una gran sorpresa. Abbey estaba ahí en la puerta con una sonrisa, su niña de cuatro años, Celine me abrazo por la pierna con una sonrisa y mi hermana mayor se acercó a mi para abrazarme, algo andaba mal, solo estaban ellas y tenían una maleta detrás.

—¿Qué pasó? —solté tomando a Celine en los brazos, ella me abrazo por el cuello mientras mi hermana se separaba y me miraba nerviosa—. ¿Fue Javier? —pregunté.

Ella asintió, baje a Celine con cuidado.

—Celine, ve a la cocina, tengo pastel ahí, lo acabo de hacer. Ve y agarra un poco, o puedes ir al salón de juegos, hay muñecos de Sebastián ahí —Celine asintió contenta para correr dentro de la casa, estiré mis brazos para que Abbey se acercara a mi y me abrazara, y así fue, lo hizo para después dejarse caer desmoronada, llorando comenzó a balbucear.

—Tía —llamó Celine llegando corriendo, Abbey se alejo y comenzó a limpiar sus lágrimas para que su hija no la viera llorar—, hombre... —señaló a la cocina.

—¿Esta Lionel aquí? —preguntó mi hermana confundida, yo negué nerviosa, había olvidado a Brahms por completo, las invite a pasar y comenzamos a caminar hacia la cocina, Brahms se encontraba sentado en un asiento jugando con sus manos, Sebastián seguía dormido.

—Brahms —llamé, él volteo a verme y se levantó, no se había puesto la máscara de nuevo, observe la mesa, la máscara no estaba ahí, ni en ninguna parte de la habitación, lo observe, él se volvió hacia mí hermana y su hija—, ella es mi hermana mayor, y su hija única. Es mi familia... Abbey, él es Brahms, mi amigo —comenté, debía grabarme eso en la mente, Brahms era un amigos, un conocido, yo estaba casada, ¿por qué rayos quería besarlo? No podía hacer lo mismo que Lionel me había hecho, no podía engañarlo.

—¿Amigo? —levantó una ceja mi hermana a mi dirección, los nervios me consumieron, me acerque a Brahms para sonreírle nerviosa.

—Eh sí, pero me ayudó hacer los pasteles, ya sabes, Lionel no está en casa y pues, me siento sola... —comenté rascando mi brazo izquierdo, estaba muy nerviosa, tanto—. Oye Brahms, ¿por qué no juegas un momento con Celine? Es una niña muy juguetona, y Sebastián está dormido, además, necesito hablar con mi hermana a solas.

Él asintió para acercarse a Celine y Abbey, mi hermana lo miró con desconfianza. Brahms estiró su mano en dirección de Celine, quien miró a su madre y luego a mi, y entonces, aceptó la mano de Brahms y se fueron de la cocina.

Abbey se sentó en una de las sillas enfrente de mi. Era obvio lo que iba a comenzar hacer ella. Que empiece el interrogantorio.
































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¡NUEVO CAPÍTULO!
Espero que les haya gustado, ni olviden comentar y votar, eso me ayuda a seguir con la historia, ahora si, vengo a dejarles unos datos de la historia.

Abbey es hermana mayor de Alice, y actualmente en la historia tiene veinticinco años, tuvo a su bebé a los veintiún años, su hija se llama Celine y tiene cuatro años.

Abbey no puede tener más hijos ya que se operó, al igual que su marido.

Alice tiene actualmente en la historia veinte años, y tuvo a Sebastián a los diecinueve, actualmente Alice se arrepiente de haberse casado a esa edad pero no en tener a Sebastián, su hijo tiene dos años de edad.

Espero haber aclarado dudas que quizás llegaron a tener, y si, Alice es demasiado joven y tuvo a Sebastián muy joven, pero Lionel quería una familia con Alice y pensó que ya teniendo tres años de conocerse era buena oportunidad para casarse y tener una familia.

Pero ya sabemos cómo acabó eso 😒, en fin, pregunta para ustedes, ¿qué piensan del capítulo?

Besos.😘💙

𝐓𝐎𝐗𝐈𝐂 𝐏𝐎𝐒𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora