Monstruo

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Alice P.O.V.

Las cosas cambian sin darnos cuenta, eso es algo que entendí cuando aquel chico de quince años intentó violarme, yo no entendí en aquel entonces, tenía siete años de edad, y apenas mi padre y madre se encontraban separándose, tramitando su divorcio. Ahora estoy aquí, viendo como todo esta cambiando, no, todo cambió y yo no me di cuenta. Sebastián se encontraba en brazos de mi hermana, quien sonreía para mi, y para mí niño, mi corazón, mi vida.

—¿Estas segura que todo está bien? —preguntó por décima vez mi hermana mayor, estaba sonriendo, pero era obvio que estaba preocupada, preocupada por mi, y yo no sabía cómo responder por aquello.

—Sí, estoy bien. Me voy a separar de Lionel, ¿no te alegra? —pregunté con una sonrisa falsa, ella asintió alegre, era obvio, desde niña podía ocultar mis expresiones faciales y hacerles creer algo que no era—. En fin, ya váyanse, no quiero que se les haga tarde. Tengo que recoger la casa, arreglar cosas...

Abbey asintió para acercarse a mi y posar su mano en mi hombro, la mire fijamente a los ojos, igual que ella me miraba a mi. ¿Por qué me sentía tan pequeña? ¿Por qué me sentía sola? Nunca me sentía así; bueno, si lo llegue a sentir, pero cuando llego Sebastián, cuando estaba perdidamente enamorada de Lionel, ya no me sentí así, y ahora, no tenía a Lionel, no iba a tener a Sebastián por un tiempo, y la soledad volvía a mi, abrazándome fijamente.

—No estas sola, Alice. ¿Lo entiendes? —habló ella para después abrazarme, mi garganta y nariz comenzó a picar, mi vista comenzó a verse borroso, ella se alejo de mí y se despidió, para luego irse hacia el taxi e irse por donde había venido minutos atrás, entonces cerré la puerta, dejando caer mis lágrimas.

Observe la casa, era una gran casa, enorme pero una que me hacía sentir sola, Brahms no estaba en este momento, él se encontraba afuera buscando trabajo, y era el momento perfecto para buscar información de él. Camine hacia el despacho y comencé a sacar papeles guardados, necesitaba nombres para ir a la biblioteca y buscar, no conozco aquí, pero podría guiarme con alguien que viviera aquí desde siempre.

Siempre eh sentido que el mundo aunque llegue a parecer de color rosa, hermoso, bello. Todo podía cambiar trasticamente, y así fue, mis lágrimas comenzaron a caer cuando leí todo aquello. Las mentiras, siempre me dicen mentiras, ¿por qué? ¿Por qué siempre me engañan? No esperé mucho tiempo y llamé a un taxi; me encamine a la habitación y saqué una maleta, no, ya no iba a permitir más mentiras, no iba a permitir que las personas comenzarán a volver a mentirme, y él lo había dicho. Comencé a meter mi ropa en la maleta, y un ruido me hizo saber que él había llegado, tenía que ser fuerte, comenzar a ser fuerte, debía deshacerme de mi debilidad, seguí metiendo ropa, hasta que alguien me volteo con brusquedad.

—¿Lionel? —hable, él se encontraba ahí, enfrente de mí, pero no parecía bien, abrió la boca para hablar, pero un balbuceo salió de sus labios, soltando sangre—. Lionel, ¿qué pasa? ¿Qué sucede? —Lionel cayó al suelo, en mis pies, y yo rápidamente me agache a su estatura, preocupada.

—A-Alice... —me llamó, llevo su mano a mi rostro, estaba confundida, ¿que estaba pasando? Entonces, hice que se acostara de lado, para ver su espalda, dándome cuenta que tenía sangre.

—¿Lionel? —lo levante del suelo y comencé a llevarlo afuera de la habitación desesperada, llegamos a la escaleras y comenzamos a bajarlas, entonces al ya estar por la puerta, me encontré a Brahms, quien me miraba fijamente, dirigió su mirada hacia Lionel—. Brahms, ayúdame, por favor... —pedí, algo en mi deseaban que él me ayudará, que él pensará que todavía no me enteraba de nada, pero él me miraba como si supiera todos mis secretos.

—Alice... No —dijo, se acercó a mí y me tomó de los brazos con cuidado, estaba segura que mi respiración se había detenido por un momento, quito a Lionel de mi y lo dejó apoyado en una de las paredes, su mirada seguía fija en mi.

—Brahms —hable, comencé a retroceder, pero el me sostuvo con fuerza—. Brahms, me lastimas... Tenemos que llevarlo al hospital —pedí en forma de súplica, pero él me seguía sujetando con fuerza, estaba segura que eso me provocaría hematomas, entonces él me tomó de la nuca y me acerco a él.

—No —dijo, entonces lo empuje, provocando que me cayera al suelo, él me miró por unos segundos para luego comenzar acercarse a mí, al mismo tiempo que me alejaba.

—Brahms... ¿Qué haces? —pregunté, me levante del suelo mientras retrocedía, no estaba entendiendo ya nada, ¿me amaba, no? El no sería capaz de lastimarme.

¡Mierda! ¿A quién engaño? Siempre atraego a gente que está loca, a gente que me miente sin tener remordimiento alguno. Él mató a un niña indefensa, él provocó un incendio, incendio que pensé que había sido un accidente, pero no, fue él, él lo hizo, lo tomaron como muerto porque así lo quisieron ellos, para que él no fuera a la cárcel, o lo que sea que va los niños que asesinan. Mi cuerpo temblaba, y a lo lejos podía ver a Lionel tratar de caminar hacia nosotros, pero cayó al suelo al dar dos pasos, quería ir ayudarlo, quizás me había engañado, pero él nunca me mataría, y yo estaba segura de ello.

Tengo tanto miedo, ¿por qué me tuve que encontrar con Brahms? Con solo pensar lo que hizo, lo que ambos hicimos, me estaba sintiendo sucia en este momento, me siento sucia. Sin pensarlo dos veces, corrí hacia la cocina, y tomé un cuchillo, al mismo tiempo que Brahms llegaba a la puerta de la cocina.

—¡Me mentiste! —grité, apuntandolo con el cuchillo—. ¡Mataste a una niña! ¡Intentaste matar a más personas! ¡Quisiste matar a Lionel! ¿Qué demonios haces? ¿Por qué? —mis lágrimas salieron de mis ojos con tanta fuerza, mis sollozos comenzaron a salir de mis labios.

—Alice... Yo no hice nada malo —dijo él, pero yo negué con la cabeza furiosa.

—¡NO mientas! ¡Deja de mentirme, Brahms! ¡Por primera vez en tu vida, deja de mentirme y dime la puta verdad! —grité, moviendo el cuchillo a su dirección—. ¡Odio que me mientan! ¡Odio que tu me mientas! ¿Sabes qué? Quizás sea alguien débil, alguien quien me pueden mentir con tanta facilidad, pero nunca, NUNCA SERÉ OTRA VEZ ENGAÑADA. ¡Chinga tu putisima madre, imbecil, hijo de la chingada! —grite, corrí hacia la puerta trasera y la traté de abrir, pero no podía, entonces un brazo se colo a lado de mi cabeza, volteé para encontrarme con Brahms, quien me tenía encerrada entre sus brazos.

—No te vas a ir, ¡no me vas a dejar solo! —gritó, golpeando la puerta que estaba atrás de mi, asustandome.

Este era mi fin.

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Sé que es un capitulo corto, pero ya saben, bloqueo mental, pero en fin, aquí esta, una capítulo más de esta historia, y debo darles la triste noticia de qué, esta historia está apuntó de llegar a su fin, no sé si sigan leyendo esta historia, pero si lo hacen, gracias por seguir.

Les quiero, xoxo.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2020 ⏰

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𝐓𝐎𝐗𝐈𝐂 𝐏𝐎𝐒𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 || ʙʀᴀʜᴍꜱ ʜᴇᴇʟꜱʜɪʀᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora